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Si lo que sucede en los estudios Hammer es cierto, ¿Qué hace el personaje de Friedrich Murnau a las orillas de Huntington Beach? Dentro del folklore europeo, la existencia de estas criaturas corresponde únicamente a las aldeas de Rumanía y Hungría; para el imaginario cinematográfico de los admiradores de Harry Kümel basta la exaltación de las femme fatales y desde los manuscritos de Theresa Bane y Angela Sommer, los vampiros no son más que la personificación del miedo.
Para hablar de The Darts, el relato occidental, retrato hollywoodense y la condena judeocristiana hacia la noche de Walpurgis resultan referencias simplistas. Es necesario escabullirse entre loa escritos sobre Lilith, Lamia, Nabeshima y, ¿por qué no? el guardarropa de Ann-Margret.
Al igual que en el cine, los vampiros -sea en su caracterización o concepto- mutan de acuerdo a los gustos e intereses de quienes se sirven de su fascinación estética y literaria. El andar de Peter Murphy en Wardour Street, el presumir tétrico de Nick Cave con The Birthday Party y unas cuantas dedicatorias por parte de Annie Lennox, Concrete Blonde y Cradle On Filth recuerdan el objetivo de Guillermo del Toro y sus predecesores: La cultura popular mantiene vivos a los vampiros.
Para Nicole Laurenne (voz y órgano), Meliza Jackson (guitarra), Christina Nunez (bajo) y Rikki Styxx (batería) la puesta en duda de “Bela Lugosi’s Dead” se encuentra a la par de los deseos de escape de los destinos fatalistas de Le Fanu, Polidori y Sangster. “Queríamos formar una banda de puras chicas. En realidad no sabemos la razón del nombre; nos bastaba con que sonara cool y diera pistas de nuestra vestimenta. La mayoría de las mujeres tiene vestidos. Para nosotras, esa correlación es importante”.
Desde los inicios de The Darts (2016), las integrantes han sido claras en cuanto a la descripción con la que buscan posicionarse dentro de la escena. Alternan sus responsabilidades laborales con el trabajo al lado de Bob Hoag, Jason Livermore, Paul Roessler (productores), Kelly Sahr (fotógrafa) y Corey Fedor (periodista); transforman rupturas amorosas en conciertos de pórticos y hacen posible que el Conde de Orlok disfrute de una fogata en alguna playa californiana.
Tal y como lo advierten en su página web y en los primeros versos de “Roots and Roses”, The Darts. “Es una grrrl band de garage y psych rock que quiebra la cabeza y hace temblar cada uno de los huesos de los pies”. Su sonido y estilo sirven de contrapeso a la disolución de Bratmobile, la añoranza por la voz de Estelle Bennett (The Ronettes), los deseos (quizá fallidos) de un segundo álbum de The Black Belles y la insatisfacción de los posibles inconformes con el último material de Olivia Jean (Night Owl).
Si bien The Darts no lleva tanto tiempo en el radar de Rolling Stone, Stereogum o Pitchfork, la trayectoria individual no es una suerte de amateurs. Christina y Nicole nutren el proyecto a partir de los 12 años de The Love Me Nots, Meliza guía el rumbo de la banda a través de su conocimiento por múltiples géneros y Rikki Styxx espolvorea la vibra punk que la ha acompañado desde su etapa adolescente.
Desde el punto de vista del cuarteto, el diseño de un estilo particular y la descripción propia se sostienen en un equilibrio entre las bandas que más escuchan en Spotify -por ejemplo Idles, Thee Tsunamis, Fat White Family, Bleached y Melvins- y las influencias con las que crecieron: Buddy Holly, Chuck Berry, Led Zeppelin, Hall & Oates y Prince.
Por su parte, The Darts considera que -aunque se podría remitir de inmediato a la prosa de Elizabeth Gaskell y a los spooky roles de Winona Ryder- su música no enfrasca a alguna película, libro o autor en específico.
