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XL Recordings / 2020
La música de Arca (Alejandra Ghersi) siempre me ha parecido intangible, transgresiva, exótica, una “especulación”, como ella la llama; se aleja de conceptos, está llena de variaciones y cambia con el tiempo y el ambiente, nunca se siente de la misma manera. En KiCk i esto es notorio, Alejandra Ghersi crea un espacio lleno de energía y caos donde no existe la vergüenza. Es “un grito de guerra para luchar contra la categorización”, una protesta a través de los sonidos que busca nuevas posibilidades en cada canción, y donde “el cuestionarse es más importante que si hay una respuesta verdadera,” porque al final esa es la parte divertida de su música, la imposibilidad de definirla.
“Puedo ser amigable o falsa, puedo ser sexi o puedo estar triste, qué delicia es ser no binaria”, dice Arca en “Nonbinary”, una canción cuyos beats suenan tan poderosos como la actitud de la artista, y en la que las palabras fluyen espontáneamente como una cadena de espectros con una única dirección: “Habla por tus propios estados del ‘ser’.”
Si bien, Arca había explorado el pop en sus primeras canciones como Nuuro y más recientemente con “Desafío”, ahora lo hace en “Time”, donde produce un sabor pop complejo, ácido, expansivo y excéntrico al mezclar una voz encantadora envuelta en reverb y sintetizadores que se sienten como destellos de luz. También es el caso de “Calor”, donde la productora retoma lo sombrío, ecléctico, experimental y misterioso de los paisajes sonoros de Xen y Mutant; o “Machote” y “No Queda Nada”, que me recuerdan a las baladas teatrales y devastadoras de su álbum homónimo, dramatizadas por la voz grave de Ghersi; solo que ahora son más románticas y ligeras, con elementos ambientales y bass, así como cambios de voz, por momentos fuerte y en otros delicada como cuando Alejandra canta “no queda ni un rincón en el que no haya penetrado tu calor” y aúlla “una y otra vez” como si fuera una loba cantando su amor a la noche bajo la luna llena.
Ghersi siempre ha encontrado la forma de deconstruir los géneros, esto le ha dado el sobrenombre de “Diva Experimental”. Otro factor es su personalidad extravagante que se ve reflejada en canciones como “Riquiquí”, un paso audaz en el álbum, con vocales acelerados y frases aleatorias, así como beats que parecen disparos, distorsiones y cacofonías que se encuentran viajando en el espacio, mientras Arca canta como si estuviera teniendo una falla técnica en su cuerpo “como una gata en cámara lenta” y maúlla. Lo mismo ocurre con “Mequetrefe”, donde el glitch reggaetón y grime crean el escenario explícito y bizarro de sus shows en vivo, en los que la artista viste un corsé de latex, medias de red, tacones y largas pelucas, así como mangueras y prótesis que semejan la figura de un cyborg, a la vez que se arrastra o se encuentra sobre una mesa gritando “ella no toma taxi, ¡que la vean!; mami quiere mequetrefe, mira cómo se crece.”
De una forma menos disruptiva, pero igual interesante, divertida y bailable está “KLK”—“un tema durísimo"—, una bomba donde emergen diferentes ritmos de reggaetón clásico con la voz coqueta de Rosalía, que se va reproduciendo en repeticiones con divertidas intervenciones que Arca va lanzando sin desdén—“rompopopom”...“quiero verles a todos meneando la cadera”.
En KiCk i, por primera vez, Arca incluye colaboraciones en un disco, creando una “tercera forma” de hacer música que no pertenece a ella, ni a la otra artista, sino que surge de su trabajo juntas. “Watch” es un rap agresivo e intenso con beats de industrial y sensuales gemidos por parte de Shygirl, mientras que “La Chíqui”—colaboración que realizó con SOPHIE—es una pieza desconcertante de pop retorcido y burbujeante con una producción maravillosa que deja una cosa muy clara menéalo. Finalmente, “Afterwards” es más contemplativa y densa, aunque la voz de Björk crea una atmósfera muy dulce mientras canta un poema de Antonio Machado:
KiCk i es la forma filosófica de existir y de crear de Alejandra bajo “un pensamiento no binario que se siente fértil, que abre posibilidades en vez de producir colapsos, permitiendo el cambio sin resistir.” Un álbum tan fascinante y cautivador como perturbador y disonante, un laberinto cuyas entrañas llevan a muchas maneras de expresarte, liberarte o perderte.