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7
2022
En ocasiones regresamos al pasado con tal de revivir aquel mar de emociones que nos hizo ver la vida con otra perspectiva. Una inmersión a la que recurrimos con frecuencia para inspirarnos en nuestro día a día ; mismo viaje que experimentó Zach Condon al abrir el baúl de su adolescencia y crear nuevas líricas para Beirut.
Lo que comenzó con un viaje a la memoria y al sentimiento, más tarde se convirtió en un pasadizo de canciones amadas, olvidadas y que nunca han visto la luz del día; de reminiscencias, arrepentimiento, orgullo y amor. El conjunto perfecto que marcó a Artifacts, el más reciente proyecto discográfico que lanzó la banda estadounidense a principios de año.
La colección incrementó a medida que Zach alumbraba con su antorcha lo que tenía en la bóveda, donde las pocas pistas inéditas de sus primeros pasos en la música tomaron protagonismo y se transformaron en 26 temas de corta y larga duración. Un archivo de versiones, rarezas y caras que se remontan a una esencia fresca pero hogareña.
El funcionamiento interno que yace en el álbum se divide en cuatro perspectivas de un chico adolescente: lado A, B, C y D; compuesto con gemas ocultas que brindan una sensación de tranquilidad y relajación. La primera mitad del disco muestra los procesos introspectivos de lo que acontece en nuestro alrededor y que lleva como nombre Lon Gisland, Transatlantique, O Leãozinho, en el que destaca el tema "Elephant Gun".
El segundo apartado, titulado The Misfits, es más experimental y está repleto de fascinantes callejones sin salida con ideas creativas y pensamientos de arranque. Es allí donde radican las melodías suaves y dulces, donde "Fyodor Dormant" se roba el espectáculo sonoro.
El lado C y D, titulado simplemente New Directions and Early Works y The B-Sides, son unas completas cajas de rarezas, desde composiciones teñidas de electrónica hasta el sutil sonido del lounge jazz de la nueva canción "Fountains and Tramways".
Es así como el disco de Beirut nos presenta los hilos que atraviesa un ser en el romance, la poesía, las voces dulces; el pop o cualquier otra variante. Un material que revela una calidad ambiental ambiciosa y a veces melódica, pero que es difícil de digerir de una sola vez.
A pesar de que Artifacts nos lleva al universo de Zach Condon con bandas sonoras instrumentales, himnos indie conmovedores y bocetos experimentales. Este no se puede apreciar por la densidad de sentimientos que junta en un solo material, ya que provoca que sus fanáticos lleguen a la mitad del camino y se pierdan una inmersión estética de pensamientos.