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"Una sola palabra basta para liberarnos del doloroso peso de la vida. Esa palabra es Amor", Sócrates.
La segunda década del milenio incrustó un inesperado puñado de bandas justo al centro de la cultura musical. Las nuevas cabezas de festival -provenientes del under metropolitano- cristalizarían melodías luminosas, guitarras ligeras sumergidas en reverb y una nueva perspectiva sensible en lo que, hasta hoy, entendemos como indie. Es aquí donde entra The Drums.
Tras un ascenso propulsado por el boom post-Y2K y el riesgo pop (intencionalmente) poco calculado, el proyecto se consolidaba como una de las bandas insignia para la escena de Brooklyn, NY. La ciudad elegida por Jonathan Pierce y Jacob Graham (amigos desde la infancia), junto a Connor Hanwick y Adam Kessler, se convertiría en el crisol definitivo para el grupo más shazameado durante 2009 y la apuesta unánime de la prensa para 2010.
Cinco álbumes después y a años luz del aclamado Portamento (2011), nos encontramos con un The Drums drásticamente diferente. Transformado en una extensión solista de Pierce a la salida de Graham en 2016. Perdiendo integrantes, pero ganando intimidad, filo sensible y resolución intrapersonal rumbo a Jonny (2023).
Me la pasé escribiendo este álbum durante los últimos tres años y finalmente está terminado. Todo este periodo se ha sentido como una revolución personal. Pude salir de este espacio caótico y melancólico en el que me encontraba para ser capaz de amarme a mí mismo, a los demás".
Bajo el cobijo de Anti Records, Jonny nos presenta el lado más resuelto de Pierce en toda su carrera. El estadounidense nos relata las múltiples facetas afectivas a lo largo de 16 tracks, entre soft sound e indie folk pop, con la lucidez producto de un largo proceso emocional.
Escribir este LP fue profundamente terapéutico. El tiempo ha pasado y, entre la madurez de la edad, ir a terapia, probar hongos mágicos, salir a la naturaleza, criar un cachorrito y la calma del confinamiento, se sintió como una tormenta de experiencias que solo podría describir como un renacimiento del ser".
Las expresiones nacen geográficamente ancladas a las ideas que les preceden. En occidente se traduce a una vida enfocada al resultado final, despreciando cada paso entre el primero y la meta. Si bien las filosofías orientales ofrecen alternativas, es llegar a estas conclusiones desde la experiencia viva lo que aparece como genuinamente valioso. Iluminados en la suavidad del día a día.
Buena parte de mi vida pensé que me despertaría un día habiendo resuelto todo. Evitaba conscientemente esa belleza que hay en el misterio, en el no saber, necesitaba tener todas las respuestas. Ahora encuentro mi felicidad en el recorrido, en el descubrimiento, en la exploración. La vida es caos en lo profundo".
Este cambio de enfoque parece dar mayor cabida a la conexión del músico con su espectro sentimental. Mismo que pone al cariño llevado a más como piedra rosetta del LP.
Para amar a otros primero debes ser capaz de amarte a ti mismo. Buena parte de este proceso trató de aprender a amarme. Querer a la parte de mí que tiene miedo, la parte que hierve en ira, la parte que solo puede estar triste. Mi intención fue comprenderles como aquello que enriquece quién soy hoy. Hacerme cercano a mi tristeza, darle un beso en la mejilla a mi enojo, acercarlas a mí junto a todo aquello que disfruto. Creo que en este álbum cada una de mis partes tiene esa oportunidad de expresarse".
Entre la dulzura de canciones como "Protect Him Always" u "Obvious" encontramos "Harms". Corte extraído del enojo de Pierce, uno de los perfiles emocionales menos explorados del músico.
Esta apertura da lugar a extender la temática del material mucho más allá del momento tierno y comunicable de lo romántico. Exploramos, vía The Drums, líricas del cariño que solía ser, la desesperación que nos produce buscar afecto, conclusiones de autocuidado sobre el amor que nos tenemos y el que podemos ofrecer. Profundamente conscientes de los demás.
¿Es 'amor' otra palabra para seguridad? Parece resumir todo lo que nos da tranquilidad en este mundo. Para mí es sentirse parte, es lo que todos buscamos, ser aceptados. Como especie nos impulsa fundamentalmente la idea de conexión, de ser amados. Desde un punto de vista evolutivo, conectar significa sobrevivir. Amar es estar vivos".
El cariño extraído de Jonny se expande no solo en los matices de los que proviene, sino también en las formas que encuentra para expresarse. El sexto larga duración del proyecto aparece como un recordatorio constante de las sensaciones que nos conmueven.
Encuentro ese otro cariño en quienes me rodean: mi papá, mi manager a diario [ríe], mi perro, mis amigos, mi banda. Es esa clase de afecto que hace que todo se sienta gigantesco y significativo".
La distancia con las personas que nos importan nos permite describir con una claridad incomparable la profundidad de estos vínculos. Para un profesional de la industria musical este contraste es más una constante que una excepción sensible. Materializada en sesiones de estudio, giras de medios y, principalmente, presentaciones a kilómetros de un lugar al que llamar hogar.
Las renovadas intenciones de Pierce han cambiado la relación del estadounidense con sus ausencias programadas, pasando del conflicto no resuelto por los viajes a la delicada frescura de apreciar cada momento.
Cuando te renuevas, todo aquello que vives lo hace contigo. No ha habido una sola fecha en este tour donde no me haya puesto emocional. He sido absurdamente suave estos días; lo amo. Me hace sentir presente".
Ya en la recta final la conversación, no nos quedaba más que expresar nuestra emoción previa al concierto The Drums en suelo mexicano. Esto al interior del Pabellón del Palacio de los Deportes el próximo 18 de octubre, tan solo cinco días después del lanzamiento de Jonny.
Eso es lo que quiero llevar a México; la sensación de cada experiencia como si fuera nueva".
Habiendo resuelto -momentáneamente- el presente no nos queda más que acompañar al músico en la suavidad de su perspectiva a futuro. Visión llena de música nueva, cariño a flor de piel e intención de movimiento.
Solo espero poder mantenerme en este espacio de gratitud, suave con quienes me rodean, curioso por lo que esté por venir".
Nos despedimos de Jonathan Pierce con una sensación de tranquilidad más allá del cometido sonoro, no sin antes preguntarle por el propósito primordial del nuevo disco y, a fin de cuentas, esta etapa de su vida artística. Su respuesta parece concentrar, resumir y liberar todas las sensaciones atravesadas por los párrafos anteriores; Jonny sonando de fondo.
Ternura. Lo único que quiero es que dejen atrás aquello que los endurece y se permitan sentirla".