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Matador / 2021
Es difícil imaginar que todo tiene un final, que somos parte de un capitulo que se va a cerrar el algún punto. Lo más cerca que hemos estado de este sentimiento de manera colectiva fue durante la pandemia, que en mayor o menor medida nos ha puesto un escenario que nadie había pensado hasta ese entonces: el apocalíptico. Haley Fohr ya se encontraba batallando con el dolor de perder un amigo, cuando su pena se volvió de alguna manera "el sentimiento de todos", pues muchos que dejaron ir a sus seres queridos, esta situación y una visita a California hicieron el resto: El tercer álbum de Circuit Des Yeux, - IO, es un paisaje que lleva la palabra FINAL como tema central.
El disco compuesto en su totalidad por Forh, bebe de la electrónica, elementos de rock y una sección de cuerdas cómo fuente principal. Esto pese a que las canciones en fueron compuestas en primera instancia por el piano, un instrumento que de alguna manera le devolvió la confianza y que encontró en su sonido una manera de poner todo el dolor con el que cargaba.
Este no es el primer trabajo en el que el escucha, se encuentra con un muro de sonido y voz de carga bastante oscura. Sin embargo, pese a la temática y el concepto en general, es su trabajo más accesible a la fecha, mucho de ello tiene que ver con las melodías, apoyadas por unas letras que sin decir demasiado sintetizan cada una de las ideas de Haley que no se esfuerza por engalanar su mensaje, por el contrario, muchas veces las frases se alargan, las palabras se convierten en mantras y es gracias a su ya conocido registro grave, que la compositora logra cautivar y estremecer por partes iguales.
Debido a las restricciones por el COVID-19, la productora compuso todas las líneas de cuerdas desde la voz, dando como resultado un sonido homogéneo que está al servicio de lo que ella desea. El mejor track y uno ya de los futuros clásicos de su repertorio es “Sculpting The Exodus”, el cual tiene un sonido va creciendo poco a poco hasta un climax vocal con referencias a la torch song que dura tan poco que logra su objetivo, repetir la canción. Así tenemos viajes espaciales que se pueden vivir en cámara lenta cómo en el tema “Walking Toward The Winter” o el rock clásico de “Vanishing” que incluso podría bailarse.
El disco va de menos a mas en minutaje, por ende se vuelve más oscuro, por ello es curioso que otra de las joyas escondidas del disco sea “The Chase” dónde un susurro te guía por gran parte del tema, mientras una guitarra mantiene los mismos acordes, esto en vez de generar molestia crea tensión, que se mantiene gracias la voz que la acompaña.
La última parte del disco se compone de una trilogía de canciones preciosistas que van de la melancolía ("Neutron Star") a la dolor y la desolación que ello provoca en la semi acústica “Stranger”. El último track tal vez sea una pista que indica por que en las imágenes promocionales y en la portada del disco se le nota liberada. En "Oracle Song" su voz es diferente, mucho menos invasiva, las melodías más amables e incluso el coro que la acompaña se escucha lleno de esperanza. No sabemos si el final de la historia finaliza en el cielo o el infierno, pero tal vez sólo necesitas saber que terminó en paz.