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Because Music / 2017
Sin miedo a pedir perdón, Charlotte Gainsbourg traza a través de las 11 melodías de Rest un retrato introspectivo y oscuro sobre la pérdida, el paso del tiempo y la continuación. La cantante y actriz inmortalizada en el mainstream de occidente por Lars Von Trier, se atreve por primera vez en cinco álbumes a regalar letras de su propia autoría, en un lamento que sin duda está marcado por la muerte, y supuesto suicidio de su media hermana Kate.
Hay algo de inocencia en el acento francés cuando se habla el inglés que Gainsbourg utiliza mientras danza entre los dos mundos que siempre la han cobijado al combinar letras en ambos idiomas, y aunque al principio parece que la oscuridad y el lamento serán la constante a seguir, Rest se acerca al éxtasis casi sin avisar, adquiriendo tonos electrónicos que explotan al llegar a tracks como “Sylvia Says”, en donde los grises finalmente se iluminan con las luces de la pista de baile.
La mano de SebastiAn, DJ y productor francés, se deja ver bastante clara hacia el final del disco que encuentra su cumbre en “Songbird in a Cage”, canción escrita por el mismo Paul McCartney para Charlotte, quien además colabora en la música para ella. Más adelante, “Les Oxalis” retoma el luto y el tema de la muerte, pero el renacimiento surge hacia el final con el track oculto marcado por lo que parece una grabación casera en la que la hija de Charlotte canta el alfabeto con una inocencia infantil que se convierte en arte al ser musicalizada entre beats que decaen en un zumbido.
“Ring-A-Ring O' Roses” es uno de los tracks que ya cobraron vida en imágenes fuera del disco como parte de la serie de videos de Rest que Gainsbourg ha lanzado desde hace algunas semanas, y a pesar de que su reputación como actriz es un rasgo imborrable de su personalidad, parece que la cantante da un paso atrás y cede el protagonismo a la emoción, a la canción y al sentimiento. Así se siente el resto del disco. Es sobre ella, sin duda, pero el protagonismo no es narcisismo.
“No me importaba si lo que escribía era bueno o malo. Esto es lo que quería decir, decirme a mí misma. No tuve en cuenta si a la gente le gustaría o no”, le dijo a Vogue sobre este álbum, y se nota. Tan seductora como inocente y transparente, Charlotte Gainsbourg encuentra su voz en un álbum que reúne la transformación, el duelo y el valor de mostrarse vulnerable a los 46 años, de ser una mujer que se enfrenta a la pérdida después de una vida frente a los reflectores, pero no tiene miedo de cantar con los ojos cerrados sobre el dolor y después continuar.