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Ya sea por necesidad, por gusto o por la urgencia de darle un giro de tuerca a nuestra vida, el proceso de migración siempre trae consigo una poderosa carga emocional: significa alejarnos de nuestro espacio seguro y volver a entender el mundo desde la óptica de nuevas personas, nuevos aires y otro correr del tiempo.
Con más de 15 años de carrera a sus espaldas, la trayectoria de Jorge Marrón –ex miembro de Ventilader y ahora conocido simplemente como Marrón- está marcada por la movilidad… La migración. Acapulco, Monterrey, la Ciudad de México y Nueva York. Cuatro urbes establecidas; pero con estilos de vida muy distintos entre sí. Y aún cuando reconoce los privilegios de alguien que ante la diplomacia política cruza fronteras con la etiqueta de legal, también explora los estragos de todo ese dinamismo geográfico.
"(Risas) Es un tema fuerte para empezar la plática, ¿no crees? Parece algo obvio; pero mi primer referente para sentir las diferencias entre un lugar y otro es el clima. En mi caso, el calor de la costa representa un llamado del lugar en el que crecí. Monterrey también es cálido; pero en la memoria ocupa otro lugar de mi historia, uno en el que apenas estaba entendiendo lo que significaba ser joven y resolver cosas con poca experiencia. La Ciudad de México y Nueva York se parecen en el ritmo y la convergencia de ideas; sin embargo, que la segunda sea más cosmopolita implica relacionarse con culturas distintas a todas horas. A lo que nunca me acostumbraré es al frío. El frío me recuerda que estoy lejos de mi primer hogar".
Para Marrón, el movimiento entre ciudades se conjuga con sus decisiones como artista. Cuando la carrera que había estudiado le daba posibilidades de tener una vida próspera en Nuevo León, decidió mudarse a la capital de México con la idea de afianzar el proyecto musical que había empezado a construir con sus amigos. Ahí consiguieron el contrato con un sello grande, dieron el recorrido por los festivales más grandes del país y grabaron discos de éxito considerable. Otra vez: cuando la lógica había trazado camino, Jorge priorizó el amor por su propio proceso creativo y tomo decisión todavía más radicales.
"Cada mudanza ha sido un acto de valentía. Y en mi experiencia no solo fue moverme de ciudad, también era cambiar la dinámica de trabajo como músico. Al dar por finalizado el proyecto de la banda, necesitaba hacer cosas que tal vez antes no me habría animado porque no era el momento ni el lugar. Cuando empiezo con Marrón entendí que era el contexto ideal para experimentar con otros géneros, otras temáticas y sobretodo, ser el responsable absoluto de lo que pasaba con mi arte; no porque en la banda no existiese la posibilidad de crecer, sino que ocupaba alterar la fórmula por mi cuenta’’.
Dos EPs después, las inquietudes de Marrón quedan expuestas en la conceptualización de su material más reciente: FUTUR. Cuando hacemos un recorrido por la música que ha salido en los últimos años, el futuro es un tema recurrente entre los proyectos independientes pero también para aquellos que acaparan las listas de streaming. ¿Qué le inquieta a Jorge Marrón, entonces? Ya lo dijo Matt Healy. "Modernity Has Failed Us".
Creo que para todos el futuro es un tema de interés porque a partir del Internet todo el tiempo estamos hablando de eso; pero a ciencia cierta seguimos sin saber qué pasará. Aunque no todas las canciones de este EP van por esa línea, sí quería que en general sonase a una realidad apocalíptica. Es algo que incluso quería reflejar en el video del single: una mujer que viaja por una ciudad abandonada tras el paso del tiempo’’.
Incluso en ese diálogo introspectivo entre su visión distópica y la historia personal de un amor fallido, Jorge Marrón trabajó en cercanía con Cheo Pardo de Los Amigos Invisibles para potenciar su obra.
"Cheo es un tipo con una sensibilidad que pocas personas tienen en Latinoamérica. Tiene muchas referencias de música electrónica; pero su formación en los sonidos tropicales lo llena de ideas fantásticas. En 'No Other Place' (el último track de la placa) quería cerrar la narrativa con una canción que me remontara a Acapulco, mi casa; fue cuando Cheo apareció con un arreglo de guitarra acústica para dar justo en el clavo. Lo hizo de tal manera que a pesar de las canciones previas y sus elementos mayoritariamente sintéticos, esa guitarra funciona a la perfección’’.
Al cerrar la conversación, Marrón evoca la canción que más lo ha movido este principio de año.
"No he estado tan clavado en música nueva durante estos primero meses. De hecho, la canción que más he escuchado y que me ha llevado a momentos muy emotivos es 'Goodbye Yellow Brick Road'. Esa canción de Elton John me gusta tanto que compré la partitura para sacarla en el piano; pero Elton es demasiado bueno en los teclados. Algún día saldrá’’.
Para alguien tan metido en la incertidumbre del mañana, resulta curioso que una canción de 1973 conduzca su 2020. Y así nosotros, también, acarreados por la nostalgia.