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De acuerdo a textos históricos e información lingüística, los orígenes de los grupos étnicos de Baja California datan desde hace ya 6000 años. Los kiliwas, parte de ese sector geográfico y de la cultura indígena mexicana –históricamente apaleada y discriminada–, tiene una de las lenguas más complicadas dentro del rubro. Dentro de las casi 2000 palabras que ha sido posible traducir al español se encuentra Tajak, la cual significa “esqueleto”, estructura de soporte que en esta ocasión no apoya el movimiento humano, sino al estado lisérgico de trance y construcción de sonidos densos, rasposos, experimentales y oscuros que alteran la mente.
La historia de la banda ha sido influenciada por distintos géneros, uno cada vez más complicado que el anterior, pero qué sería de la música sin esa incorruptible brecha que no sigue reglas ni cuotas, que solo trata de explorar y crear, sonidos que no encuentras en gigantescos festivales pero sí en pequeños bares donde la distorsión y el ruido hacen presencia cada siete días como una manda religiosa. “Prácticamente escuchamos mucho de lo mismo, desde el principio fue así. Hay influencias desde black metal hasta el punk. Desde que Tajak empezó todos hemos estado en la misma sintonía. Al inicio escuchábamos mucho Swans, Sunn O))) y cosas experimentales, ahorita estamos metidos en Alice Coltrane”, alternan Carlos y Álvaro la respuesta.
Las corrientes que van desde el drone hasta el punk, marcaron con justicia el Amsterdam 211, disco debut del trío el cual fue firmado por Hole Records, disquera de su propiedad que trata de crear una puerta abierta para bandas que como ellos, intentan trazar y concebir música auténtica y sin etiquetas. “Hole empezó por que empezamos a tocar en distintos lugares y conocimos a bandas de diversos lados de México que tocaban algo que nos gustaba a nosotros. Pensamos que como amigos podíamos formar una familia donde todos nos apoyáramos. Que fuera más accesible para personas de otros países escuchar esa música que no está al frente o que no tienen un sonido tan comercial”.
Además, Tajak es una de las pocas bandas mexicanas que se embarca a cualquier guerra sin temor y con ganas de brillar. Han tocado en Perú y parte del viejo continente, y por si fuera poco, abrieron el show de Godspeed You! Black Emperor el año pasado, mítica banda de post rock con un audiencia bastante exigente. “Cuando le abrimos a GY!BE creímos que la reacción iba a ser medio floja, pero nos fue muy bien. A partir de eso se nos abrieron muchas puertas. Mucha gente nos empezó a seguir después de ese show”, afirma Álvaro. Tanto fue el éxito de los potentes lives y el fino LP debut que Levitation los volteó a ver, integrando a la agrupación en su cartel de este año. “En Levitation estuvo loco porque tocamos a la misma hora que Oh Sees, ellos afuera y nosotros adentro y la mayoría de gente estaba con ellos. Cuando terminaron su show el público tenía que pasar por donde estaba tocando Tajak, entonces muchos se quedaron a vernos. Estiramos nuestro set un poco para que más gente nos viera aunque nos decían que ya teníamos que cortar”.
Los nacidos en la frontera al parecer tienen integrados el chip de no poderse estar quietos ni un segundo, pues en poco tiempo saldrá un segundo disco de larga duración y se embarcarán en una extensa gira por Europa. “El trabajo que viene es muy distinto al disco pasado. El Amsterdam 211 es más disperso, para debrayar y es muy inmersivo. Está más maldito, yo creo estábamos más enojados. Ciclos es mucho más calmado, sentimos es algo más introspectivo… para el próximo tour tenemos 25 fechas confirmadas pasando por Portugal, Alemania, Francia, Inglaterra, Bélgica y España”.
La banda tiene una esperanzadora visión sobre la escena mexicana y las bandas independientes, pues aseguran que muchas cosas que antes frenaban la música han evolucionado, y que más personas se suman a la causa para tener nuevos lugares para presentar diversas alternativas. “Creo que ahorita ya no es mala, ahí va poco a poco, han surgido varios venues que apoyan a bandas de nuestra escena. Hay más gente que está haciendo sus propias disqueras como nosotros. Es un gran momento para agrupaciones emergentes. Lo que podría mejorar es que el público vaya a tocadas de bandas que no tocan en grandes festivales. Muchas veces sucede que te voltean a ver cuándo ya tocaste fuera del país o cosas así, cuando aquí ofreces lo mismo por $50 pesos”.
Y aunque Tajak no tiene un hilo conductor entre su propuesta o un género en el cual puede ser catalogado, la psicodelia es una parte crítica de su formación tanto como músicos y personas. “La psicodelia es la exploración de distintos sonidos, como entrar en un trance y romper la cotidianidad de hacer una canción o tocar la guitarra de cierta manera”.
El trío explica todo en pocas palabras, parecen no ser adeptos a las letras, pero sí muy fieles a los sonidos. La música de Tajak habla por sí sola, tiene una voz que te hace visitar el cielo y el infierno en pocos segundos. Acordes introspectivos que se expanden y hacen vibrar tu cuerpo. Un revolver listo para disparar directo a tu cabeza sin ninguna clase de piedad. Ruido para triturar y desintegrar nuestros sentidos. ¿Qué más se puede pedir?