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Static Discos / 2021
A mediados del siglo pasado, Marshall McLuhan sentó las bases del estudio de los fenómenos de comunicación masiva con su conocido axioma: “el medio es el mensaje”. A través de éste, advertía que el contenido de un medio es menos importante que la tecnología por sí misma, la cual altera la forma en la que nos relacionamos con el entorno. Más de cincuenta años después, esta teoría ha alcanzado al mundo del arte con proyectos como Antiguo Autómata Mexicano, quien disuelve las barreras entre ciencia y sensibilidad humana en el álbum 20+ Piano Improvisations, su esperado regreso tras más de un lustro.
El regiomontano Ángel Sánchez Borges, filósofo, periodista de rock y músico, es un artista que no conoce límites ni con las tecnologías de producción ni con la música enfrentada a sí misma. Proyectos de los 90 e inicios de siglo como Alambrista, Slowmotionlove y Seekers Who Are Lovers —el último con un sólido reconocimiento de revistas como Pitchfork— rompieron las barreras entre el rock, el shoegaze, el dreampop y hasta ritmos como la cumbia, en un ejercicio estilístico que incluso precedió la revolución sónica de la Avanzada Regia.
Pero, si acaso Ángel se ha sentido cómodo en un lugar, éste ha sido la música electrónica. Bajo el nombre de Antiguo Autómata Mexicano, el artista ha explorado los límites entre el techno, el glitch, el micro-house y el krautrock para forzar las barreras del software como Reason y, de paso, demostrar la futilidad de las etiquetas musicales en la época actual. Sin embargo, seis años después de su último álbum titulado Microhate (2015), la sociedad y tecnología —el “medio”— han cambiado tanto que el “mensaje” ha exigido una transformación radical. Por ello, 20+ Piano Improvisations llegó para establecerse como la música definitiva de la era contemporánea.
Como el título lo sugiere, 20+ Piano Improvisations es una colección de piezas donde la aleatoriedad precede al academicismo. En lugar de una ejecución virtuosa y razonada del piano, Ángel programa una serie de algoritmos generados por computadora que derivan en sobrios ambientes instrumentales numerados en orden ascendente. Por momentos, éstos rozan el principio minimalista de la repetición; por otros, se dejan arrastrar al caos rítmico sin llegar a la atonalidad.
De esta forma, hay momentos como “Piano Improvisation No. 4” o “No. 17” que evocan los ambientes oníricos de Brian Eno en su Music for Airports, mientras otros más veloces como “No. 5” o “No. 19” hacen un guiño a las obras minimalistas de Terry Riley o Steve Reich. No obstante, piezas como “No. 9”, “No. 10” y “No. 11”, ahogadas en notas y patrones incognoscibles, parecen ser una continuación de Conlon Nancarrow y su legado experimental. Este compositor estadounidense radicado en México se hizo un lugar en la historia de la música por escribir partituras que a simple vista parecían imposibles para cualquier pianista, pero, ejecutadas por máquinas como la pianola, revelaban patrones matemáticos escondidos para el oído promedio. Así que, en momentos como éste, la música de Antiguo Autómata Mexicano no solo se evidencia como no-humana, sino que aprovecha esta condición para realizar un comentario sobre ella misma.
Como todo álbum de ambient, 20+ Piano Improvisations es una obra para escuchar en soledad y apreciar las variaciones armónicas. Pero, más allá de eso, es un claro ejemplo de la relación simbiótica creada entre la omnipresencia de la tecnología digital y las nuevas formas de apreciación artística. Aunque escuchamos retazos de sensibilidad humana, termina por imponerse un programador automático; pero éste no molesta, sino que suma a la experiencia al permitirnos darnos cuenta de nuestra propia aceptación por máquinas haciendo música.
Antiguo Autómata Mexicano ha experimentado con los límites del rock, el shoegaze y el techno. Esta vez, lo hizo con los límites de la creación musical.