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Rise Records / 2017
“You either die a hero, or live long enough to see yourself become the villain”.
– Harvey Dent.
Piensa en la persona que eras y las cosas que hacías hace 5 años. ¿Te dan ganas de decir, “me gustaría ser esa persona de nuevo”?
Incluso si tu respuesta es “sí”. Seguro sabes lo difícil que sería. Tanto ha pasado en 5 años que, incluso, si lo intentarás, muy probablemente te darías cuenta de que es imposible. Ahora eres alguien más.
Si eso llega a sonar deprimente, imagina que en lugar de 5 años son 17.
Algo así es lo que le pasó a la genial dupla de Omar Rodriguez Lopez y Cedric Bixler-Zavala cuando, además de reunirse con sus viejos amigos Paul Hinojos, Jim Ward y Tony Hajjar, decidieron hacer un nuevo disco de At The Drive–In.
Luego vino la decisión de tomar en cuenta la noción que ellos tenían sobre lo que su base de seguidores esperaría de un nuevo disco de ATDI (peligro!!!) y hacer un álbum que pudiera, en las palabras de Bixler-Zavala, “honrar dónde nos quedamos en términos de sonido”.
Quizás ahí fue cuando Jim Ward optó por no participar en el proyecto. La elección de reemplazarlo con otro miembro de Sparta no fue la más imaginativa.
Llevándolo un poco más lejos, Omar Rodriguez trató de ponerse en el mismo estado mental en el que estaba al terminar el último disco de ATDI, el clásico de post-hardcore, Relationship Of Command (2000). Esto significó revisar la música que escuchaba en ese entonces, ver las películas que lo habían marcado en esa época, etc., etc.
Pese a que es claro que ese método ayudó a poner a la banda en una vibra similar a la de hace 17 años —además de sonar como un excelente plan para un domingo por la noche—, mi honesta opinión es que no lo logró.
En general, in*ter a*li*a se siente como un intento fallido por capturar esa frescura que hacía a At The Drive–In tan interesante. Todos los elementos necesarios están ahí: los juegos de palabras y los gritos exagerados de Bixler-Zavala, los riffs erráticos de Rodriguez Lopez, los bajos procesados de Hinojos, el enojo, las patadas al aire. Pero, nada se siente real.
Es como si estuvieras escuchando una réplica de la banda. Como ver una película sobre ATDI en la que, extrañamente, los integrantes están tratando de representarse a sí mismos.
Sólo puedo imaginar; pero, creo que es por el hecho de que intentaron complacer a los fans más puristas de la banda y tratar de ser lo que eran hace 17 años. Aunque hay algo respetable en eso; hacer algo distinto y dejar la legendaria imagen que habían creado hasta el año 2000 hubiera sido, a mi parecer, mucho más bello.
Juzgue usted mismo el resultado sonoro de esta nueva entrega: