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Marathon Artists / 2020
Si aún no conoces a CocoRosie, imagina una pócima mágica donde se mezclan una variedad de estilos y referencias artísticas que van del hip hop a la opera pasando por el performance, el folk y la electrónica.
Un par de hermanas (Bianca y Sierra Casady) que se valen lo mismo de juguetes de la infancia que de arpas, cuerdas u otros instrumentos en su búsqueda de generar pequeños paisajes llenos de surrealismo.
Si las conoces, es preciso que sepas que hace apenas un par de semanas editaron vía Marathon Artist, Put The Shine On, su séptimo álbum de estudio. Cinco años pasaron para esta nueva entrega y un poco antes de darle play a esta nueva obra, los oídos -una de las grandes puertas de las emociones-, se alistan impacientes para enfrascarse en una aventura que durará 12 temas y más de 50 minutos.
Abre el disco, un arreglo de voces de armonía deleitosa que entona una ronda dulce y macabra (“High Road”) , misma que se ve prontamente interrumpida por una marabunta electrónica donde sobre sale el sonido sucio de una guitarra procesada bajo el efecto de un fuzz seco y estridente (elemento que será recurrente durante nuestro recorrido).
No tardan en aparecer los samplers que caracterizan a las hermanas (juguetes, sonidos de animales, cajas de música, reversas resonantes, audios de viejas películas) ingrediente onírico y surreal fundamental en su sonido desde su debut La Maison de mon rêve en el 2004.
Tampoco faltan las letras llenas de metáforas jueguetonas (algunas construidas con gran habilidad como es el caso de “Slow Down Sun Down”) en donde Bianca (Coco) y Sierra (Rosie), desentraman aquellos momentos de la infancia que marcaron su historia en un dialogo casi psicológico que nos recibe haciéndonos cómplices de su exorcismo a través de nuestras propias experiencias.
Hay que decir que, si en el antecesor Heartache City (Lost Girl Records, 2015) la premisa era retornar a la esencia de su sonido a través del minimalismo, en esta nueva entrega la apuesta va casi al otro extremo. Y entre las arpas y las cuerdas, coexisten cajas de ritmo, líneas de guitarra, raps en extremo vigorosos y sintetizadores, que en ocasiones parecen no encajar del todo bien entorpeciendo la gran habilidad que CocoRosie tiene para crear grandes melodías.
Los mejores temas son quizá aquellos que logran mantener el equilibrio entre el sonido que han construido a lo largo de estos años y el riesgo de innovar. Escúchese pues con particular atención a “High Road”, donde los arreglos son cuidados al extremo y cada elemento tiene peso en un discurso que formado por distintos fragmentos líricos y musicales, pone en escena una escalofriante cacería.
“Lamb and the Wolf“ un tema en donde logran alejarse de lo habitual tomando la dirección correcta. ¿Recuerdan el sampler del elefante de juguete? Se aparece de nuevo en un contexto casi irónicamente festivo como si se tratase de una canción de porristas. Las intervenciones de la guitarra se acompañan de una tarola de banda de guerra mientras la voz de Sierra canta con una suciedad atípica y agradable. Casi al final un tinte de funk nos visita en la línea de bajo aunque no por mucho tiempo.
“Restless”, una balada extraña, incomoda de alta y cantable densidad pop, en donde se ilustra uno de esos amores tan obscuros que arrastran a la demencia. Es necesario decir que las líneas de guitarra que no son comunes en la banda, aportan un condimento interesante.
En “Where Did All The Soldiers Go” una evocación nostálgica nos atrapa, el canto de marinero ebrio, tragado por las olas de las tristeza. La instrumentación, al igual que su construcción armónica son sencillas y precisas, y el arreglo vocal final es muy bello, demostrando que con muy poco son capaces de crear paisajes de ensueño, brumosos pero cargados de una melancolía avasalladora.
En la recta final del disco (“Ruby Red” y “Aloha Friday”) las hermanas Casady regresan al sonido de ensueño, letras plagadas de metáforas cuya imaginería se ajusta a todo sentimiento que busque un nido para crecer aquello que no comprende el corazón. Una casa amorosa para el absurdo.
Hay que darle su justo valor a la lírica “Slow Down Sun Down”, el llamado feminista de “Burning Down The House” (una nueva versión de la colaboración hecha con Anohni); y el grito interno de “Smash My Head” que hace un llamado a sostenerse en medio de una turbulencia, al crear un universo alterno donde es posible florecer hasta que todo pase.
En estos días de aislamiento que se tornan raros para el corazón y la mente, cobijémonos más que nunca en la música, pues en ella existen todas las salidas, todos los caminos que nos permiten ser libres aun sin movimiento. Mientras, un abrazo hasta que todo pase. Coraje y fuerza, pues hay que estar en casa casi como héroes.