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Con un panorama musical abarrotado de fórmulas predecibles surge Winona Riders como un faro de innovación y autenticidad. Esta banda argentina, nacida poco antes de la pandemia y que ha pulido su sonido durante el confinamiento, ha logrado cautivar a propios y extraños. Desde sus inicios este grupo ha construido una narrativa sonora y discursiva que desafía las normas establecidas. Ahora, con su tercer álbum, No hagas que me arrepienta, Winona Riders nos invita a un viaje por los recovecos de su caos creativo, su valentía al desafiar la norma y su compromiso político.
Winona Riders no es una banda que apueste a lo seguro. En apenas unos años desde su formación, el grupo ha logrado consolidar una propuesta única que mezcla psicodelia, garage, electrónica y rock, generando una identidad sonora que rehúye de etiquetas. Su historia, como muchas de las grandes, empezó en un contexto adverso: la pandemia. Mientras el mundo se detenía, ellos encontraron un refugio en la música. "Tuvimos chance de tener un amigo que tiene salas de ensayo en el momento en el que no se podía salir por las medidas de aislación, él nos abría las puertas, entonces durante toda la cuarentena nos dedicamos a ensayar y tocar y así sale el disco debut, entonces ya cuando se pudo salir a tocar nosotros estábamos muy aceitados y, bueno, no paró", explican, recordando esa etapa con cuidado.
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La dedicación y la pasión no tardaron en dar frutos. Tras su debut, la banda ha mantenido un ritmo acelerado, lanzando tres álbumes en un corto periodo de tiempo y presentando una gira por Latinoamérica. Pero, ¿Cómo manejan ese ritmo tan acelerado de producción y creación? "Nuestro peor enemigo en realidad es el tiempo", confiesan. "Primero dos discos, veníamos de tocar los temas mucho en vivo; entonces, se empezaban a producir en vivo y ahí como que iban mutando he iban quedando las mejores partes, el tocar muy seguido todos los fines de semana te hace no meterle a la producción". comparten con convicción.
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"Hubo dos temas del disco, tres en realidad, la primera vez ensayamos y ese fue en el momento de grabarlos; entonces, siento también que el disco tiene un poco de eso, de esa primera vez, como la adrenalina de saber que puedes cagarla, hacerlo mal y esa adrenalina hace que termines actuando de una forma que si no lo hubieses hecho bajo presión, hubiese sido distinto".
En un contexto donde las redes sociales dictan un ritmo vertiginoso de consumo, exigiendo lanzamientos constantes, videos virales y actualizaciones interminables, la banda encuentra en el directo una manera más auténtica y eficiente de entregar su arte. Además, trabajar en vivo les permite desafiar las limitaciones de lo digital, recordando a su audiencia que la música no solo se escucha, sino que también se siente.
El título de su último trabajo, No hagas que me arrepienta, resume el espíritu del disco y también su filosofía creativa. "Tanto en el título como en las letras de las canciones (al menos las que yo escribo) me llaman mucho la atención (y, bueno, también en otras canciones ajenas) estas frases que tal vez usamos cotidianamente y las tenemos tan naturalizadas", comentan.
"La fonética, el diseño de una palabra, siento que decirle a alguien ‘No hagas que me arrepienta’ es muy fuerte y no se lo dices a cualquiera. Bueno, con las letras también, trato de que haya un poco de eso, siempre pongo el mismo ejemplo que fue lo que al menos a mí me hizo empezar a notar estas cosas que es el tema de 'Life on Mars' de David Bowie", explican.
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Esta exploración se refleja también en su música, que captura la tensión entre el caos y el control que tienen en cada una de sus presentaciones. Al escuchar temas como “Sacame el cuero” o “Hondart”, es evidente que la banda se siente cómoda experimentando con diferentes estilos y estructuras. Esta manifestación en sus canciones es como un acto de fe para la banda, mostrando que esa autenticidad es lo que le da vida al disco completo.
El tema 'No hagas que me arrepienta', es una zapada en realidad y así como se grabó, quedó, no se sumó nada más. Este tema, uno de los que quedó digamos… plasmado ahí, en el estudio, porque no lo veníamos preparando y lo hicimos en dos tomas, en una de esas dos tomas está directamente ya todo lo que aparece en el disco".
Canciones como “Sacame el cuero” y “Hondart” tienen una fuerte experimentación sonora. ¿Cómo surgieron estas composiciones y qué papel juega la improvisación en su música? "'Sacame el cuero', acá en Argentina, sacar el cuero se dice mucho y es cuando hablas mal de alguien a sus espaldas, pero puede tomarse de tantas formas, visto con otros ojos. Musicalmente, creo que es uno de los primeros temas donde se nota más la influencia de Fat White Family, también vas escuchando y vas encontrando cosas".
"'Hondart' fue el único tema que hicimos todos juntos en un ensayo, fue mutando, al principio era una cosa y terminó siendo lo que es; así que siento que es el más experimental justamente por eso; tiene algo que el resto de los temas no, principalmente el bajo tiene un papel muy protagonista en el disco y en 'Hondart' cada uno pudo lucirse a su manera", comentan.
"'Hondart', es una historia que me contó mi abuela de un vecino que en la época de la dictadura militar en Argentina.'Hondart' en realidad se escribe sin h y con s al final, pero mi abuela lo escribió mal y quedó así, sería ‘Ondarts’. Él era un médico conocido en el barrio de Morón y el chabón al tener pánico y miedo si lo llegarán a agarrar los militares en alguna de esas noches, se había armado un anillo el cual se abría y tenía cianuro adentro; para, llegado el caso, tomarlo, morir y no sufrir, y dicho y hecho; lo fueron a buscar, se tomó el cianuro y murió".
