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Aunque sin mostrar su rostro, percibo el entusiasmo de Omar Rodríguez-Lopez por esta nueva etapa en su vida que trae de regreso a The Mars Volta, tan esperado como un metafórico despertar de Cerpin Taxt, tan premonitorio como algún mensaje desde otra dimensión de Goliath, pero ciertamente, una realidad que entusiasma a los fans tanto como a Omar:
Toda la energía se está moviendo hacia allá, hacia los ensayos y el lanzamiento del disco, con cosas que aún no podemos decidir o que están en el aire, después de tanto tiempo de no girar estoy super confiado”.
Curiosamente el álbum homónimo que implica el regreso de la agrupación comenzó a gestarse antes del encierro obligado por la pandemia. Mientras estaba por terminar el tour de reunión de At The Drive-In a los escenarios, Omar comenzó a maquilar nueva música para The Mars Volta, pero llegó el virus a interrumpir los planes de grabación: “Todo comenzó con el proceso de pasar de las maquetas a la grabación actual, de repente tuve que hacer otro plan para yo mismo setear mi estudio en una de estas guaguas (camioneta) así enormes y pues me fui por todos los Estados Unidos grabando a los músicos, los sonidos, lo que sea, el proceso fue un poco diferente en ese aspecto, pero a la misma vez siempre he hecho discos por aquí, por allá, moviéndome mucho, pero fue super divertido, tengo que decirlo”.
Las cosas fluyen, no siento que…no siento mano, uno se mete en un trip que está trabajando con la música y recibiendo imágenes, todo es como recibir, todo existe con o sin uno, y de repente estás en ese flow meditativo y las cosas están llegando y estás apuntando, y están pasando por el filtro personal, la experiencia, lo que estás viviendo, tus relaciones íntimas, con tu familia, lo que sea, eso está ahí también, para mi es una cosa es super natural, para mi tiene que ser así”.
Es tal como describe Omar la inspiración y técnica detrás de su proceso creativo, el cual no necesariamente se basa en influencias musicales que se reflejan en cada tema, porque por más que escuches o estés metido en ciertas bandas, tendencias o géneros, la vida personal es la que más influye al momento de crear.
Tengo 45 años escuchando música, hay gente a la que le gusta un género, y hay gente a la que le gusta la música, a mi me encanta la música, y a Cedric también, por eso lo que hacemos te puede sonar a los Bee Gees, puede salir CAN, Rachmaninoff, La Lupe…”, y es que si en algo radica la genialidad de este dueto de artistas a modo de secuaces, es en las diferentes texturas y matices que dan forma a su obra, siempre mutantes, alegóricas, intensas y profundas.
Posiblemente para aquellos doctos en The Mars Volta, este nuevo disco sea una decepción o simplemente no acepten el cambio de aquel caos de tirarse a las arañas, a estos calmos devaneos entre ritmos afro-boricuas, ante la pregunta de su sentir al respecto de que algunos fans lo colocan en un pedestal de genio irrefutable, y después de una tenue risa, atina a decir: “¡Ah pues no sé!, mi vida es tan actual, estoy tan presente y como tengo ciertas reglas en mi vida, yo no veo reseñas, no veo nada mano, no pongo mi nombre en la compu, cómo es que nos perciben es realmente como muy real, si estamos haciendo una entrevista este es un momento real, eso es lo que estoy viviendo”. Lo tangible antes que lo efímero, el aquí y el ahora, los pies sobre el suelo antes que en un altar de falsa idolatría: “soy un ser humano y no pertenezco en toda la farándula que pueda suceder en la industria”.
Omar no duda en mencionar que este nuevo disco es el mejor de Mars Volta, de nueva cuenta abogando y dejando de manifiesto en que vive en el presente: “Tengo el vibe de que estoy en mi momento, estoy en el presente, así que es imposible que me guste otro momento, sería faltarle el respeto a la vida, a la gente que me rodea, a lo que estoy viviendo, la música es la fotografía de lo que estoy viviendo, estoy super contento en el presente y quiero honrar eso”. Y es que atrás quedaron los días de las primeras glorias y las tragedias, de lo conceptual y caótico, y aunque cada quién saque sus propias conclusiones.
