7
Secretly Canadian
13/Feb/2017
El camino a la consolidación de Clementine Creevey ha sido, a falta de una mejor palabra, interesante. A un año de haber formado a Cherry Glazerr ya estaban puestos para tocar en SXSW. Ya tenían dos discos bajo el brazo, Papa Cremps de 2013 y Haxel Princess de 2014, que fueron dotados de un encanto garage reminiscente a bandas de riot grrl como Bikini Kill, pero con aires pop de por medio. Y luego Hannah Uribe (batería) y Sean Redman (bajo) se salieron de la banda, se separó de Burger Records y, por un rato, anduvo como proyecto solista. Sin embargo, todo fue un replanteamiento para lo que vendría después.
El resultado es una mezcla furiosa y divertida entre pasarla increíble durante una noche de juerga y una sesión de experimentos pop que no quedarían fuera de lugar en un disco de Kate Bush o Empress Of. Bautizado como Apocalipstick, esto es rock sin rodeos y sin miedo a desviarse hacia armonías psicodélicas o arreglos dulces que solo podrían surgir de una banda ya aventajada. Les recuerdo nuevamente: esta banda no tiene ni cinco años de haberse formado y mucho menos de haber probado las mieles y estragos de un hype masivo.
Armada con nuevos miembros en el equipo –Tabor Allen en la batería y Sasami Ashworth en los sintetizadores– Creevey anuncia de entrada que no está jugando y que busca divertirse con “Told You I’d Be With the Guys.” Los riffs potentes y la voz etérea/contundente detrás de ellos no detiene su marcha con “Trash People” y “Humble Pro” para hacer una pausa más tranquila y sentimental con “Nuclear Bomb.” Si lo pusiéramos en vinilo, sería el punto perfecto para el cambio de lado, ya que a partir de “Only Kid On the Block” se convierte en un suite desenfrenado que fortalece esta nueva mezcla de estilos con cada canción, para terminar en la dupla intercalada de “Instagratification” y el tema que le da el nombre al disco.
A veces Creevey teme meter algunas ideas entre temas o los termina súbitamente, pero quizás sería una cuestión si se tratara de punk. Pero si alguna vez se preguntaron cómo sonaría Elizabeth Fraser de Cocteau Twins con una banda de glam o si Bat For Lashes se aventara a subir el nivel de los amplificadores hasta el 11, este sería un buen punto de partida para disipar esas dudas.
8
Dais Records / 2017
10/Feb/2017
Comenzar a escuchar The Demostration, es asomarse a los años 80 y envolverse en la atmósfera del new wave, death pop y synth pop. Al parecer, esta década e incluso la de los 90 está de vuelta no solo en la ropa, sino también en la música. Pues bien, desde que inicia el primer track del material empiezan a llegar a tu mente The Cure, Sisters of Mercy, Cocteau Twins, e incluso, en algunos momentos, Depeche Mode.
A pesar de que el disco tiene varias reminiscencias de los estilos mencionados, Drab Majesty logra atraparte desde que suena “Induction”, que aunque solo es instrumental, sus distorsiones abren el camino para dar paso a “Dot in the Sky”. No te das cuenta de que ya comenzó la segunda pista donde comienza a amenizar la voz de Deb DeMure. El que en el inicio se haya llevado al escucha a pasar de un punto a otro sin que se dé cuenta, muestra que hubo una buena construcción musical y que fue muy ligera y de fácil digestión.
A comparación de su antecesor, Completely Careless, este último material tiene una carga con más potencia instrumental. Aunque es melancólico y lleva a que te imagines en un bar con temática dark wave, también te lleva a recorrer un camino misterioso y tétrico –en el que se da el lujo de tomarse un respiro para despejarse–, así lo muestra en “Hath No Form”.
Después retoma la batería, la guitarra y ambienta con los sintetizadores en conjunto, así inicia la parte final del material con “Too Soon to Tell”, donde los riffs hipnotizan y hacen que te quedes. A pesar de que Drab Majesty interpreta un género que difícilmente entra en el gusto popular, este material hará que más de uno voltee a ver su portada y al menos escuchar las dos primeras canciones que enganchan.
The Demonstration, tanto en sus tracks como en el arte del disco, reafirma el estilo de DeMure: sombrío, tétrico, elegante y extravagante, digno también del glam rock.
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