La historia detrás de dicho tema musical es fascinante y presenta una capa de complejidad mayor en la narrativa del álbum que va más allá de la improvisación y la experimentación. La riqueza del trabajo sonoro que presenta Winona Riders eleva el disco y se posicionan como una agrupación que redefine el garage rock con el arte discursivo que se fusiona en cada nota musical.
Más allá de la experimentación sonora, No hagas que me arrepienta también destaca por su contenido discursivo. Ubicada en el centro del disco, “V.V.” es una declaración política directa que denuncia las tensiones sociales en Argentina: "No hay nada peor que la tibieza", afirman.
En Argentina, para el mundo del arte son tiempos violentos...".
"...Para el mundo del arte y para todos, pero desde nuestro lado, somos parte de la solución y también nos sentimos responsables a la hora de poder hacer algo con lo que tengamos… estaría bueno que volvieran a tener vergüenza todos los fachos. Llega un punto en el que no podés no decir nada… podés, pero, ¿Qué estamos esperando? Tiremos la primer piedra, salgamos de la trinchera y hablemos las cosas como son porque la gente está adormecida y cansada por todo el sistema, ya es para analizarlo en otro en otro programa, alguien tiene que despertarlos, tratamos de hacer lo que podemos hacer con lo que más nos gusta hacer".
La crudeza de “V.V.” contrasta con la narrativa introspectiva de otros temas, pero subraya la capacidad de la banda para abordar una variedad de temas sin perder su esencia. Winona Riders muestra que a la hora de hablar de temas como la política de su país, toman una postura firme y radical, mostrando que la tibieza no es parte de ellos, que buscan alzar la voz y con ello, generar eco para marcar la diferencia.
Definir el sonido de Winona Riders es una tarea compleja. Si bien sus influencias incluyen a varios artistas, la banda evita encasillarse. Con tantos géneros que convergen en un solo álbum ¿Cómo definen su identidad sonora en este momento y qué influencias predominan en en este álbum? "El espectro Winona, tratamos de no encasillarlo, ni definirlo porque sale solo y así suena el disco, es un disco distinto, muy distinto", mencionan con determinación.
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Platican que: "...también los garajero siempre está, mucho, y me di cuenta de la importancia del garage la última vez que fuimos a tocar Uruguay, que fue la primera vez que tocamos muchos de los temas de este disco por primera vez, y se acercó un chico, que le encantó y dijo que me encantó, los temas nuevos, todo, pero que lo garajero no había con qué darle y que nunca dejamos lo garajero, ahí como que me abrió un poco los ojos en cuanto a eso y, si bien, el disco va por un lado más electrónico, la idea era que los temas de garageros como pueden ser 'Fiesta en el ascensor' o 'Tiempo de jazz' o 'Falsos Reyes', sean más garaje de lo que alguna vez lo hicimos, como, no dejarnos llevar por la pulidez o la fineza de lo tecno y lo tecnológico como doblar la apuesta en todo sentido". Con ello, muestran que el garage es una base constante, pero también exploran la psicodelia, la electrónica y otros géneros. Este álbum es un reflejo de esa diversidad, destreza y talento que presentan como artistas.
Comentan: "Hubo dos temas del disco, tres en realidad; que, la primera vez que se ensayaron fue en el momento de grabarlos, entonces siento también que el disco tiene un poco de eso, de esa primera vez, como la adrenalina de saber que puedes cagarla y hacerlo mal y esa adrenalina hace que termines actuando tal vez de una forma que si no lo hubieses hecho bajo presión hubiese sido distinto".
¿Cuáles fueron esos temas? “'Penétrame', 'No hagas que me arrepienta' y 'Separados al nacer'. 'Separados al nacer' en realidad se grabó por partes. En Romaphonic fue donde grabamos el disco y después en nuestra sala de ensayo, en la sala en ensayo del sello Indie Folks que tiene también para grabar; terminamos de hacer el resto, fue como una especie de Frankenstein, pero es el único".
La variedad es evidente en temas como “Sacame el cuero”, que combina acoples y riffs con un fade rítmico que deleita, o “680/680”, cuyo pulso se enriquece con un saxo de fondo como factor diferenciador que se acopla y fluye con el ritmo.
Con tres discos en su haber, Winona Riders es una agrupación que no se queda quieta. "No queremos quedarnos quietos, porque no tenemos otra cosa por la cual vivir", aseguran. "Nunca hay límite, no hay por ahora no hay mucho pensado más que tocar y defender esto, ideas y ganas de seguir grabando hay siempre, o sea, hasta la semana pasada estaba hablando con Santi, el bajista, que estaría bueno hacer dos discos este próximo año, pero de repente llega el momento y por ahí hacemos uno, por ahí no hacemos ninguno, puede pasar cualquier cosa".
De cara a la presentación oficial de No hagas que me arrepienta que se llevó a cabo el pasado 21 de diciembre de 2024, la banda brindó una experiencia única ya que el show fue la forma de mostrar todos los detalles del disco tocando en vivo. "Durante el año si bien, tocamos temas ya de este disco, siempre estas jugando de visitante yendo a otros lugares, al tocar donde no tenés el control completo, termina siendo una fiesta porque tenés el control total del espectáculo, entonces, vos elegis completamente todo lo que la gente va a ver".
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Winona Riders es una banda que no teme al riesgo ni al cambio. Con No hagas que me arrepienta, ha demostrado que el caos puede ser una herramienta creativa poderosa y que el inconsciente, cuando se sigue con valentía, puede revelar verdades profundas. Su música es un recordatorio de que el arte no solo se trata de estética, sino también de compromiso y autenticidad. En un mundo donde la tibieza abunda, Winona Riders elige alzar la voz.