Favoritos
Haz click en la banderilla para guardar artículos en tus favoritos, ingresa con tu cuenta de Facebook o Twitter y accede a esta funcionalidad.
La música puede ser arte, puede ser terapia, puede ser un estado mental… la música puede ser cualquier cosa, pero cuando es la banda sonora de más de una vida, lo es todo al mismo tiempo. Pablo Sotelo e Inner Wave han logrado crear, a través de sus canciones, un puente en el que se unen sus propias experiencias y anhelos y las historias de quienes los escuchamos con el afán de encontrar un lugar de paz dentro de la zona de guerra en la que se ha convertido la vida actual.
Mediante una llamada telefónica, Pablo, desde un lluvioso Londres, me contaba las razones de su visita a nuestro país para tocar en esta edición de la Semana IR!. “Sucede algo muy extraño porque un día nos dimos cuenta de que la Ciudad de México es la tercera ciudad que más escucha nuestra música, así que en cuanto nos invitaron a tocar ahí, no lo pensamos un segundo”, pero en realidad esto era solo cuestión de tiempo, pues su padre es originario del estado de Morelos y el mismo Pablo ha recorrido aquella zona en un viaje familiar. “No será la primera vez que vengo, pero creo que para nosotros como banda será un primer acercamiento que esperamos con muchas ansias”.
Poco a poco, mientras la charla continuaba Pablo me contaba que la dinámica de la banda es bastante peculiar: son un grupo de amigos que más bien se desenvuelven como una familia que ama el rock psicodélico y el wave pop. “Lo pienso a veces, ¿sabes? Y creo que nos mantenemos juntos porque al final del día seguimos siendo amigos… familia. Incluso cuando hay problemas y cosas con las que lidiar, entendemos que pase lo que pase vamos a seguir ahí, uno al lado del otro”, lo cual ha permeado en la manera en la que hacen música y en cómo se mantienen genuinos. “En realidad es un poco de todo. Ser una banda latina sí forma parte de nuestro sonido, pero no es el único eje en el que basamos nuestro sonido. Creo que todo puede resumirse en que esta es la música de la que nos enamoramos cuando éramos pequeños y es la música que siempre quisimos hacer”.
Para un multiinstrumentista que comenzó a tocar la batería a los nueve años y la guitarra a los 11, la música siempre ha sido una parte esencial de su vida, tanto que sus canciones se vuelven anecdóticas, casi como si fueran un soundtrack intencional de su propia historia. “Creo que la música que hacemos sería el 50% de mi soundtrack perfecto, pero el otro 50% estaría lleno de todo lo que hay ahí afuera. Sería muy triste la historia de mi vida si solo escucharas Inner Wave en toda la trama”. Hace poco más de una década, estos jóvenes residentes de Los Ángeles, se juntaron para cumplir el sueño de cualquier adolescente rockero de aquella soleada ciudad. Y lo lograron con creces. Fuera de números, contratos y listas de popularidad, la música de Inner Wave ha logrado hacerse de un espacio único y, sobre todo, íntimo con gente que conecta con su música y las historias que se tejen en las letras y melodías de los de Inglewood.
Los temas iban y venían, por momentos acompañados de risas, y llegado el punto de las preguntas obligatorias, el frontman de la banda no tuvo ningún reparo en contarnos acerca de sus planes. “Estamos preparando un show especial para México, en realidad siempre queremos que todo sea especial en cada lugar. Además tenemos un EP próximo a salir el 22 de mayo y mucha más música que queremos compartir, pero es complicado… queremos que sea justo como la pensamos. Estamos. Buscando nuevos sonidos y queremos que este nuevo material sea más bailable, más alegre… queremos verlos a todos bailar”.
Sea chill wave, sea rock psicodélico, sea lo que sea… la realidad es que la música de Inner Wave se ha convertido en uno de los sonidos más característicos de la escena indie en Los Ángeles, lo que los ha llevado a ser conocidos en muchos lugares más lejanos que su natal California, prueba de ello es su extenso tour de 18 fechas a lo largo de Inglaterra y Estados Unidos (sin contar su aparición en la Semana IR!) y la acogida del público a cada lugar al que van. “Es muy satisfactorio encontrar a la gente en los shows, gente con la que cantas y que te mira a los ojos con sinceridad. No cambiaría ese sentimiento por nada”. Y al final es algo que parece latente porque más que pensar en ser la banda que llene estadios o que busque tener premios, lo que Pablo y compañía quieren es otra cosa. “Creo que el punto máximo que espero alcanzar es el poder sentir que estoy haciendo la música que siempre quise hacer, que pueda sonar tan bien como siempre quise sonar y que, al final del camino, eso pueda impactar en la gente y hacerlos sentir que ellos también pueden”. Bonito, ¿no?
Al final, como un agradable recuerdo, las palabras fluyeron hasta llegar a una despedida en la que Pablo expresó una petición especial para todos sus fans. “Por favor vengan a nuestro show, van a disfrutarlo y divertirse como nunca. Tenemos muchas sorpresas para ustedes”.
Si la música puede tejer puentes entre quienes la crean y quienes la escuchamos, y ese es el fin último de tan cercano arte, lo que han hecho Pablo, Jean Pierre, Chris, Elijah, y Luis es justamente eso: acercarnos a ellos y compartirnos sus sentimientos y emociones para que no nos sintamos solos, para que algo nos cobije y encontremos un poco de calidez en el frío mundo que nos tocó poblar.