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Drag City Records / 2018
Llega el segundo álbum de estudio de la banda, tres años después de su polémico debut: Hermits On Holiday. Este es un disco muy importante, ya que la continuación deja en claro la seriedad del proyecto y permite ver al grupo desde una perspectiva más clara, con diferentes expectativas, pero conociendo sus intenciones.
Aún así, es un material muy difícil, pues qué se puede decir de una agrupación que está tan sumergida en lo experimental, con una perspectiva sumamente innovadora e integrantes tan talentosos como prolíficos. No es sencillo oponerse a DRINKS y sus conceptos vanguardistas.
Comenzamos el viaje por Hippo Lite con “Blue From The Dark”, un tema cadencioso a pesar de su complejo corte barroco. La guitarra y el piano acompañan la delicada pero avasallante voz de Cate Le Bon. Sin embargo, el elemento más sobresaliente es un leve sonido que se asemeja al de una máquina de escribir. Desde un principio el dúo nos deja claro que este será un álbum muy peculiar.
Sigue “IF IT”, con una duración de poco más de cuarenta segundos, es un sencillo de poca relevancia. Tan solo escuchamos un ritmo acompasado y unas maracas.
Llegamos a “Real Outside” y por fin vemos algo de las influencias de rock psicodélico de Tim Presley. Es una canción muy repetitiva en todo sentido, pero eso es lo que hace que funcione con todas su particulares, mantenerse bajo una marcha dirigente. Más que repetitivo es algo cíclico.
Con “When I Was Young” aparece otro track de menos de un minuto, pero en este caso encontramos algo de valor notable. Tenemos un aura nebulosa, producto de haber grabado en un molino alemán abandonado, y un singular piano disonante.
“In The Night Kitchen” es otra canción a la que hay que prestarle atención. Parece muy simple, sin percusiones ni vocales, y con solo la melodía de la guitarra acentuada. Pero hay una especial cualidad de ambient con ruidos de algunos animales.
Es difícil que las canciones de DRINKS no detonen visiones en nosotros, ya que su ingenio ensoñador en contagioso. “Greasing Up” es de los sencillos más completos de este disco, pues aunque se repite el factor de los ciclos, también tiene una particularidad progresiva, sobre todo en el piano y los violines.
Por fin dejamos ese lado frágil y tenue, que más bien diría enfermizo por su constitución desequilibrada, y damos paso a un estilo más consistente con “Corner Shops”. El bajo adquiere protagonismo y las percusiones encuentran un lugar más común. Esto hace que las vocales y las melodías destaquen, siguiendo esa línea de avant pop, la palabra que resume este tema es: claridad.
Encontramos la segunda parte de “IF IT (reprise)”, tema que vimos al principio del disco. Este ya cuenta con más segundos de duración, pero se mantiene en ese ritmo tan simple acompañado por maracas. Ahora, algo que siempre es emocionante en el trabajo de DRINKS es identificar los elementos más extraños en sus canciones. En este caso es un tronido que bien podría ser de una puerta o de pirotecnia.
“Ducks” es una canción que te desorienta desde el primer segundo. Es muy descontrolada y las voces parecen más de niños que juegan con un micrófono. La clave para disfrutar a este grupo es prestar atención hasta el más mínimo detalle, lo que se vuelve todo un reto por su naturaleza ensordecedora. Pero tal vez ese es el punto, un juego por parte de Presley y Lebon.
Con “Leave The Lights On”, volvemos a esa limpidez que tanto le hace bien a la banda, aunque mantenemos el tono disonante. Las guitarras, por más raro que parezca, logran un estilo funk, que se mezcla de buena manera con los destellos violentos del bajo y las apáticas vocales.
Ya cerca del final tenemos a "Pink or Die" y "You Could Be Better"; la primera con un sonido muy obscuro, que crea una atmósfera siniestra y un tanto melancólica; la segunda con una sustancia estropeada y desorientada, sobre todo por los instrumentos de viento.
Como era de esperarse, Hippo Lite es un disco complejo, que se fusiona el desorden y lo absurdo con una sensibilidad fascinante. Sin embargo, DRINKS tiene un enorme problema, que su originalidad puede ser percibida como exageración para el oído inexperto. Es un desacierto, pero no es culpa del dúo, incluso es una muestra de su audacia o el desinterés que tienen ante el éxito.