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Domino / 2022
La banda originaria de Sheffield, Arctic Monkeys presenta su séptimo álbum de estudio, The Car, a través del sello Domino. Han pasado cuatro años del lanzamiento de Tranquility Base Hotel & Casino, material que dividió opiniones entre los fanáticos y que representó un cambio formal, otro más, en el sonido del grupo.
En esta ocasión se continua sobre esa misma línea, ya que el primer tema “There´d Better Be A Mirrorball” funciona como puente al disco anterior, y como base de lo que escucharemos en los siguientes temas. También sirve como advertencia, porque como sabemos, bajo ésta no hay engaño.
Para los que decidan continuar hay recompensas, la principal, una banda mucho más cómoda en esta nueva era, por ejemplo, en “I Ain´t Quite Where I Think I Am” se libera del pánico escénico. Guitarras funk juguetonas, sexys y descaradas, elevadas con grandes arreglos orquestales que manejan el estado anímico de la canción. Remonta a los tiempos de AM pudiendo incluso formar parte de éste en alguna versión deluxe.
Si el anterior tema recuerda a materiales pasados, “Sculptures Of Anything Goes” nos lleva más atrás, a la era Humbug. Obscura, pesada y minimalista, con una base rítmica que te respira en la espalda, mientras la voz te increpa de frente, haciéndote sentir a gusto en este incomodo lugar.
“Body Paint” es el sencillo estrella, en el que podemos ver con mayor claridad las intenciones y la dirección que tomó la banda en este álbum. Monumental y dramática, que funciona de manera distinta cuando se presenta en vivo, un nuevo clásico de Arctic Monkeys, que irá encontrando su lugar en los próximos años dentro del setlist.
“Hello You” resalta por su rareza, muestra posibilidades no exploradas en los demás tracks, al reacomodar todos los elementos que están presentes en el disco. Ya que la atmosfera cinematográfica rodea tanto el ambiente, la podríamos describir como la secuencia de acción dentro de la película.
Por último, destacar “Perfect Sense” que da un cierre redondo al material, se entrega totalmente a los instrumentales, siguiendo la analogía con el cine, es un final abrupto, deja muchas cosas al aíre, pero no inconclusas, como si preparara una secuela. Cosa que siempre sucede con el grupo, ya que realmente se puede trazar una línea narrativa en su discografía.
En conclusión, es un gran álbum, consecuente mas no continuista. Mantiene la esencia de Arctic Monkeys; las letras cripticas de Turner, y la fuerza instrumental del conjunto, con menor intensidad, pero mayor precisión, es obvio que Alex es el motor creativo, pero Cook, Helders y O´Malley marcan la dirección.
También, es evidente que los tiempos de las escapadas nocturnas, las peleas de bares y los amores de trastienda quedaron atrás, y ahí deben quedarse, como recuerdos a los que podemos llegar desde la nostalgia y no como una constante necesidad de revivirlos.
Sin duda podrían repetir su fórmula hasta el cansancio, como muchos de sus contemporáneos, pero igual que ellos habrían sido superados hace ya tiempo.