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Aureate Gloom: No es una señal obvia

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Aureate Gloom: No es una señal obvia
Aureate Gloom: No es una señal obvia

Polyvinyl Records / 2015

Artista(s)

of Montreal

Hoy en día no es fácil ser Kevin Barnes. El que alguna vez fue santo patrón del surrealismo musical en Athens, Georgia que igual combinaba alegremente pop psicodélico, italodisco y vaudeville en sus piezas—a veces los tres estilos en una sola canción—ahora ha dejado lugar a una uniforme presencia lúgubre que une la derrota y la confusión. Si el título de su decimotercer disco, Aureate Gloom, no es una señal obvia, la personalidad del mismo despejará toda duda.

Gloom

La catarsis fatalista del disco se debe a la separación entre Barnes y su mujer -con quien estuvo 10 años- la artista Nina Twin. Curiosamente, su obra cumbre de 2007, Hissing Fauna, Are You the Destroyer?, también relataba la tumultuosa relación con un personaje de nombre Nina, pero en una luz mucho más positiva. Podríamos definir a esta obra como el espectro opuesto del prisma, donde Barnes la maldice, la ignora y admite su propia culpa entre verso y verso.

Eso no quiere decir que Of Montreal haya abandonado su toque caleidoscópico y hayan aplicado una “Beck” de sacar un disco acústico para llorar -lejos de ello-. Barnes y compañía ahora adoptan la identidad musical del art-punk que dominaba Nueva York en los años setenta. Hay ecos de Bowie (“Empyrean Abattoir”), T-Rex (“Monolithic Egress”), Talking Heads (“Bassem Sabry), Gang of Four (“Apollyon of Blue Room”) y Television (“Last Rites at the Jane Hotel”). En el último track, “Like Ashoka’s Inferno of Memory”, de plano meten todas las influencias mencionadas en una licuadora para resultar en una especie de suite con varios pasajes. Como todo buen disco de su carrera, los resultados dejan a uno auditivamente abrumado.

Pero volvamos al desamor: si el cambio de ritmos y tesituras hacían del grupo algo teatral e impredecible en discos anteriores, ahora fungen como metáforas sónicas para las emociones cambiantes de Barnes con respecto a su separación. Justo cuando se pone íntimo y nos va a dejar entrar, se retracta y vuelve a escudarse detrás de sus guitarras glam y falsete de Prince—no necesariamente es algo malo. Siempre hemos apreciado el caos que crean en cada álbum, lo cual le da un sello distintivo a cada uno, pero con Aureate Gloom le da a su desbalance musical algo que ya necesitaba desde hace tiempo: propósito.