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Conforme nos alejamos de la faceta más pop de la industria, nos encontramos con un nutrido paisaje de expresiones, procesos y profesionistas sin los cuales, nuestro contacto con lo artístico sería imposible. Desde managers y productores, hasta supervisores musicales para cine y televisión, pasando por DJs o empleados de disqueras. Todos forman parte del complejo sistema que, hoy por hoy, nos mantiene en contacto con el sonido. Y, si hemos de hablar de estos roles, qué mejor que conversar con alguien que los ha vivido todos: Fernando Heftye.
El fanatismo temprano por Nirvana empujaría las ambiciones musicales del mexicano durante toda su educación básica. Esto hasta comenzar una etapa de madurez, artística y profesional, como miembro de una de las agrupaciones insignia del indie nacional: Los Plastics Revolution.
La banda empezó como algo divertido y sin intención. Fueron nuestras canciones las que nos abrieron la puerta de lo que era la escena en ese entonces, de la industria, lo que implica vivir de la música”, apunta el músico.
10 años de trayectoria sobre el escenario dieron a Heftye una visión mucho más amplia y profunda de lo extramusical. De músico y compositor, pasó a fungir como representante de la banda, llevar la agenda de bookings, entablar relaciones con medios especializados y, finalmente, trabajar para la discográfica Indie Alliance.
Creo que ha sido un camino lindo y natural. La vida, y las personas que encontré en ella, me fueron llevando hasta donde estoy”, comparte Heftye.
Sus estudios en el conservatorio de Leeds, Inglaterra, no hicieron sino acentuar el espíritu de apertura y colaboración que había profesado hasta ese entonces. Entablando amistad con James Smith (vocalista de Yard Act) y disfrutando de actos como Grizzly Bear, St. Vincent, The National o Beach House en venues de 200 personas o menos. “Abrir oídos a todo lo que no conocía, en un país con tanta historia en lo musical, fue muy significativo para mí. Más allá de la Universidad, me quedo con este ambiente de músicos que todo el tiempo están colaborando, compartiendo ideas, yendo a conciertos, etc”. Así, y dado que el camino parecía ir en un solo sentido, el creativo comenzaría a gestionar catálogos de sincronización para TV. Seleccionando meticulosamente y, con el apoyo de su socio comercial, Igor Figueroa, la música mejor adaptada a tal o cual escena.
Para mí, la música sigue siendo todo. Es mi día a día, mi trabajo, lo que disfruto en mi tiempo libre. Siempre es parte de algo más grande”.
Con la pasión de los ideales trasladados a cada proyecto, Heftye lograría ganarse la confianza del productor Nicolás Celis, quién le ayudaría a migrar al mundo cinematográfico y desempeñarse creativamente como supervisor musical.
El supervisor es esta pieza encargada de hacer el soundtrack con música que ya existe. La parte creativa gira alrededor de escuchar música, descubrir cosas nuevas, aprender lo que le gusta al director. La otra mitad es exclusivamente legal y administrativa: contactar artistas, platicar con disqueras, llegar a acuerdos, etc”.
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Heftye lleva su lunes a viernes tratando de encontrar las canciones que resuenen con la visión del director, el tono de la escena y el presupuesto disponible. Resolviendo esto último de manera tan propositiva como sea posible.
Tratamos de guiarnos por líneas creativas. ¿Qué quiere el director? ¿Cuál es el tono de la película? ¿Qué artistas o disqueras funcionan mejor?”.
Es en este espacio, entre la logística y la respuesta sensible, donde el ex Plastics mantiene la mirada sobre el camino que tuvo que recorrer para llegar aquí: el giro independiente. Siempre entre el instinto pop —demandado por clientes– y el revés de curaduría underground que se esfuerza por mantener.
“Empujar otros nombres siempre ha sido una de mis ambiciones profesionales. Desde que empecé con los Plastics, pasando por el sello en el que trabajé, como DJ y hasta ahora; quiero enseñar música nueva a gente nueva. Pienso en nombres como Lázaro Cristóbal Comala, Unperro Andaluz, Luisa Almaguer, Los Amparito o Petit Amie, que ya son algo conocidos, pero vale la pena voltear a verlos”.
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Entre la labor diurna de proponer hasta 30 cortes distintos para una sola escena, Heftye logra reunir tiempo (y energía) fungiendo como DJ en distintos clubs y trabajando en Fishlights, su proyecto solista.
Con mi proyecto, trato de seguir más mi instinto en lugar de escuchar lo que quiere la gente. Sé que jamás podré escapar de esta influencia externa, pero al hacer música trato de hacerlo por el placer que me da, lo que puedo expresar. Sin esta presión de satisfacer a un cliente, director o a gente bailando”.
Con todo lo anterior en mente, el futuro del músico, productor, DJ y supervisor musical de sonido apunta a seguirse expandiendo profesional y artísticamente. Con la mira en lo más alto de disciplina y la naturalidad con la que se ha desarrollado en todas sus facetas. “No sé si valga soñar hasta Hollywood, pero empezando por lo nacional me gustaría trabajar con Alonso Ruíz Palacios, David Pablos y Lila Avilés. En grandes ligas y, los que han sido referentes para supervisores musicales de sonido, diría Wes Anderson, Quentin Tarantino y Paul Thomas Anderson. Con esos tres ya estaría en el tope del cine que me gusta, sobre todo en lo musical”.