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Él Mató a un Policía Motorizado es una de las bandas más importantes en la actualidad en español. Lleva poco más de 13 años reinventándose para lograr canciones sinceras. Podríamos decir que es casi dos bandas distintas desde su inicio con "Tormenta roja" (2003) hasta la actualidad "Ahora imagino cosas" (2017) (los dos sencillos), pero esto no en un sentido negativo, al contrario, habla de una metamorfosis animal, pues la esencia de la banda sigue intacta: mantiene el compromiso consigo misma en la búsqueda constante de nuevos sonidos con una honestidad brutal.
Suárez o Peligrosos Gorriones son algunas de las bandas Argentinas –su país de origen– que los influyeron, pero también los amigos. “En la escuela yo era muy cabeza de pank rock, viste, la influencia más directa también es la de los amigos cercanos. Por ejemplo, Koyi, que ahora tiene su proyecto solitario. Fue el primero que se animó a hacer canciones, eso me partió la cabeza”. Dice el vocalista, bajista y líder del proyecto, Santiago Motorizado, al otro lado del teléfono. Sus respuestas son contundentes, sinceras, tal y como es el espíritu de la banda nacida en La Plata; y que este año vuelve al país para dar recitales en el Festival Coordenada en Guadalajara; en SALA, Ciudad de México y en Escena, Monterrey (20, 25 y 26 de octubre respectivamente).
Él Mató ahora utiliza más teclados y otras bases musicales. Así, se vuelve a reinventar en su reciente disco: La Síntesis O'konor (2017). Pues integra un nuevo miembro que se encarga de las percusiones, aunque nunca dejan fuera sus características guitarras distorsionadas en primer plano. La búsqueda por nuevos sonidos no cesa, y en la línea de esa reinvención, Santiago comenta. “Hay sonidos muy propios que uno los lleva desde chico, que son como esa motivación que te empujan a hacer una banda, darle continuidad a ciertas cosas que uno ama. Y eso está presente siempre, lo que sucede es que uno lo va desarrollando y se va sacando las ganas de hacer eso, van pasando los discos y dice, bueno, esto ya lo hice, ahora es momento de ir a buscar otras cosas, nuevos desafíos en el sentido de que a veces uno para buscar ese nuevo sonido tiene que correrse del lugar seguro”.
En el plano de las letras, una de las constantes –aunque sutilmente– es el tema de la violencia, no como apología, sino como un retrato de la sociedad. “Cuando desarrollo una idea trato de no decirla, busco que el cierre final de la interpretación quede en el que está escuchando. El contexto siempre está dando vuelta y genera influencia”.
Y es que el monstruo creativo se interesa en hablar de lo que sucede en lo inmediato. Al respecto, para Santiago sus canciones frente a la actualidad, en todo caso podrían aspirar. “A mitigar el dolor que te genera vivir en esta sociedad” cargada de feminicidios, negaciones a leyes que reclaman el derecho a la libertad y a la vida o las crisis económicas. “Espero que el que sea gustoso de escuchar nuestra música encuentre aunque sea un momento de paz. Después para mucho más, creo que no da el arte. Hay que pasar a otro plano. Uno si quiere cambiar la realidad, aunque sea la pequeña realidad de su propio ecosistema, tiene que tomar cartas en el asunto e ir un poco más allá. Vivimos en un mundo donde se busca el confort inmediato y superficial y cuesta enfrentar esas realidades”.
Él Mató tiene muchos proyectos en la galera, pero habrá que esperar. “Somos una banda cien por ciento autogestionada, entonces todo lo que realizamos lleva su dificultad. Por ahora ningún plan puntual con fechas”, concluyó.