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Community Music / 2016
Después de tres años de espera, los californianos Edward Sharpe and The Magnetic Zeros regresan con su cuarto disco de estudio titulado PersonA. La banda, conocida por sus característicos acordes folk, rock y un poco psicodélicos, esta vez plasman una propuesta que nos hace viajar a través del tiempo por medio de 10 tracks de sonidos míticos.
“Hot Coals” abre la experiencia con una suave guitarra, rudos argumentos y, posteriormente, una secuencia surreal de sonidos que se elevan y bajan creando deliciosas capas auditivas. Desde un inicio, la banda nos muestra su versatilidad en el manejo y combinación de instrumentos que van desde el piano hasta algunos otros de viento.
El tema “Uncomfortable” tiene la habilidad para crear la sensación de su mismo nombre y cierra con dos gritos desesperados. Después de la tensión, “Somewhere” nos regala acordes que inevitablemente nos recuerdan a “Here Comes The Sun” de The Beatles, sin embargo, la canción de pronto toma su propio carácter sesentero y se convierte casi en una experiencia espiritual. Cierras lo ojos y de pronto estás inmerso en un bosque rodeado de personas que aplauden y bailan bajo la luna.
Sin duda los discos pueden generar sensaciones, y lo interesante de PersonA es que es un compilado lleno de matices bipolares, pero que fluye y evoluciona: es una historia para escuchar.
Canciones como “No Love Like Yours”, “Free Stuff” y “Lullaby” pueden ponerte muy de buenas. Aunque su instrumentación es sencilla y pintoresca, son fáciles de amar. Mientras que, por otro lado, podemos encontrar tracks con más profundidad tanto sonora como lírica, como “Wake Up The Sun”, tema que se estira, vuelve y juega con la coquetería de su piano y la voz su vocalista Alex Ebert, quien destila versos en los que muestra su inconformidad por la iglesia, Dios e incluso Buda, adoptando como lema que su única religión es el amor.
Otro de los cortes que destaca es “Let It Down”, que comienza con un tono lúgubre, pero su riqueza radica en la evolución que toma pues, tras un aparente declive, el clímax sorpresivo se construye de piano, tambores y mucho bajo. Comienza una fiesta auditiva que se evapora lentamente. Sin duda, un track digno a destacar.
Y para bajar los motores, “Perfect Time” nos prepara para el cierre del álbum con una melodía calmada y romántica, recordándonos que quizás este es el momento perfecto para amar. Finalmente “The Ballad of Yaya” despide simpáticamente el compilado. A más de alguno seguro les arrojará una ligera nostalgia con el brillo sonoro y palabras de resurrección lunar.
PersonA un disco de texturas, historias, pensamientos pero sobre todo de emociones.