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Independiente / 2014
Siempre que me tiro en el Zócalo, donde yace la enorme bandera mexicana, hago el mismo ejercicio de imaginación: cierro los ojos e intento adivinar lo que pudieron haber pensado los soldados guiados por Hernán Cortés cuando vieron por vez primera Tenochtitlan. Construida sobre un islote, en medio de un lago, yacía la que era hasta ese momento la ciudad más grande del mundo; un lugar con imponentes edificios, enmarcada en un paisaje de ensueño entre azules y verdes que debió ser alucinante.
Después de una larga espera de siete años desde su último disco, tras una separación, un regreso y el abandono por completo de su primer vocalista, Juan Son, Porter está de vuelta. El grupo tapatío que enamoró hace diez años a una generación en la que Facebook, twitter y YouTube no existían, estrenó su segundo y muy esperado álbum de larga duración.
Seré franco, mis expectativas eran muy altas. Donde Los Ponys Pastan (EP) y Atemahawke (LP) pusieron muy alta la vara para un proyecto que no con pocos tumbos logró estrenar un afortunadísimo Moctezuma. Desde el primer track todo es claro; concebido como un proyecto conceptual, influenciados por los paisajes de lo que fuera en algún momento territorio maya y con la experiencia de sus propios viajes personales, se culminó la construcción de este álbum con el que Porter logra su cometido.
La búsqueda de su sonido mezclado con lo prehispánico, sobre todo en el tema lírico, es clara; más aún cuando uno abre el maravilloso arte del disco, un trabajo impecable en el que se logra plasmar una combinación del arte mesoamericano que dominó el territorio que hoy conocemos como México y Centroamérica.
Sería injusto destacar alguna melodía sobre otra, ya que el disco se debe escuchar de principio a fin, de corrido, sin pausas y con los ánimos de entrar en un mundo que a lo largo de los poco más de 40 minutos que dura el material, nos sumerge en un ambiente atmosférico y sensorial, donde los tapatíos logran introducirnos con ese rock experimental que les ha caracterizad y que lo seguirá haciendo.
La precepción es personal, pero no extrañé a Juan Son. No por demeritar lo realizado en el pasado con Porter, que se le reconoce, sino por valorar el papel del nuevo vocal David Velasco. ¿Qué esperar de sus conciertos? Mucha emoción. Por lo menos así fue como se vivió en su pasada presentación en el Zócalo capitalino, cuando enfundados en coloridos trajes, los tapatíos dejaron en claro que estaban de regreso y que de la mano de un gran material aspiran a cerrar un gran 2014.
Moctezuma es, sin duda, de lo mejor este año