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Desde antes de que existieran las plataformas de streaming, ya hacíamos “playlists” o selecciones de canciones especiales para cada ocasión, sea que quemaras el disco perfecto para la carretera, para barrer o para llorar, indudablemente la música nos motivaba de distintas formas. Lo mismo sucede con la música y el acto sexual, así lo propone Hugo Sánchez Castillo, profesor de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Sánchez Castillo considera a la música como un elemento extra que puede asentar el mood de un encuentro, entendiendo así que las melodías y sobretodo las letras, pueden estimularnos al tener sexo. La música es entonces un facilitador de la conducta sexual, pues genera un ambiente propicio para desinhibirnos y sentirnos más cómodos. La cuestión aquí es ¿qué tipo de música es ideal para el sexo?
Mientras que los gustos son subjetivos y la experiencia sexual varía según cada persona, parece que ciertos géneros musicales son más propicios que otros, o así lo determina un estudio elaborado por la Universidad de Londres, titulado Science Behind the Song donde a través de un análisis neurocientífico apoyado en matemáticas y psicología cognitiva, determinaron que hay melodías más estimulantes que otras al tener relaciones sexuales, dividiendo los géneros de la siguiente forma:
Por supuesto, los gustos pueden variar y esta categorización puede ser tomada con ambigüedad, ya que muchos acordaron que el reguetón es en realidad uno de los géneros más eróticos de todos, gracias a sus letras explícitas y su ritmo constante. La lista también puede verse alterada dependiendo la generación a la que se pertenezca, pues si bien, en el presente el reguetón ya es un género popular que ya no se somete a los mismos prejuicios que en un inicio, para generaciones anteriores este puede seguir representando cierto tabú que no ayudaría con su experiencia sexual.
La música entonces es un motor para la liberación que podemos necesitar durante el acto sexual, sin embargo no podría decirse que exista un género perfecto ni afrodisiaco para el cometido. Es en todo caso un facilitador, crea el ambiente adecuado para que nuestros deseos puedan ser cumplidos, pues resulta un estimulante de nuestros centros de placer liberando dopamina, el neurotransmisor que nos hace sentir felices, niveles que se incrementan en un 9% cuando la música escuchada es de géneros agradables para el escucha. De acuerdo a Sánchez Castillo: ‘La música es necesaria, no solo para el sexo, sino para nosotros como especie.’