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La cultura latinoamericana es rica en diversidad; la variedad extensa en gastronomía, los paisajes majestuosos a lo largo y ancho del continente y, sobre todo, la música tan enriquecedora que nos brinda, es innegable. A finales del 2015, tras el éxito del multipremiado Hasta la raíz, Natalia Lafourcade hizo un viaje recreativo a Brasil, para asumir lo que esta producción le había dado; pero las mentes maestras funcionan sin descanso y encuentran inspiración en donde menos se los esperan. Fue así como, por inquietud propia, se empecinó en trabajar con Los Macorinos (Miguel Peña, Juan Carlos Allende) y dio como resultado Musas Vol. I y II Un Homenaje al Folclore Latinoamericano en Manos de Los Macorinos, una serie de casi 30 temas que remembran la música tradicional latinoamericana de antaño.
Como parte de la promoción de Musas Vol. II, pudimos platicar con la cantante veracruzana sobre este acercamiento con la cultura folclórica, el proceso creativo de la serie de discos, sus planes a futuro y con qué elementos culinarios de la cocina mexicana se identifica.
“En Musas se juntaron dos deseos que tenía: uno era trabajar con Los Macorinos, ya que alguna vez los vi tocar con Chavela Vargas y son unos maestros; el otro era hacer un disco tributo a mi propia cultura, expresar lo bello de esa música y reversionar canciones que me han gustado desde siempre. Después de lo que pasó con Hasta la raíz, necesitaba tener bohemia y volver a mi casa para crear música, era el momento adecuado para gestarlo y así empezó”, dijo.
La versatilidad ha sido una constante en Natalia Lafourcade y este tributo llegó en un punto en el que se libró de prejuicios y tenía libertad creativa, además de su propia inquietud como motor principal. “En mi mente estaba que los maestros no quisiesen trabajar conmigo y dije, si ellos se animan, haremos algo exquisito. Fueron muchas cosas que debieron entrelazarse para que fuera posible: investigar lo que no sabía y perfeccionar lo que ya sabia, decidir qué canciones formarían parte y al final, tomar la determinación de no usar instrumentos eléctricos y que se generará un sonido acústico, minimalista y natural. Eso requirió ensayar más para perfeccionar el sonido en vivo, desmenuzamos la música y construimos nuevos arreglos, que se ven fotografiados en cada canción de Musas”, relató la cantante.
“Cuando pienso en Musas, pienso en la gente; en la boca, Musas sabe a madera, por los instrumentos y una añoranza al bosque; pero también me recuerda a la tierra, a los pueblos de México y su folclore. Aunque considero que este disco no es enteramente folclórico, es muy popular en el sentido más simple, no usa lenguaje rebuscado ni instrumentos pretenciosos, es como la gente se habla en el campo y eso es poesía; el disco tiene encriptada la cultura de la gente, su forma de vida, con lo que transpiran y con su geografía; es la humanidad, lo íntimo, lo desnudo, lo natural de pararte con solo una guitarra y hacer música”, aseveró Lafourcade.
La popularidad que la artista ha alcanzado en su trayectoria es extraordinaria, sus discos la han llevado a los escenarios más importantes del mundo y su sencillez es una muestra de su riqueza esencial. “Este año, llevaremos Musas en una gira extensa, el año está ocupado en su totalidad, pero sé que al final regresaré a mi México, mi casa. Si fuera un platillo tradicional mexicano sería mole, por ser una mezcla rica de ingredientes; si fuera una bebida sería mezcal porque me gusta como se evapora en la boca y se expande en segundos; también sería ponche, porque cuando lo pruebo, vienen a mi mente los paisajes y esa sensación se me hace súper padre”, finalizó Natalia.