El discurso de 'ya no suena como antes' es como obvio, encontrarme conmigo mismo a los 23 años cuando De-Loused y luego a los 47 años y decirle cabrón ya no te ves como antes. Es curioso como la gente utiliza ese filtro con el arte en general, pues si cabrón tengo 47 años me veo muy diferente voy a pensar cosas diferentes, la gente no puede divorciar un sentimiento de otro, una realidad de otra, no me estoy quejando pero solo digo que está interesante verlo desde afuera”.
Uno de los requisitos fundamentales para ser miembro de The Mars Volta es que exista química, que la vibra al momento de tocar sea la ideal, que exista una conexión casi espiritual al momento de ejecutar los instrumentos, “casi casi como dicen ustedes: que haya buena onda”. A Omar no le importa buscar a los mejores ejecutantes, sino a las mejores personas para que hagan click con sus ideas, gente que lo haga sentir cómodo y como en casa, cosas en común, y que literalmente, estén en la misma vibra: “el mismo punto visualizado de lo que es esto, disfrutar el presente, amo la música no el género, respeto el punto de vista del otro”.
El 5 de noviembre el Festival Hipnosis enmarca el regreso de la banda a nuestro país, mismo en el que The Mars Volta ha ofrecido shows memorables, extraños, o una combinación de ambos, pero el entusiasmo de Omar por saberse de vuelta en México es evidente: “Pues imagínate muchacho papi estoy muy contento, cuando nos llegó esa noticia de que vamos a cerrar el año en México, como que no hay break, que se va armar una fiesta ahí, tengo una conexión super profunda, me criaron en Puebla, acabo de estar allá 2 meses cabrón, trabajando en DF, Chetumal, Bacalar, y me vine para acá para los ensayos y mis mejores amigos están allá. Para mí es un gran orgullo cerrar el año en México y en este festival que se me hace super chévere y diferente e importante y poder convivir con otras bandas eso está super lindo, obviamente me voy a quedar por allá después del show”.
Y es que desde la primera visita de la banda en aquella casi mítica presentación en el Circo Volador se fraguó una conexión irrompible: “De los mejores momentos de mi vida, no lo estoy diciendo porque estoy hablando con prensa, creo que entiendes como es mi carácter dar ese tipo de respuestas, deja tú mi conexión y el orgullo, después de todo lo que superamos para crear la banda. Ese fue el momento, todo está fucking bien y ahora sí vamos a arrancar, llevé a toda la banda a Teotihuacán, a Narvarte, Roma Norte, al Templo Mayor, esos días con ese grupo de gente me voló el cerebro cabrón, eso se va a quedar conmigo para siempre, no hay forma de ponerle palabras a esa primera vez”.
Personalmente me sentí un poco intimidado al saber que hablaría con un ídolo personal y músico que admiro demasiado, pero ante el candor de sus respuestas y el entusiasmo por relatar todo su sentir al respecto de reformar a la agrupación, me atreví a preguntarle a Omar por qué cree que The Mars Volta intimida al mundo de la música, después de una sorpresiva risa atina a decir: “¡Pues no sé!, está raro, pero te contaré una anécdota, me ha pasado mucho en la vida en general. Cuando Cedric y yo vinimos a Los Angeles por primera vez no conocíamos a nadie, y veníamos ya con nuestro trip de la banda y lo que habíamos hecho, y de repente íbamos a las fiestas o shows y nos parábamos en una esquina porque somos super shy, muy introvertidos y esperábamos a que alguien se nos acercara, y nadie nos hablaba. Años después cuando ya conocimos gente de la escena y la industria, nos decían que recordaban habernos visto pero que les parecía super mamón muy to cool for school y por eso no nos hablaban, creo que tiene algo que ver con eso, uno siente una cosa por dentro y otra persona está proyectando un montón de cosas. Nosotros lo que más queríamos en el mundo era que nos hablaran”.
Y creo que esto habla mucho de nosotros como fans, relatores, o personas en sí, que creemos que aquellos entes que admiramos son inalcanzables, y resultan ser tan auténticos, amigables, directos y sin pretensiones, porque como bien dijo Omar antes de despedirse, tanto él como The Mars Volta, nunca han pretendido ser algo que no son, ni ser parte del mainstream, o ser catalogados como genios que todo lo deben hacer perfectos o a un modo que complazca por completo a sus seguidores. El aquí y el ahora como modo de vida y recordatorio constante de que lo pasado ya no importa y el futuro será prominente mientras nos mantengamos en el presente, vibrando, sintiendo, y sobre todo creando.