Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
7
Loma Vista / 2022
El prolífico e icónico cantautor estadounidense Andrew Bird, presenta su nueva producción discográfica Inside Problems, a través del sello Loma Vista. Siempre constante en su trabajo, lanzando prácticamente un disco por año, y contando con altos estándares de calidad; como músico, compositor e interprete, esta vez no es la excepción.
Haciendo gala de sus dotes y virtuosismo, Bird trata de expandir el género y su proceso creativo. En cuanto composición, sus letras dejan de lado el perfil de personajes para centrarse en sí mismo, un ejercicio de reflexión, abre su mundo para compartir sus ideas y sentimientos a cerca de lo que pasa con él, y cómo le afectan los sucesos que lo rodean. Este material, es un viaje interno, donde se pretende que con cada canción se adentre uno a la habitación, se sienta acogido y cuando más cómodo nos encontremos sea el momento más íntimo y vulnerable, punto de choque entre el autor y el escucha.
Musicalmente no hay muchas sorpresas, Andrew Bird conoces sus límites y los respeta, trabajando más sobre el re-acomodo de sus formas que un cambio de fondo. Lo escuchamos desde el primer momento a destacar “Underlands” tema que abre el disco y que muestra las cartas con las que jugará por el resto de los siguientes tracks, combinando la crudeza de una guitarra folk con la suavidad de un ensamble de jazz, dentro de la estructura de una balada indie rock. “Inside Problems” canción que da nombre al álbum, se apoya en ritmos más sencillos, intentando engañar con su aparente simpleza, pero su grandilocuente final la delata. Lo mismo podemos decir de “Faithless Ghost”, cruzada por el silbido de Bird, y en la que nos ofrece su interpretación más intensa, explorando sonidos cercanos al góspel y country. Por último, “Never Fall Apart” con la que cierra el álbum, sostenida por la voz de Andrew y una sencilla base rítmica de proto-punk, pero que deviene, como todo el álbum, en una mezcla de sonidos reconocible, pero difícil de clasificar.
En conclusión, es un buen disco, que explota las capacidades musicales, más que probadas, de Andrew Bird, pero que se queda corto en sus intenciones. Los ritmos y géneros que lo componen se vuelven lugares seguros a los que se recurre constantemente, son, paradójicamente, los puntos más sobrios, aquellos que se revelan más arriesgados, en los cuales la intimidad que nos sugiere el cantautor se muestra con mayor claridad. Por lo pronto, la invitación que nos hace a explorar su mundo interno queda abierta.