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Acompañada por una tarde nublada en medio de los calores primaverales, me dirigí al encuentro con Paul y Lauren, quienes me esperaban sentados y con grandes sonrisas bien puestas. Después de visitar Cancún y Cabo San Lucas respectivamente, los chicos de Savoir Adore pisaron la Ciudad de México por primera vez.
Después de un gran cambio en la alineación (Deidre Muro salió en 2014 y desde entonces Lauren Zettler ocupa su lugar), la banda regresó con nuevo material y con nuevas metas en mente, pero no se olvida de todo lo pasado. “Es muy chistoso pensar en eso ahora porque han sido dos años, y ahora no puedo imaginar la historia de la banda de ninguna otra manera porque tenemos un álbum terminado y es el resultado de lo que pasó. Claramente no fue fácil al principio, porque me preguntaba en todo momento cómo iba a sonar”, dijo Paul Hammer.
Lauren no entró a la banda de la nada, pues ella y Paul llevaban varios años siendo amigos, y en algún momento durante un SXSW en el que se encontraron, tocaron el tema de escribir juntos. “Llevábamos un largo tiempo de amistad pero nunca nos habíamos dado la oportunidad, pero tuvimos suerte de que el tiempo jugara de nuestro lado y en ese preciso momento ambos buscábamos trabajar con alguien nuevo”, comentó el líder de Savoir Adore.
Con un ritmo de vida algo pesado, como la mayoría de los músicos y artistas viven, el disco a la mitad y un nueva gira, su vida se convirtió en un estar en casa unos días, trabajar, trabajar, trabajar, trabajar, luego dar conciertos por un mes y trabajar en los tiempos libres, y aún así, no estar seguro de cuando el disco está realmente terminado.
“Es una de las cosas más difíciles y creo que nunca dejas de aprender, porque ahora escucho canciones que sacamos hace cinco años y solo pienso en que esa canción no estaba terminada, en ese momento sí lo estaba, pero mientras más aprendes ves más errores”, dijo Paul, y Lauren añadió: “puedes pasarte toda la vida puliendo algo, pero el objetivo es compartirlo, y en cuanto lo haces ya no es tuyo, ya es de alguien más”.
Platicamos sobre como puedes pasar un año o más trabajando en algo, como una canción, un disco o un EP, pero la gente no sabrá todo el esfuerzo detrás del resultado final, solo escuchará lo que para el autor ya está terminado y listo para compartir.
“También te toca recordar todos los detalles pequeños , como músico. El mensaje está ahí, está la idea, y te pones a pensar en que los demás escucharán nada más esto, pero tenemos que recordar que aunque sea muy poco, es el resultado de tu trabajo, y esperas que la idea se traduzca y se reciba de la manera en que lo planeaste”, dijo el cantante.
Dándole un twist al tema, los chicos tienen poco más de 30 canciones escritas, algunas de ellas forman parte del nuevo disco, otras se encuentran en stand by, y unas más están apunto de ser modificadas para un disco más, a lo que Paul dijo: “Tenemos muchísimas ideas musicales, y sí es mucho material, pero es la única manera en la que puedo sacar mis pensamientos e ideas y trabajarlas.”
Hablando de canciones favoritas del nuevo disco, The Love that Remains, ambos comentan que es cambiante y bastante difícil el elegir una o dos. “También es duro para mí porque yo coescribí más o menos la mitad del disco y dirías que esas son mis favoritas, pero las cosas cambian cuando las tocas en vivo”, dijo Lauren. A pesar de todo esto, creo que por el hecho de no ser los autores de ciertas canciones, no nos podemos sentir parte de ellas, sobretodo cuando las cantas o tocas para un público.
Sin dudarlo un solo segundo, al preguntarles con qué artista les gustaría colaborar o compartir escenario, Paul contestó que siempre ha deseado trabajar con Cut Copy, mientras Lauren lidió unos minutos con su decisión: “Si pudiera sentarme a cantar con alguien sería Patty Griffin, pues fue la primera compositora que escuché y fue quien me hizo creer que yo podría hacer lo mismo y conseguir que la gente respetara lo que yo hiciera”.
Después de esa entretenida plática sobre fans, música, lo cálido de la Ciudad de México, y una promesa de volver en no mucho tiempo, los chicos de Savoir Adore continuaron con su pesado día lleno de entrevistas y fotos, y yo tomé el colectivo de regreso a casa, sin poderme sacar de la cabeza su distintiva y enganchadora música.