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Entrevista con The Radio Dept.

Entrevista con The Radio Dept.

Parecía el cielo, pero se sentía como el infierno.

"Un nuevo orden mundial", gritan las consignas en las pancartas. La multitud marcha y sus pisadas resuenan en la calle, pero no hacen eco. No son escuchadas. Es otra noticia que arroja la pantalla y que es ignorada en su causa. Los sobreinformados y los amateurs la comentan, la convierten en chiste, en meme, la ridiculizan. No importa cuántos clamen un poco de esperanza o de justicia, no los atienden. Pero las armas explotan. La pólvora arde. Las gasolineras se queman. La población saquea centros comerciales. La intolerancia se contagia como virus. Las cabezas caminan inclinadas mirando las pantallas negras y levantan la vista solo porque la batería se ha terminado.

El 9 de noviembre, un día después de las elecciones de Estados Unidos, la escritora Naomi Klein publicó en The Guardian que la derrota de Hillary Clinton no era culpa del FBI ni del voto supremacista ni del racismo, tampoco de la misoginia o de Wikileaks –por ventilar información sobre la candidata demócrata–. La culpa era de ella y de su máquina neoliberal.

Klein agregó: "Mucha gente vive en el dolor, bajo políticas neoliberales desregularizadas, privatizadoras y austeras. Su nivel de vida ha disminuido. Han perdido sus empleos. Y el futuro para sus hijos se ve peor que el presente precario. Todo fomentando por la clase política de Davos, banqueros hiperconectados, tecnócratas multimillonarios, gobernantes y estrellas de Hollywood que hacen que todo luzca insoportablemente glamoroso. El éxito es una fiesta a la que la población no está invitada (...). Donald Trump le habla directamente a ese dolor que siente la gente. Él dice que todo es un infierno, mientras Clinton afirma que todo está bien. Y no, no todo está bien, sino muy lejos de eso“.

La esperanza de que se pueden obtener mejores condiciones de vida persiste. En Malmoe, Suecia, dos chicos conversan sobre el malestar mundial. “Cuando era más joven pensaba que las cosas se iban a poner mejor en todo el mundo, pero ya no creo eso, tienes que pelear por estas cosas, no mejoran automáticamente, somos optimistas", puntualiza Johan Duncanson. Él y Martin Larsson son conocidos en occidente por el nombre de su banda, The Radio Dept. (nombrada así por una vieja estación petrolera que después fue una tienda reparadora de radios), y esta serie de síntomas globales se ha introducido, por una u otra circunstancia, en su nuevo material Running Out Of Love. "No suena optimista el álbum, pero es porque hacemos música cuando estamos un poco deprimidos. Cuando estamos felices queremos pasar tiempo con nuestros amigos, no quiero estar solo con una guitarra y un sintetizador. Por eso suena pesimista. Es difícil, especialmente en esta época, porque no solo es Suecia donde vemos que estos partidos están ascendiendo, como la social democracia, también en el resto de Europa tienes estas organizaciones, por ejemplo Polonia, o Trump en EE.UU. Es un tiempo aterrador, pero creemos que puede mejorar, de otra forma nos suicidaríamos”.

Seis años transcurrieron para que la banda sueca de shoegaze y dream pop publicara nuevo material después del aclamado Clinging to a Scheme de 2010. Su regreso está lleno de fuerza, de pop oscuro en melodías techno, se trata de una crítica dura hacia las políticas gubernamentales de su país en medio de un sonido que podría salir de un club en una noche friolenta. Indie Rocks! conversó con las cabezas que le dieron forma a Running Out Of Love, la pieza emblemática que retrata la sensación de abandono actual, y que además los traerá de vuelta a México el próximo 23 de febrero en SALA Corona.

“Tardamos en sacar nuevo material porque hubo una situación legal con nuestra disquera –obligados a publicar este disco con Labrador Records y dar por terminado su contrato–, que nos hizo no querer sacar nuevos temas, tomó un par de años. Una vez que eso se terminó, comenzamos a divertirnos, a hacer música, a ser creativos”, narra Martin Larsson. Lo único que publicaron en esos seis años fue el germen de lo que ahora escuchamos, un sencillo en 2014 llamado "Death to Fascim", cuyo coro es la frase que el mártir croata Stjepan Filipović’s pronunció antes de ser ejecutado por la Guardia Estatal Serbia en 1942: ¡Libertad al pueblo, muerte al fascismo! (Smrt fašizmu, sloboda narodu!). "Sloboda Narodu" es el primer track del nuevo álbum de The Radio Dept., y ambos temas reflejan su disgusto ante la victoria en las elecciones de 2014 del partido Social Demócrata en Suecia, conocido por sus ideales neonazis y su política antimigrantes.

