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Reprise Records / 2016
El feedback como preludio a lo que se avecina: el lento y amargo paso de la batería, la voz de esperanza, la guitarra como discreta flor carnívora, el bajo que marca el paso entre las hojas muertas, la cuenta regresiva a la explosión de “Prayers/Triangles”: el comienzo de Gore, una bocanada más de vida para Deftones que, a pesar de los rumores de disputas creativas, agregan una nueva perla a su corona de furia.
“Acid Hologram” en esta calma que siempre precede a una tormenta de riffs, la cadencia perfecta entre lo salvaje y lo celestial, las cuerdas distorsionadas que entre golpes y armónicos dan vida a la bestia. “Doomed User” y su coqueteo con el bajo tono del estilo djent, “Geometric Headdress” para encantar serpientes, contratiempos que se enroscan, cambios de tiempo en beneficio de la labor vocal de Chino Moreno que parece no conocer límites ni repeticiones, pasión pura y encanto desgarrador.
“Hearts/Wires” para descender al abismo entre densos delays que evocan los pasajes más lentos y oscuros de The Cure, el ritmo que lleva al drama y regresa a su cauce, los cambios inmediatos, la personalidad bipolar de una banda que de la muerte encontró nueva vida. “Pittura Infamante” como una alegoría inspirada por la influencia de Morrissey, uno de los temas más dinámicos de esta obra y que pone de manifiesto el estandarte de supervivencia ante las etiquetas, la única agrupación que dignamente superó la era de un término acuñado mayormente por los medios, aquello que ya pocos mencionan como nu-metal.
“Xenon” para seguir jugando con los tiempos y los estilos, las metáforas y términos fuera del vocabulario habitual, la faceta experimental de Saturday Night Wrist que de pronto acaparó la inventiva absoluta antes que la búsqueda de un sencillo para alentar las compras del adolescente incomprendido. “(L)Mirl)” y el complejo bajo de Sergio Vega, lo progresivo y lo agresivo, el sonido de la madurez. “Gore” engaña al oído con una secuencia que bien pudo haber emanado de una caja de ritmos, pero todo lo que escuchamos es orgánico, “Phantom Bridge” enaltecida por un solo de guitarra de Jerry Cantrell de Alice In Chains. “Rubicon” como la belleza de un diamante que te corta al tocarlo, Deftones sobrevive gracias a toda su influencia: Duran Duran, Sade, Depeche Mode, el new wave de los 80 que transmuta con la pesada distorsión y los ritmos variables. El inocente gato negro que puede rasguñarte, la espina de una bella flor que causa una hemorragia.