58869
Boleto dorado a una fantasía extravagante

Boleto dorado a una fantasía extravagante
Boleto dorado a una fantasía extravagante

ATO Records / Prawn Song Records / 2014

Artista(s)

Primus

28/Oct/2014

Este mes, Primus nos pide que aguantemos la respiración, pidamos un deseo, contemos hasta tres y entremos con ellos a un mundo de imaginación pura con su octavo álbum de estudio, Primus & the Chocolate Factory with the Fungi Ensemble.

En esta ocasión, el tributo que la banda rinde a Willy Wonka and The Chocolate Factory se concretó con la colaboración del cellista Sam Bass y el percusionista Mike Dillon ambos de The Fungi Ensamble. Según Les Claypool, cuando el proyecto empezó a tomar forma, el sonido que estaban creando era como una mezcla entre los primeros discos de Peter Gabriel con Dark Side Of The Moon y algo de The Residents.

La idea se gestó cuando escribían toda una narrativa para su show basado en Willy Wonka, la cual no funcionó como querían y decidieron enfocarse únicamente en la música. Su interpretación está basada en la percepción que tenían de la película cuando eran jóvenes, en otras palabras, en la experiencia de un niño.

Este nuevo material traquetea estrepitosamente como ningún otro disco de Primus gracias al kit de percusiones armado para Tim Alexander, que en lugar de un set tradicional lo pusieron en el centro de una pila gigante de cosas para golpear. El bajo y su vigorizante y singular sonido, sello característico de Primus, es el instrumento de mayor presencia, el cual se adapta de manera brillante a las vocales que más que cantar, parecen narrar las canciones.

Cabe mencionar que Primus se alejó del sonido de musical de la película que te hace sentir en una secuela de Mary Poppins. En canciones como “Candyman” dejan a un lado la fábula y van más hacia lo fantasmagórico y lúgubre, mientras que el aire positivo y alentador de la versión original de “Cheer up Charlie” es reemplazado con un enfoque progresivo experimental bizarro, algo que esperaríamos más en Alice in Wonderland.

Paradójicamente, a pesar que Primus se inspiró en la película de 1971 para este disco e incluso criticó el remake del 2005, el resultado final bien encajaría en alguna película de Tim Burton, precisamente, por esa atmósfera tétrica infantiloide.