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Sony Music Entertainment / 2020
Para desamar primero hay que querer bastante. Esta es la premisa de un humano como Carlos Sadness, que afligido esconde letras tristes en melodías alegres, justo como solía hacerlo The Smiths en los lejanos años 80. Este hombre que también le canta al mar, se inspira por la brisa de la playa y llegó de Barcelona con su peculiar estilo ahora está de estreno con Tropical Jesus, una placa nuevamente experimental, donde el artista apuesta fuerte por las bases electrónicas, dejando del lado las percusiones orgánicas, y exponiendo un sinfín de estilos finamente armonizados. Una opción ineludible para llorar bailando mientras esperamos a que el semáforo de riesgo cambie de rojo a naranja.
La propuesta de este álbum la encontramos desde su primer track llamado “Ciclo Lunar” donde líricamente recalca la molestia por la creencia en los signos zodiacales y su ambigüedad, a través de un amor no correspondido. Si bien las temáticas de Carlos pueden llegar a ser repetitivas, sabe dominarlas y jugar a placer con elementos como la metáfora. Pero musicalmente resulta curioso la inclusión de cajas de ritmos en sustitución de la batería, algo que será constante en el resto de las canciones. Una de cal y otra de arena.
Para generar mayor expectativa en vísperas del estreno del disco, Sadness anticipó en sus redes sociales algunos segmentos de las 13 canciones que conformarían este trabajo, y una de las que más llamaron la atención sin lugar a dudas fue “Me Desamaste”, un nuevo concepto para expresar el fin de una relación donde la decepción y la resignación son los ejes para una posible sanación. ¿Quién no ha sido desamado en alguna ocasión?
A estas alturas está comprobado que el autor de “Te Quiero Un Poco” le entra a cuanto genero musical le interesa, y a la vez colaborar con quien se le antoja – Desde Matisse, pasando por Bronco en el Vive Latino, hasta duetos con Miranda!, Daniela Spalla y Santi Balmes – sin miedo a meter a la licuadora elementos musicales de cualquier índole. Para muestra de ello tenemos “Todo Estaba Bien”, donde se nota la incorporación de un trap combinado con indie tropical cargado de bastante atmósfera. Todo esto gracias a la incorporación de Manuel Medrano. Semblanza acertada para una historia que llega a su fin y poco a poco se va perdiendo el cariño.
A través de los alimentos y la alusión a sus aromas y sabores el oriundo de Barcelona pretende estimular tus sentidos con canciones como “Clorofila” y “Chocolate y Nata”, volviendo a usar la metáfora como pilar en su composición, conservando también sus característicos arreglos con ukulele.
Sí, es un disco con un ritmo más lento que su antecesor Diferentes Tipos De Luz, sin embargo en Tropical Jesus hay un relativo guiño al pasado con “Ahorita”, que pareciera estar montana en una base de reggaetón, que le da aun más frescura, agregando la curiosa anécdota que cuenta Carlos en sus presentaciones en vivo, comentando que “Esa palabra no existe en España”. Sin duda es un gesto curioso y hasta de pertenencia para sus fans latinoamericanos, donde el ahorita es el pan nuestro de cada día.
Como buen cierre a esta serie de actos melancólicos, encontramos tracks curiosos como la autobiográfica “El Gringo” donde el artista relata las reacciones de las personas al verlo pasear en las calles de nuestro país. También tenemos antes del ocaso a “Aloha” que con su dueto – Ni mandado a hacer – con Bomba Estéreo hacen un posible grito de auxilio para aquellas personas que se sientan actualmente solas. De las piezas más bellas de Sadness, sin duda.
Estas líneas han sido escritas momentos después de que nuestro país fue sacudido – de nuevo – por un sismo de 7.5 grados en la escala de Richter. Ahora me dirijo a ti, querido lector: Que esta reseña te sirva no solo para informarte y entretenerte, espero te impulse a seguir adelante a pesar de lo mal que lo hemos pasado últimamente, en estos días donde llueve por las noches, retumban en el cielo fulminantes relámpagos, y en la mañana despertamos con ese miedo que ya identificamos perfectamente como mexicanos cada vez que la tierra se mueve.
Usemos el poder de la música como medio de sanación, para generar conciencia, motivar y hacerle frente a los males que quieran dominarnos. Recuerda que siempre hay un margen de esperanza para empezar de nuevo y regresar a la felicidad. No estamos solos, y si así lo sientes, solo di ¡aloha!.