the radio dept muerte al fascismo

“('Sloboda Narodu') Originalmente sería un lado b de ese sencillo ('Death to Fascism'). La hicimos un año después de ese track con la intención de sacar un sencillo de 7 pulgadas, pero después pensamos que sería un buen inicio, conecta el álbum con las letras, tiene la misma vibra, funciona con el resto de las canciones. Originalmente 'Death to Fascism' estaría también en el disco, pero lo pensamos y sentimos que era muy vieja para tenerla”, apunta Johan Duncanson. El estado actual de su gobierno los ha motivado para empujar un poco sus límites y producir una pieza terriblemente hermosa. “Vemos como se cae lo que habíamos construido con el partido anterior. Es algo triste porque estábamos muy orgullosos de lo que habíamos logrado. La clase trabajadora parece que ha perdido lo que tenía, ahora todo está en el sector privado. Es un partido racista el que está en el gobierno. Eso es suficientemente malo”, agrega.

No, no todo está bien en el mundo ni aquí ni en Europa ni en EE.UU.

El temor de Martin es también el sentir de su compañero de banda Johan: “Es muy sencillo destruir lo que tomó casi 100 años construir. Fuera de Suecia la gente puede tener la imagen de que es un país perfecto. No lo es del todo, pero ha sido muy bueno, podríamos estar peor. Igual temo que empeore. Es fácil derrumbar, es más difícil construir, toma tiempo. La gente mala tiene el poder, vemos una Suecia diferente”.

Es más fácil destruir, es más fácil despertar la ira, la furia, el odio. Construir toma tiempo. Hay dolor, hay frustración. El mundo no se va a acabar, pero pareciera que sí. Se escuchan disparos...

Qué es lo que está en el aire, son armas suecas.
Echemos otra mirada, son armas suecas.
Y adivina quién lo quemó, las armas suecas.
Y cada vida se la llevaron con armas suecas.

Fragmento de "Swedish Guns", segundo track de Running Out Of Love

Suecia es una de las potencias mundiales –el número tres, de hecho–, pues vende armas a países en constante conflicto. Y mientras el gobierno mantiene una postura neutral en los conflictos internacionales y con frecuencia ofrece ayuda en las misiones humanitarias, no deja de exportar sus armas a Tailandia, Arabia Saudita, Baréin, Egipto y Siria. SAAB es la compañía que produce el 50 por ciento de las armas que exportan. “De cierta forma el país es responsable de las muertes por las armas que producen. No totalmente responsables como quienes las disparan. Pero si haces armas para matar, eres responsable. No hay mucha ciencia. Podríamos hacer otras cosas en lugar de armas. Es vergonzoso que mucha de nuestra riqueza, de lo que nos hace estar bien económicamente sea debido a estas armas, de cierta forma cada sueco tiene sangre en sus manos”, aclara Johan.

En Clinging to a scheme comenzaban el tema "Heaven’s On Fire" declarando que la gente ve al rock como cultura juvenil y si la cultura juvenil se ve monopolizada por los grandes negocios, ¿qué se puede hacer? Martin aclara que esta frase es un sample de Thurston Moore y que seis años después siguen pensando en la posible respuesta:

"Si eres socialista como nosotros, piensas en eso todo el tiempo, pero no sé si tenemos una solución, otra que esa, el socialismo”. Moore sugiere destruir los procesos capitalistas… la máquina neoliberal, la desigualdad, en última instancia.

IR! ¿Quién se está quedando sin amor (running out of love), el mundo, ustedes, sus amigos?
Johan: Nosotros nos estamos quedando sin amor por el mundo que nos rodea, básicamente. Es lo que significa.

IR! ¿Te consideras una persona melancólica?
Johan: Sí, diría que soy una persona melancólica, pero no me llamaría nostálgico. Tenemos un gusto por las canciones un poco tristes y melancólicas, quizás eso puede sentirse en nuestra música, pero no pensamos en el pasado cuando escribimos, buscamos las notas que mejor nos resuman, nos gustan las notas tristes, en cualquier cosa que hacemos, es detrás de lo que estamos, de cualquier canción que hacemos, pero no es nostalgia, no para nosotros. Si la gente se siente nostálgica después de escuchar nuestra música, es un sentimiento bienvenido.

Los dos chicos viven en ciudades diferentes, tardaron dos años (en los que paraban durante meses) en terminar este álbum. Subir al escenario los pone nerviosos. Cuando no tocan, Martin trabaja en una fábrica y Johan trabaja en una escuela como conserje y como asistente de maestros. Su música es violentamente hermosa, como cuando la situación –cualquier situación– se vuelve complicada y entiendes el porqué sucede de esa forma, pero aún así el frío cala, incluso con el rayo de sol. Ellos invitan a luchar por un mejor mundo, a que los gritos resuenen, a que incomoden por su crudeza, a que hablemos de lo que está mal, a no ser indiferentes y a estar juntos, de la mano.

Tómame de la mano
Les haremos entender

"Swedish Guns"