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LAB 344 / 2019
Ya está pronto por llegar el tercer álbum del grupo de rock psicodélico Boogarins, que debutó en el 2013 con un disco bastante trippy, As Plantas Que Curam (2013), y que continúa por la misma línea musical, un rock psicodélico melódico y orgánico, pero con el lujo de unos estudios profesionales de grabación, a diferencia del debut, que lo grabaron ellos mismos.
Desde el principio del álbum, con la canción impetuosa “As Chances”, las texturas sonoras que caracteriza al cuarteto brasileño se hacen presentes en un caleidoscopio instrumental, que incluye lo que parece un trombón durante el puente musical y nos recuerda lo bueno que es Boogarins para colorear sus canciones con todo tipo de instrumentalización interesante. Es una lástima que no dominemos el portugués (aparte de que, como el disco no ha sido lanzado al público general, las letras no están ampliamente disponible en internet), pero le echamos ganas para saber que Sombrou Dúvida es como un juego de palabras, una amalgamación, entre sombra y duda; y no solo eso, pero pudimos distinguir algunos temas recurrentes en este álbum, como el disgusto por lo nuevo y la tecnología, tal como lo plantean en la rola “Invenção”, donde el vocalista Dinho Almeida, canta que “hay un desgaste por lo nuevo / se repite y da asco”.
El ambiente chill y relajado del grupo no se ha disipado, varias guitarras acústicas rasguean con insistencia para infundirle un toque rústico a la música, tal como en “Dislexia ou Transe”; ese sabor tropical, puede que uno se lo adjudique a la música brasileña por puro prejuicio, aunque uno entiende que no todo en aquel país es “La Chica de Ipanema” e “Insensatez”. El sonido de Boogarins es más complejo que eso, y se puede apreciar influencias de Revolver de The Beatles, la parte más psicodélica de MGMT, el Pink Floyd de Syd Barrett, y la música electrónica; Boogarins utiliza una amplia gama de efectos electrónicos, por aquí y por allá, tal como en la canción “Nós”, para añadirle un toque contemporáneo a su trabajo, y desarrollar aún más la textura de sus canciones.
“Desandar” es otro trabajo ameno y relajante; incluye círculos en la guitarra, solos que suben y bajan, deambulando por la rola despreocupadamente, construyendo la ligereza inherente en el rock de Boogarins. A veces se olvida uno que esta es una banda de rock, y la sensación generalizada posterior a Sombrou Dúvida es como si uno hubiera estado escuchando lounge o chillwave. Esa calma puede ser desesperante para algunos que quieran algo más pesado (“¡que viva el raaaaack!”), pero para la playa o un domingo de flojera en el depa, aquí está tu nuevo soundtrack.