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Con un sendero bien recorrido en el mundo artístico (poesía, música, letras, actuación, cientos de colaboraciones), Lydia Lunch va por el mundo artístico de vanguardia como si entrara al W.C. Su presencia escénica es tan poderosa como toda la energía que le ha inyectado a su espíritu en el transcurso de su viaje. Nosotros, sus hermanos de Indie Rocks!, nos encontramos a Lydia Lunch y a Marc Hurtado en la azotea (dibujada por nubes grises y adornada con vientos fríos) del Hotel Condesa, exactamente un día después de su única presentación en México, en el marco del festival Distrital.
Entre risas, insinuaciones y provocaciones, Lydia Lunch nos confesó que esta fue su primera vez en México. Ella está muy bien informada del maltrato gubernamental que se le está dando a este país, pero le parece hermosa esa energía de supervivencia en los pobladores de este pedazo de tierra. Le gustó mucho el público que asistió a su concierto, y me dice que ni siquiera debía preguntarle cómo se sintió arriba del escenario,: cuando ella tiene una catarsis siempre que se sube a un templete en donde sea que se presente, le gusta un acercamiento más personal con su público.
Marc Hurtado, músico escondido entre grandes nombres como Alan Vega o Suicide, es un artista marroquí con el que fue casi imposible hablar, incluso en inglés. Lydia sabe todo sobre él y no tuvo problema al hablar por él: “Marc y yo fuimos separados al nacer, tenemos muchas cosas en común y este proyecto surgió gracias a un show que iban a presentar Alan Vega y él, pero Vega no pudo hacerlo al final, Marc me invitó y ahora lo estamos repitiendo aquí en México”, dijo Lunch. El proyecto les gustó mucho pero demasiada ocupación les impide repetirlo pronto.
Todos los proyectos que tiene en sus manos los hace sólo siendo ella misma. “Sólo trato de expresar lo que soy, políticamente, sexualmente, moralmente, psicológicamente en cada momento, en todo tipo de arte, es como diarrea en un diario de lo que está pasándome en ese momento”, confesó.
Así es como aún escuchando todo su trabajo musical, quizás leyendo sus libros y poesías, no entenderías ni un cuarto de la vida de Lydia Lunch. “Sólo quiero darle un puñetazo a la historia”, concluyó.