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Cuando Ty Segall tenía 19 años, pasó por una etapa crítica que definiría el resto de su prolífica carrera. Su primer banda en requerirlo como frontman, Epsilons, estaba comenzando a ser reconocida y aclamada, al menos dentro del nicho del garage rock californiano en 2006.
Lo que pasó entonces es la ocurrencia natural que se esperaría cuando alguien que se describe como un “joven bebedor existencial” se ve envuelto en el vórtice de confusión que debe ser terminar la prepa mientras tu banda comienza a ser aclamada por desconocidos: Ty comenzó a cuestionarse por qué hacía música en primer lugar.
“Admitiré que tenía un ego inflado para un escuincle de 19 años, y fue un duro momento darme cuenta que de pronto mucha gente pensaba que era un pendejo, porque estaba actuando como un pendejo. Entonces dije ‘espera una segundo, no debería comportarme así’, y pensé: ‘¿por qué me gusta la música?’, ‘por qué hago esto?’… ‘oh claro, es porque soy un raro y amo a los raros y me gusta hacer mierda rara’.”
Ty no es muy vocal respecto a qué tipo de comportamiento exactamente le ganó esa reacción, pero no pasó mucho tiempo después de esa etapa para que comenzara su proyecto solista, tras la separación de su primer banda y su mudanza a San Francisco.
Fue entonces que esa filosofía de “hacer mierda rara para gente rara” comenzó a permear el resto de sus creaciones. Decenas de álbumes después, el Ty de 2017 (ahora a sus 30 años) reconoce que fue afortunado el que pudiera tenerlo tan claro a una edad tan joven.
“Me parece que aprendí la lección bastante temprano ¿sabes? que no vale la pena hacer nada a menos que sea divertido. Porque si no es divertido entonces ¿quién quiere hacerlo? Creo que era el tipo de persona que aprendía las lecciones de la forma difícil, pero no cambiaría eso de mí porque, de cierta forma, ha hecho que la lección perdure”.
Y vaya que ha perdurado. Durante nuestra plática de 20 minutos, Ty Segall estaba en su casa en Los Ángeles, en el mismo cuarto que convirtió en un estudio y en donde pasa la mayor parte de su tiempo haciendo los demos de weird shit’que se convierten en álbumes, EPs o sencillos.
“En general cuando estoy aquí, y no tengo que prepararme para un tour o algo, estoy en este estudio dos, tres, cuatro días a la semana haciendo cosas. No sé qué hagan los grandes, pero es como un trabajo normal para mí… soy como un niño en una dulcería creando cosas raras. A veces la gente me dice que estoy haciendo demasiada música y se sacan de onda, y yo así de, ‘ok man, supongo que solo me he estado divirtiendo mucho…’”.
El último resultado de esa persecución por rareza y diversión se llama simplemente Ty Segall, a pesar de que su álbum debut de 2008 también se llamaba como él. Prueba quizás de que, a estas alturas, el músico californiano ha abandonado toda esperanza de que la gente le siga el rastro a sus lanzamientos.
Como ejemplo, podríamos decir que ese es el álbum que lo traerá al Festival HIPNOSIS de Indie Rocks! este 9 de diciembre. Pero considerando que en lo que va de 2017, Ty también ha sorprendido con el EP Sentimental Goblin, un mini disco llamado Fried Shallots y tres sencillos nuevos lanzados solo en Bandcamp, es difícil saber.