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Para empezar a darle una cálida recepción a la primavera se llevará a cabo en el Foro Indie Rocks! el Brit Bazar, una iniciativa de la Embajada Británica en México para promover las artes inglesas. La música, la gastronomía y la expresión pictórica de "su majestad" se darán cita el próximo 12 y 13 de marzo para deleitar a nuestra ciudad de una forma más ecléctica. Una de las figuras que darán un recital es Nick Mulvey, un cantautor de folk con tintes latinos y africanos, quien vendrá por vez primera a nuestro país en calidad de artista.
“Tengo expectativas interesantes acerca de México. He visitado el país un par de veces anteriormente, pero nunca como intérprete. Cuando tenía 18 años, me fui de mochila al hombro a Yucatán, Chiapas y a Oaxaca. Estaba en pleno desarrollo musical, y la riqueza cultural y geográfica me hicieron crecer aún más, con sus sonidos y ambientes. Fue una época increíble. Luego uno empieza a darle razón a los otros músicos que hablan tan bien del país cuando vienen a tocar”, dijo en entrevista para Indie Rocks!
Mulvey es oriundo de Cambridge, pero desde muy joven su hambre musical abarcaba más allá de los numerosos ejemplos que aportaba su cultura madre.
“En mi adolescencia me fui a La Habana, Cuba. Quería ver el mundo y un amigo me dijo de ese lugar en particular, por todas sus virtudes y dinamismo. Entonces empaqué mi guitarra, un poco de ropa, toqué en la puerta de una escuela y dije, así de la nada, ‘quiero estudiar música’. Me concedieron una audición y la pasé. Lo que me gusta de los músicos cubanos es que realmente se clavan en la música. Soy autodidacta, entonces tengo mucha dificultad en aprender de la forma clásica. Los intérpretes de ahí y mis compañeros de clase eran como yo, muy instintivos. Cada noche todos nos reuníamos y simplemente tocábamos música, sin parar. Tocábamos música clásica, boleros, sones. Todo lo absorbíamos de la escena y nuestras influencias en el momento”, contó.
Con este bagaje rico en ritmos, estilos y técnicas, Mulvey estaba listo para comerse al mundo, pero no con su adorada guitarra como cómplice. Aunque no estaría solo, al menos a primera instancia.
“Después de Cuba estudié etnomusicología en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres. Ahí atrapó mi atención el hang drum. Es un instrumento de percusión con sólo nueve notas, así que uno debe ser más creativo y cauteloso. Posteriormente formé Portico Quartet con otros compañeros de la escuela. Nuestras influencias eran bastante mixtas , desde músicos clásicos como Steve Reich y Philip Glass hasta Radiohead, Ali Farka Touré y John Coltrane. Nuestros gustos y elección de instrumentos ayudaron mucho a formar la identidad del grupo. Es muy irónico, porque ninguno de nosotros tenía enseñanza formal. Al final, [Portico Quartet] fue una aventura con mis mejores amigos con el fin de ser músicos consumados”, afirmó.
Portico Quartet se convirtió en nombre clave para el movimiento de jazz contemporáneo que abundaba en esas épocas. Incluso su disco debut, Knee-Deep in the North Sea obtuvo una nominación al Mercury Prize en 2008. Sin embargo, hubo un indicio de fatiga creativa y personal que lo condujo a dejar el grupo en 2011 y a iniciar su carrera en solitario.
"Las limitaciones del hang me empezaron a aburrir y necesitaba un cambio, así como independencia en mi expresión artística. Quería que mi música fuera… simple. Menos intelectual y más emocional, con más énfasis en las letras y el canto. Después de sacar dos EP exitosos, The Trellis (2012) y Fever to the Form (2013), obtuvo el respaldo de Fiction Records para emprender lo que sería su consolidación en solitario, con el nombre de First Mind (2014).
“[First Mind] tuvo mucho tiempo de gestación. Cuando dejé [Portico Quartet], tenía muchas canciones guardadas para sacar. Me enfoqué en desarrollar canciones, y luego conocí a Dan Carey [productor del disco]. Inmediatamente nos volvimos amigos, ya que buscaba alguien complementario. Dan tiene un estilo de hacer cosas muy caóticas e inestables, que contrastan mucho con mis métodos más equitativos y propios. Conocí más de cajas de ritmos, máquinas de cintas y sintetizadores. Su onda también es muy psicodélica y cool, lo cual le dio más identidad al disco”, dijo.
Con una agenda apretada y un futuro incierto, Mulvey dice que no siente ninguna presión y que su misión está más clara que nunca.
“Mi identidad como músico es siempre jugar entre la inocencia y la ingenuidad. Mis instintos combinados con mi educación. El resultado de mis composiciones es el balance entre todo eso. Creo que estoy más relajado y divertido. Ya no me preocupa mucho nada de la vida, ni componer ni salir de gira. Me siento muy afortunado y privilegiado con mi situación actual y de poder venir a México. Ya no tengo miedo de nada, en términos artísticos y espirituales”, concluyó.
Nick Mulvey tocará la noche del 12 de marzo en el Brit Bazar.