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A New Deal Records / Verve Records / 2019
Seguramente te has topado con Blake Mills alguna vez en el camino aural de los descubrimientos y delicias musicales. El cantautor y arreglista originario de California, E.U.A. ha sido una de las manos impulsoras y mentes creativas en la producción de discos como Sound & Color de Alabama Shakes, Darkness & Light de John Legend y el dolorosamente hermoso Set My Heart On Fire Immediately de Perfume Genius, lanzado en este año. También ha hecho colaboraciones creativas con Conor Oberst, Fiona Apple y Sky Ferreira, O bien, ya de manera más directa en sus trabajos previos, desde su debut Break Mirrors de 2010 hasta su EP casi instrumental en su totalidad, Look.
Además de la sólida composición detrás de estos materiales, su común denominador es una manufactura pulcra y arriesgada a la vez, con una alta atención al detalle y a maravillas poco ortodoxas apreciables en los audífonos más intrínsecos y en los estéreos más apabullantes. Ambos adjetivos son mi punto de partida para describir Mutable Set, su tercer disco formal de estudio, en donde lo elaborado, lo tierno y lo cacofónico de la música es directamente proporcional a nuestra condición humana.
Mills no se va por la vía fácil, y prefiere usar frases sencillas pero crípticas para mostrar un subtexto oscuro en el amor (“Never Forever”); el capitalismo (“Money is the One True God”); las estaciones (“Summer All Over”) y la dualidad (“Vanishing Twin”), afirmando que en cada sentimiento e intención mundana algo extraño acecha bajo la superficie o nos vigila en las tinieblas. Pero de alguna manera hace que todo se sienta (y suene) en paz. Nos hace entender un poco más el misterio de por qué nos duele lo que nos duele o por qué nos fascina lo que nos fascina. Y también nos formula más preguntas que no sabíamos que podíamos hacer.
En cuestión de sonido, la yuxtaposición también abunda, con un estilo vocal reminiscente de los elegantes lamentos de Elliott Smith y de la agonía cínica de Christopher Owens (ex-Girls) mezclado con el country cósmico y sinfónico del Sea Change de Beck y del naturalismo distorsionado del 22, A Million de Bon Iver. Gracias a esas posibles influencias que van de la mano perfecto con el peso emocional de las letras, se puede sentir una abrumadora sincronía entre oídos, mente y corazón como pocos discos lo logran. Si todas las alianzas, producciones y composiciones de Mills han llevado a este punto, podemos esperar cosas más majestuosas y catárticas en el futuro.