Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
10
Jagjaguwar / 2016
La banda liderada por Justin Vernon es ecléctica y melancólica. En el 2008, Bon Iver sorprendió con su álbum debut For Emma, Forever Ago. Ocho años después, llega 22, A Million, su tercera entrega. Se trata de un álbum profundo, no para pasar el rato, sino para que lo disfrutes mientras piensas… en todo.
La trompeta, el saxofón, y batería fueron los invitados principales. Además, gran número de amigos se encargaron de realizar magníficas ejecuciones. Además de la fuerte carga emocional, en cada nota resuenan los agradecimientos (que también fueron plasmados en papel) hacia familiares demás seres queridos que contribuyeron a la realización de este material.
El espectáculo de sonidos comienza y piensas que vas rumbo a la demencia con “22 (OVER S∞∞N)”. Al tiempo que los teclados delirantes te descontrolan, aparece una voz femenina que perturba e impide la calma. El saxofón se hace presente, precediendo a una declaratoria aún más directa.
Al paso de los minutos, el ritmo se acelera y en “10 d E A T h b R E a s T ⊠ ⊠”, Bon Iver nos atrapa entre letras y sonidos. La calma regresa con los acordes de “33 “GOD”, mientras el sonido de los metales crea una atmósfera única y espacial. “I’d be happy as hell if you stay for tea” suena y ya te encuentras pensando en tu amor imposible.
“29 #Strafford APTS” comienza con suaves acordes de guitarra y reverberaciones de melancolía. Es la mitad del álbum y ya te sientes en casa. Los recuerdos te invaden y quieres seguir ahí. Se trata de un bello transitar. Después llega el momento del lado B con “666 ʇ”. El número prohibido suena, y esta vez no se trata de una película de terror.
Súbitamente suenan acordeones y junto con la lírica: “i’ve been caught on fire… without knowing that the truth is fire, i’ve been caught on fire…”. Se trata del tema “____45_____” que precede al esperado final con “00000 Million”, en el que Bon Iver se despide con un canto suave, al compás del piano.
Es así que los de Wisconsin demuestran, no solo su versatilidad, sino su capacidad nata de crear sonidos diversos con gran carga emotiva en un disco que querrás volver y volver a escuchar.