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EELS: DESPUÉS DE LA TRISTEZA

EELS: DESPUÉS DE LA TRISTEZA
EELS: DESPUÉS DE LA TRISTEZA

Artista(s)

15/Mar/2013

Eels

Wonderful, Glorius

Vagrant Records

2013

La banda, Eels, tiene sus orígenes en la tristeza. Su líder, Mark Oliver Everett, es un letrista primordialmente autobiográfico, y su vida está marcada por la tragedia. Su padre, autor de la teoría de los mundos paralelos, terminó su propia vida; su hermana tuvo el mismo destino. Algunas de sus canciones más conocidas están dedicadas a sus dos familiares, otras catástrofes, más cotidianas, pueden encontrarse entre sus temas, como la soledad y el divorcio.

La particularidad de Mark Oliver Everett es cómo aborda asuntos tan escabrosos. Con una sinceridad desprovista de melodramas, su escritura y su música oscilan entre la ternura y la ironía, rasgo por lo que ha sido emparentado con el humorista Kurt Vonnegut. Discos como Electro-Shock Blues y Blinking Lights And Other Revelations, en los que habla más acerca de sus vivencias,  no parecen hechos por alguien “azotado”. Son discos más bien agradables, permeados por el sarcasmo y la balada.

Después de haber finalizado una trilogía conceptual de discos cuyo tema fue el amor, Eels regresan este año con Wonderful, Glorious. Encontramos a los Eels más optimistas, pero su optimismo nada tiene que ver con la sutileza y la tranquilidad.  “I’ve had enough of being complacement. I’ve had enough of being a mouse. I no longer keep my mouth shut: bombs away, I’m gonna shake the house”, canta Mark Oliver Everett en “Bombs Away”, tema inicial del disco. Cuando se pensaba que la resurrección del rock and roll era más que imposible, Eels llegan con un disco lleno de riffs y baterías testosteronizadas que le devuelven su buena reputación al rock and roll. Su nuevo vigor y agresividad pueden escucharse en la contundete “New Alphabet”, así como en “Peach Blossom”. Mark Oliver Everett hace gala de su profunda voz en el country “On The Robes”, y en “Open My Present” deja una letra descarada, digna para escucharse en momentos de buen humor. Las canciones lentas son una constante en Eels, y no podían dejar de faltar en su nuevo disco con “Accident Prone” y “True Original”.

Wonderful, Glorious es un disco con sabores clásicos: está hecho por una banda de amigos que se divierten componiendo canciones para su propio gusto y el del público. Los Eels siguen siendo los mismos, solo que más evolucionados, y al parecer, más felices.

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Dorian: el sueño estéreo que el mezcal provocó

Dorian: el sueño estéreo que el mezcal provocó
Dorian: el sueño estéreo que el mezcal provocó

Artista(s)

14/Mar/2013

Dorian

La Velocidad del Vacío

PIAS/ Terrícolas Imbéciles

 2013

Una decisión acertada puede condicionarlo casi todo. El sencillo que abre camino a La velocidad del vacío es un hit incontestable. Dorian eligió “Los amigos que perdí", una canción de pop rock electrónico con una melodía más que eficiente, una letra que queda pegada a la primera y energía precisa en la base rítmica. Está destinada a ser un suceso –en México y en España-. Se trata de un: "relato sobre un tipo que, harto de su rutina, decide cortar con todo rompiendo el tópico manido de que cualquier tiempo pasado fue mejor".

En un sólo movimiento se allanan el camino. Estamos predispuestos a recibir con agrado al resto del disco. Canciones de aliento contemporáneo, teclados flotantes, guitarras finas que se deslizan e historias que ocurrieron en México, mientras la gente cercana a la banda se atascaba de mezcal y Soda estéreo.

Aquí nos encontramos con un buen aspecto para polemizar. ¿No siempre los grupos nacionales insisten en la necesidad de grabar fuera de México para subir la calidad de los temas? Ahora resulta que un grupo español decide venir a México a componer y trabajar en el estudio Fatman. Más allá de la originalidad de la música de Dorian, habremos de decir que la calidad de audio es impecable. Con ello se enfatiza que acá tenemos la tecnología necesaria. ¿Hace falta salir para lograr estupendos dividendos?

Entonces hay que señalar que quizá el aspecto coyuntural pase por el productor –además de la calidad propia del material-. No es poco lo que aporta Phil Vinall como productor. Ya se conoce que ha trabajado con Pulp, Elástica y especialmente con Placebo –que acusa su sello-. Tenemos muy presente como es que hace sonar a un grupo porque ha dejado una huella indeleble en Zoe. Así, aparece otra arista polémica: ¿Vinall ha contagiado de más a los Dorian con algunos momentos del sonido de los mexicanos? No puede negarse que existen partes que nos recuerdan demasiado a los autores de “Nada” y “Love”.

A ello habría que sumar todas esas otras referencias al grupo de Gustavo Cerati. No son pocas. Desde la evidencia de titular una canción como la banda argentina a las referencias al “Sueño eterno”, “Cuando pase el temblor” y otras citas. El complemento son Oaxaca, el mar, noches de juerga y mezcal. En fin, lo que cabría esperar que descubrieran unos españoles con ganas de marcha en suelo mexicano.

No parecería un panorama muy halagador. Pistas habría suficientes para el extravío, pero lo que cuentan son las canciones, y el arte pop suele ser generoso. Los catalanes hacen que los elementos encajen en canciones ligeras que hablan de incursiones de alguien que espera conocer lo que pueda de un país desconocido. Apenas han husmeado en la superficie y les sirve para dar con temas que encantarán a un público amplio y masivo.

Para quienes sigue al grupo desde tiempo atrás, La velocidad del vacío supone una importante búsqueda de un sonido distinto al que explotaron en La ciudad subterránea. Dorian no padece por falta de canciones muy comerciales; más bien ellos pretendían ser más ambiciosos. Cierto, dieron un paso adelante, pero tal vez todavía no sea el definitivo. Lo que no quiere decir que este disco no será exitoso. Todo lo contrario, cuentan con lo suficiente para captar a un mayor número de escuchas.

La velocidad del vacío –10 canciones y apenas poco más de cuarenta minutos de duración- abre con “Los placeres efímeros”, su mejor esfuerzo instrumental y que nos hace pensar en una propuesta de mayor riesgo. Nos adelanta a través de un sintetizador a lo M83 la misma línea melódica de “Los amigos que perdí” y es una especie de introducción instrumental para lo que vendrá después”.

A partir de “Ningún mar” fluye un pop rock bastante maleable, que no niega que les encanta Muse y sucedáneos –un poco como Le Baron, toda proporción guardada-. Se puede ir a lo guitarrero como en “Tristeza” –que ojalá y este inspirada en la novela que Jack Kerouac escribiera en México- para jugar luego con la intensidad en “Sueño eterno”.

Por si fuera poco, el grupo ha declarado su admiración por la música de Hope Sandoval y Mazzy Star, que más bien termina como parte de una letra que como una influencia estilística. Aquí lo que hay es pop y no otra cosa. Los de Barcelona han querido soltar muchos de sus intereses intelectuales en un solo disco. Habrá que ver si incluir menciones a Cortázar, el mezcal, Buenos Aires y París no fue demasiado. Con todo, Dorian, el grupo que encabeza Marc Gili, tiene bien clara la dimensión de la aventura: “En el riesgo siempre cabe la posibilidad del fracaso, pero si no arriesgas te puede pasar algo mucho peor, y es el aburrimiento de uno mismo”.

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