Además de los aplausos por su participación en Bélgica (Roots and Roses Fest y Sjock Fest), una de las constantes al hablar de The Darts es la diversión como única condición del trabajo cotidiano, misma que, por la naturaleza del temperamento de sus integrantes, no requiere de esfuerzos. “Abusamos de la palabra diversión porque nos gusta experimentarla con otras bandas y -sobre todo- porque la vinculamos con todo lo que hacemos: Escribir, tocar en vivo, salir de tour y estar juntas todo el día. Nos funciona como máxima de trabajo”.
Aunque Christina, Meliza, Nicole y Rikki no acostumbran giras tan largas -pues tienen otras ocupaciones y disfrutan cuidar de sus hijos-, les es difícil tener un registro preciso de cada ciudad o venue que visitan. Por fortuna -al igual que Deap Vally- The Darts tiene a su propia Stef Schmid Rincon.
El nombre de la fotógrafa que materializa los momentos memorables de la banda -tales como la interpretación de “Neat, Neat, Neat” al lado de The Damned y la wine party en Las Vegas- y colabora en la dirección de los audiovisuales (“Breakup Makeup”, “Get Messy” y “Gonna Make You Love”) es Kelly Sahr, quien al mismo tiempo diseña las portadas de los álbumes y aprueba que el closet de The Darts sea un desfile entre las prendas de Ann-Margret, Malia James y Sade Sánchez.
El crear musical de The Darts puede ser descrito por la simultaneidad. Mientras Fred Armisen (Trenchmouth) y Deb O’Nair (Fuzztones) coreaban “I Want Your Fun” y “My Heart is a Graveyard”, The Darts se reunió en California para discutir acerca de cómo una broma entre amigas podría ser inspiración para un psych trip de 35 minutos.
Aunque la costumbre del envío de audios vía Messenger fue parte de la producción de su tercer material discográfico, la banda declara que I Like You But Not Like That (2019). “Es un trabajo más profesional que Me.Ow (2017) y The Darts (2017)”, pues “aunque guarda la esencia del proceso creativo”, Bob Hoag (productor y amigo) propuso la grabación en el mismo estudio y profundidad lírica.
Después de cantar en compañía de Blag Dahlia (Dwarves) en San Francisco y de ser parte de la dieta musical de Stephen King, Christina Nunez declara. “El cumplimiento de su lista de deseos está casi completa”. No obstante, tiene una infinidad de audiovisuales y festivales en los que le gustaría escuchar a The Darts.
Si tuviera la oportunidad de organizar un Spooky Fest, sería muy parecido a Hipnosis. Por el momento es mi festival de ensueño. Estamos en el mismo cartel que dos de nuestras bandas favoritas: Uncle Acid and the Deadbeats y Electric Wizard. Además, nos emociona pasar un fin de semana entero en México”.
¿El siguiente paso? Ser reconocidas en los futuros filmes de Quentin Tarantino. “Sería estupendo que considerara “Break Your Mind”, “My Way” y “Phantom”. Siempre tiene los mejores soundtracks. Sabemos de las escenas clásicas y nos gustaría compartir ese privilegio con The Supremes, Nancy Sinatra y Ennio Morricone”.
La música de The Darts es la única forma de entender las caminatas del Conde de Orlok a la orilla de la playa. La alternancia entre los escenarios de Italia, Alemania y Bélgica y sus espacios de trabajo en Phoenix supera la bobalicona imagen de los vampiros de Twilight (2008).
Cuando están fuera del estudio o de las tomas de Kelly, las integrantes de The Darts se escabullen entre los mortales y modifican la ficción de The Addams Family (1964). Nicole tiene una silla en la corte municipal de Arizona, Rikki enseña medicina deportiva y Meliza labora en un consultorio dental.
Con fiestas orquestadas durante crisis maritales, el cuarteto recuerda que la cultura popular debe mantener vivos a los vampiros y a demás criaturas devoradas por los clásicos de la literatura y Hollywood. Sin necesidad de recurrir a los ambientes sombríos de Wilde, The Darts da una oportunidad a Elvira y Wednesday Addams para formar una banda y ambientar una despedida de soltera que no tiene lugar en el relato original de Mary Shelley.
Pregaming in Trento, Italy #thedartsustour2019 #nomiontherock
Posted by The Darts - US on Saturday, June 29, 2019