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BMG / 2022
Alpha Games, el sexto álbum de estudio de los veteranos del indie rock británico, Bloc Party, nos llega a través del sello BMG. Seis años han pasado desde su predecesor Hymns (2016), además, en ese periodo hubo un cambio de alineación y una gira de aniversario por los quince años de Silent Alarm (2005), su disco debut, eventos que sirvieron como el cierre de una etapa para la banda.
Este material juega entre lo que Bloc Party fue, lo que son y lo que queremos que sean. En primer lugar, los ritmos están ahí; los riffs veloces, su combinación dance punk y la característica interpretación de Kele Okereke, mantienen el sonido de la banda. Luego, viene el salto mortal que significa Alpha Games, este es el primer material donde se ven involucrados los dos nuevos miembros del grupo, la baterista Louise Bartle y el bajista Justin Harris, dotando de frescura todo el proceso creativo, no son un nuevo grupo intentando imitar un viejo sonido. Llevándonos al último punto: lejos están de ser el emocionante descubrimiento de mediados de los 00, pero, ¿quién de nosotros es el mismo de hace 18 años? Ya no somos aquellos buscadores de internet que escarbaban hasta el último blog, pendientes de todas las portadas de revistas y cada cuenta que se creaba en MySpace y YouTube en busca de la joya que cambiaría la música para siempre. Tampoco pensamos ni creemos en lo mismo, y está bien, no podemos encerrarnos en nuestras viejas formas, debemos evolucionar, siendo ésta, la intención del grupo.
Los primeros tracks “Day Drinker” y “Traps” son enérgicos, directos, encajan bien dentro del estilo Bloc Party, corriendo el riesgo de sonar a una banda que se imita a sí misma. A medida que avanza el álbum, sentimos como se van estabilizando hasta llegar a un espacio seguro, donde los nuevos sonidos empiezan a surgir “The Girls Are Fighting” y “Sex Magik” son muestra de lo que nos espera en la siguiente etapa del grupo. Por último, destacar “If We Get Caught”, sencilla y que apela a lo sentimental, un guiño a la complicidad que hemos mantenido durante 18 años.
En conclusión, es un buen regreso para Bloc Party. Nos muestra que el tiempo ha pasado y nadie es inmune a ello. En vez de luchar esa batalla perdida que es vivir en el pasado, toman el riesgo de evolucionar y perfeccionar su estilo. No es un disco que complazca a los fans, aunque algunos detalles serán agradecidos, y tampoco es su objetivo, Okereke y compañía nos enseñan que tanto en la vida como en el arte la meta es el camino mismo.