9
Mexican Summer / 2017
25/Oct/2017
El ya antes descrito de manera acertada como el padrino del género chillwave está de vuelta una vez más con otra excéntrica y fascinante pieza musical, la cual cuenta una colaboración con Dâm-Funk, y en donde le hace tributo (no en sonido) a la muy desafortunada estrella en potencia sacada de los 60 Bobby Jameson.
Con Dedicated To Bobby Jameson, Ariel Pink se adentra nuevamente a sus apreciadas raíces lo fi, con un sonido en el que mezcla distintos géneros como dream pop, rock, funk, new wave, goth, pop, punk. Dándole a estos un peculiar giro bastante interesante, que tiene éxito al transportarte a diversas corrientes (o leyendas) musicales de décadas anteriores. Esto, sin que se sienta como alguna clase de duplicado, al igual que en muchos casos de la actualidad.
No niego que quizás podría estar siendo algo injusto con esta última afirmación, pero no puedo ignorar que este álbum es de las primeras producciones que me hizo sentir que estoy escuchando algo innovador de cierto modo en un tiempo. Por otro lado, no es difícil de digerir, pues cuenta con temas que gozan de coros y melodías considerablemente pegajosas, y totalmente absorbentes. Adicionalmente, es un álbum impredecible en cuestión de sonido, por lo cual se convierte en una escucha verdaderamente atractiva y entretenida.
Para ser un poco más específico, en el tema nombrado a partir de esta entrega, claramente podrías escuchar influencias de agrupaciones como The Doors o artistas como Frank Zappa, quizás David Bowie en algunas partes que dan fruto a una maravillosa experiencia sonora.
"Bubblegum Dreams" es la mezcla más satisfactoria entre algunos elementos del punk y el pop sin que suene a suene a Sum 41.
Otra cosa interesante es el modo en que toma uno de sus temas de los años de Odditties Sodomies, Volume 1 (2008) titulado "I Wanna Be Young", y lo transforma en una cosa grandiosamente restaurada de un modo excepcional, aunque no le quitaría mérito a la primera versión, que también me resulta muy agradable.
Disfruta por aquí abajo de Dedicated To Bobby Jameson:
8
Volume Death / 2017
24/Oct/2017
Paciente y con una furia destructiva en potencia, llega este álbum visceral que raya en el metal psicodélico muy al estilo del stoner norteamericano, con casi una hora de absoluto infierno sónico.
La combinación que manejan entre un fuzz crudo, guitarrazos y tambores cual martillos, efectos y ruidos imposibles de predecir se vuelven un trance que te transporta a paraísos tóxicos surrealistas y en ocasiones te montan a rituales y ofrendas a dioses paganos cono Nergal, Whiro o Baal. Chivo Negro se nos presenta con un debut que retumba en las paredes y truena tímpanos sin siquiera parpadear o tal vez, ¿este extraño chivo ni siquiera tenga parpados?
Todo el disco tiende a la fealdad y disonancia estética, es sucio y de malos viajes. Lento, pesado, una bestia peluda, viscosa, humeante y negra como un abismo Volume Death es un engendro sinaloense que vuela cabezas en esta y en la otra vida. Una base rítmica y de mucha inventiva y que toca como un solo monstruo de seis manos. En el futuro post apocalíptico donde todos los estratos sociales han desaparecido, las ciudades son solo ruinas que nos recuerdan mejores tiempos, en donde había algún tipo de orden imaginario, este disco se hará sonar en esos interminables días de incertidumbre.
Caminar entre ruinas en llamas, con un cuerpo lleno de vendajes y heridas que pronto acabarán con todo. Deshidratado, desnutrido y en medio de un espacio irreconocible, en algún momento después de la muerte. Suena la pieza más larga del disco, trece minutos de “Enki” en un lugar inocuo y etéreo al que se va después de morir, donde los tambores te guían por tu propia angustia a un destino impredecible; claramente inspirados por el “Horror Cósmico” de la literatura de H. P. Lovecraft, donde lo desconocido adopta planos interdimensionales y el temor es de lo único que se puede estar seguro.
Volume Death es una oda a la desolación, no hay luz, no hay esperanza, no hay fin. Es un disco que funciona magistralmente como una sola pieza grabada en los estudios Las Dunas en Monterrey, Nuevo León de la mano de Alejandro “Chivo” Elizondo, otrora instrumentista del titán psicodélico regiomontano, Los Mundos.
La claustrofobia que envuelve a todos estos temas te van carcomiendo por medio de progresiones y explosivos solos de guitarra que te arrebatan cualquier posibilidad de redención. Piezas como “Descend” y “Reverse Inquisition” son perfectas para cortar cabezas o para despedirse de ese cruel mundo llevándose a todos los que uno pueda de paso.
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