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Alt-J — The Dream

9

Alt-J
The Dream

Infectious Music y Canvasback Music / 2022

Artista(s)

alt-J

17/Feb/2022

The Dream se interna en nuestro inconsciente creando una obra sinestésica para detenernos  y preguntarnos: “¿Es fácil recordar lo que significa ser humano?”.

Tras cinco años del lanzamiento de Relaxer, alt-J regresó para presentar su quinto álbum de estudio The Dream. Una obra que, a pesar de la basta gama de colores y ritmos, contiene reflejos cristalinos para dejarnos ver el contexto en el que fue escrito. 

¿Alguna vez nos han decepcionado? Como en todo hay canciones que destacan y son dignas de ser la sensación en plataformas como Tik Tok e Instagram; otras pasan desapercibidas. Sin embargo, se complementan y bastan unas reproducciones más para tomarles cariño. Este balance es gracias al productor Charlie Andrew que ha trabajado con la banda en álbumes como An Awesome Wave y This Is All Yours, mismos que podemos ver plasmados. 

The Dream comienza con “Bane”, un tema que muestra un rayo de lucidez debido al rasgueo de guitarra que encontramos en el vaporwave. No es una ilusión, nos recuerda a Pink Floyd pues el solo de guitarra está grabado con el Vox AC30 que perteneció a David Gilmour. “U&ME” destaca con los slides y distorsión de guitarra que despierta el deseo del amor durante la juventud. 

“Hard Drive Gold”, en cambio tiene un estilo surf recalcando el groove en el bajo mientras canta “no tengas miedo de ganar dinero”… Hoy es irónico, pero tal vez se trate de un himno que se consolidará con los años. Dale la vuelta al tema “Hey Joe” de Jimi Hendrix y como resultado tenemos “Happier When You’re Gone” mientras nos deslizamos en un inmenso mar de posibilidades amenizado por guitarras que asemejan el cantar de las ballenas. 

En “The Actor” todo se vuelve neón para gozar de un tema synth-pop que juega con guitarras vibrantes. Todo comienza a cambiar en “Get Better” es un tema acústico, una carta que nunca fue entrega y en el que la voz angustiada de Newman retrata el dolor de ver a un ser querido morir durante la pandemia. 

Cabe destacar que las siguientes canciones nos acercamos a un loop de casi 15 minutos ya que se vuelven predecibles. No obstante, reconocemos que son complicadas porque son ambiciosas en el ámbito de la composición, algo que nunca habíamos visto en el trío inglés, pero que mejoraron en los años de ausencia. 

En “Chicago” el arpegio nos ayuda a enfrentarnos a una tormenta para subir de intensidad con un juego de cuerdas que nos tensa y finalmente liberamos la energía contenida con ritmos electrónicos. “Philadelphia” juega con nosotros y presenta violines chirriantes adentrándonos en una ambiente de suspenso. En “Walk A Mile”, Thom Green y Gus Unger-Hamilton se unen a la voz de Newman para reforzar el coro. La tranquilidad del mar de fondo, el violín triste y la profundidad del bombo pausan el tiempo que se siente como una eternidad para llegar al final. 

“Delta”, sí, como el símbolo de la banda. En esta solo hay voz, pero funge como un mantra que la banda nos debía desde hace tiempo. “Losing My Mind” nace de las nuevas rutinas de la pandemia como la de escuchar podcasts así, entre reverberaciones una guitarra dreamy y un órgano divino, reflejan la psique de un asesino en serie. 

Finalmente, “Powders” nos deja con una sensación de calma sintiendo las olas del Pacífico para prestar atención a la conversación que se lleva a cabo. Un cierre gradual, que nos deja en medio del camino con ganas de más. Ya esperamos su próximo álbum.