Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
6
Capitol / 2016
The Ride es el título del segundo disco de Catfish and the Bottlemen, cuarteto galés que busca el trono del rock británico –aunque se ve lejano–. Este nuevo y esperado material cuenta con 11 tracks entre los que hay ciertos chispazos y buenos momentos pero en general se mantiene en un mismo nivel –el cual, por cierto, no es muy alto–.
Dicho lo anterior, no hace falta describir canción por canción, pues el sonido es prácticamente el mismo en todos los temas: indie rock pop simple y fácil, una mezcla –de mucho menor calidad– entre The Kooks y Two Door Cinema Club. Guitarras melódicas, ritmos concisos y estructuras verso-coro-verso. Logran sobresalir del resto –por poco– el track inicial llamado “7”; “Twice” que incluso tiene el mismo intro que su éxito más grande “Cocoon”; “Red” y “Outside”.
Lo anterior se debe a que en el intento de dar un paso gigante en la búsqueda de hacer valer el título de the next big thing en el rock británico, cuidaron de más su sonido, se aferraron a una formula que les diera un mayor éxito comercial. A diferencia de su anterior trabajo, The Ride se siente plano y sin actitud, o mejor dicho, con una actitud bastante plástica.
The Ride no es un buen disco, y no, tampoco es un mal disco, pero lo que sí es, es el retrato de la música actual. ¿Cómo es esto? Fácil: bandas con el sonido y con la calidad de Catfish and the Bottlemen hubo a chorros en la década pasada, todas se extinguieron o jamás prosperaron, algunas a lo mucho lograron colocar algún éxito en series de televisión del tipo Grey’s Anatomy pero hasta ahí. Ninguna fue recibida como estos británicos, a ninguna la compararon con Oasis o Arctic Monkeys, a ninguna quisieron colocarle a fuerza el título de "el futuro de la música británica".
Esto no es culpa de ellos, es culpa de la “escena” actual en la que es rarísimo ver a una banda que desfachatadamente haga rock y use guitarras, sin pretensiones. Pero lo que sí es culpa de la banda, es que ya van dos discos y no han logrado crear un himno que corresponda con todo el hype que han generado. También es culpa de la banda haber creado un disco tan mediano, tan mediocre.
Como ya lo dije, no es un disco malo, pero tampoco es un disco bueno, y aunque seguramente después de escucharlo una vez jamás lo pondrás de nuevo, es de agradecer que bandas nuevas vuelvan a ese clásico sonido inglés, guitarrero, con esa actitud callejera –aunque les salga bastante cursi y ñoña–. Ojalá para su tercer disco logren madurez musical y llegar alto, pero por hacer grandes cosas, no por ser los “menos peores”.