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Quincy Jones, el nombre que hizo vibrar al mundo entero, el mismo que rompió fronteras entre géneros y supo mezclar desde el jazz hasta el pop y el hip hop con un toque inigualable, murió el domingo en California a los 91 años. Su muerte fue confirmada en un comunicado de su publicista, Arnold Robinson, en el que no se mencionaba la causa.
Jones fue mucho más que un productor: fue el alma detrás de los ritmos que definieron el siglo XX y el arquitecto de obras icónicas que siguen resonando en cada rincón del planeta.
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Nacido en Chicago en 1933 y criado en Seattle, Quincy comenzó su amor por la música con el piano, pero fue la trompeta su verdadera aliada para conquistar el mundo. Abandonó la Berklee College of Music en Boston para lanzarse a la carretera con la banda de jazz de Lionel Hampton y, tras su llegada a Nueva York, empezó a brillar como arreglista de gigantes como Ray Charles, Count Basie y Ella Fitzgerald. Su primer álbum, This Is How I Feel About Jazz, salió en 1956, y de ahí en adelante su nombre comenzó a resonar en los escenarios más grandes y con los artistas más legendarios.
Jones fue el cerebro detrás de Thriller de Michael Jackson, el álbum más vendido de la historia, y también produjo Bad, que se convirtió en otro clásico instantáneo. Pero su magia no se limitó a Jackson; trabajó con titanes como Frank Sinatra, Aretha Franklin, Dizzy Gillespie, Ray Charles y muchos más, dejando huella en discos y singles inolvidables.
Aventurándose más allá de la música, Quincy rompió barreras en Hollywood, siendo el primer afroamericano nominado al Oscar a Mejor Canción Original y componiendo bandas sonoras que marcaron época. Su genialidad también conquistó la televisión, donde compuso temas inmortales como los de Sanford & Son e Ironside, y produjo éxitos como The Fresh Prince of Bel-Air y "We Are The World", para recaudar fondos para combatir la hambruna en Etiopía.
Quincy Jones se va, pero su legado no tiene fin. Su música sigue siendo una cátedra de pasión, diversidad y genialidad, y su espíritu de innovación es una invitación a seguir buscando nuevos sonidos. Quincy no solo hizo historia; él es la historia misma del sonido moderno.