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Fotos Cortesía de la banda
El garage es la forma de escupir en el rock & roll. De maltratarlo hasta hacerlo añicos con puro guitarrazo crudo y desenfrenado. El género donde no importa si sabes tocar un instrumento, pues el ruido impreciso es la constante, la fiesta un carnaval infinito y el volumen saturado una religión. De ahí han salido grandes bandas que se rigen como un culto, The Sonics y The Electric Prunes en la vieja guardia. The Cramps y The Mummies representando el caos primitivo dándole la espalda al “profesionalismo” y orillando al escucha al salvajismo. Cada uno de ellos con su versión de convertir lo que algunos consideran basura, en fuente de satisfacción.
Como la fiesta nunca muere, el garage tampoco. Ni siquiera tiene la preocupación de evolucionar como muchos géneros. Ciertas veces más apegado al blues, en ocasiones a la psicodelia, y algunas al punk y el surf. El garage tiene diferentes etapas, muta con el tiempo. Es un adaptable terrible, como si fuera una plaga. Un ente que nunca se preocupa de su extinción, subsiste en aquellos bares donde la ecualización es una burla y lo más importante es que la cerveza se encuentre fría. Siempre surge en su estado puro. Busca los caminos ásperos y se instala para nunca irse. Una genuina catástrofe.
Y claro, nuevos adeptos siempre quieren empeñarse en explotar junto con él. De saber de qué trata el género de culto y enredarse entre sus piernas. Como si fuera una musa. Una terrible belleza que te atrapa y nunca te suelta. En esta ocasión, Los Sustos fue otra de sus presas. Banda mexicana que disfruta en exceso de la barbarie que provoca y que al parecer, siempre quiere ofrecerle tributo con su corrosivo garage punk.
El cuarteto nacido en la periferia de la ciudad, surge como la mayoría del género: soñando. “Empezamos en el patio de mi casa, tal cual. De manera individual cada quién es músico por su lado, venimos de proyectos diferentes e influencias diferentes, creo esto último es lo más marcado. Por echar desmadre y juntarte a hacer ruido con personas que aprecias surge todo, puede que así sean en todas las bandas”.
Las influencias podrían ser muchas, ¿qué se escucha cuando uno es joven y rebelde? Pura música que truene las bocinas y que haga que algunos te tachen de inmaduro. “Nos gusta creer que fuimos influenciados por el rock clásico pegado a los años 60, donde experimentaban aún con la psicodelia. Es ese tipo de música que te marca, siempre escuchas música nueva, pero de alguna manera siempre regresas a lo clásico. De donde surge todo. Fue algo que nos marcó siempre, el rock, el más puro. La distorsión de la guitarra y saber que va a crujir, esa sensación es única. Es lo que hemos querido transmitir y nos une a los cuatro… además lo sobresaliente en Los Sustos es que nuestra música es en español, y tratamos de mantener la cuestión del producto nacional. Aquí se habla español, pues hagamos canciones en ese idioma, es nuestra esencia”.
Los cuatro sustos son alegres e intrépidos, algunos integrantes de la banda más tímidos que otros –como en todos lados–, pero cada uno con la absoluta certeza de que el rock debe ser tocado sin pretensiones, que explote la cabeza. “El sonido es directo. Muy escandaloso que te llega a la mente desde el primer guitarrazo y que incita a bailar… hacer que salga esa parte punk que vive en ti. Ese sentimiento donde quieres destrozarte y gozar. Eso es lo que tratamos de hacer con Los Sustos, tratar de transmitir ese sentir”.
Es cierto, las bandas independientes se enfrentan a distintos entornos difíciles, solventar gastos de producción y conseguir dinero para los tours suele ser lo más usual. Pero hay que pensar que si muchos aventureros no se hubieran arriesgado a hacerlo por si solos, mucha de la música que tanto amamos ni siquiera existiría. De esto y la forma en cómo distribuyeron sus materiales al empezar la banda, Los Sustos lo ve con cierto optimismo. “Lo más complicado de grabar solo es mantener la esencia de la banda. Seguimos la ideología del DIY (do it yourself), hacerlo nosotros todo el tiempo. Tratar de mantener el sonido lo fi en las primeras grabaciones, nos gustaba experimentar con eso. Aunque llega un momento en donde te tienes que meter de manera casi forzada a un estudio para limpiar todo… La distribución de nuestros EPs al principio era de manera digital, por Bandcamp. La ventaja principal es la apertura que te da con tu posible público, internet es enorme y usarlo como herramienta es una conexión inmensa"
Los garage punkers llevan casi 10 años en activo, con algunas mutaciones en la formación pero no en la ideología. Giraron por Europa el año pasado, y este 2018 volvieron a emprender el viaje al nombrado Viejo Continente. De esto, hay que destacar que Drunk & Roll, su más reciente EP, fue firmado por Family Spree Recordings, sello que reside en España y que busca proporcionar al mundo propuestas frescas lanzando material en vinilo. “Al dueño de la disquera lo conocí el año pasado. Él me escribió desde España, resultaba que venía a trabajar a México y por esa fecha venía Fuzztones a tocar. Me pidió el favor de comprarle sus entradas y nos vimos en el concierto. Platicando en el show me contó de la idea de fundar su sello y que había escuchado a Los Sustos por stream y nos invitó a unirnos al proyecto, de ahí nació la magia. Fue algo muy raro pero increíble. Funcionó bastante bien y nos dio bastante proyección allá, nos abrió el camino en España y Europa”, comenta el vocalista y guitarrista de la agrupación.
Las letras de Los Sustos son completas y contundentes, no siempre es fiesta y parranderismo, en ocasiones la profundidad suele apoderarse de su espectro creativo. “Trato de tocar temas pero con diferentes metáforas. Amor y desamor, pero no de una manera tan tangible. Hay que escuchar con atención para comprender de qué va. Pensamos que no todo debe ser siempre estático. Que el público le de diferentes perspectivas. Pero al final todo es rock & roll”.
La idea de que el garage nunca muere y nunca lo hará es aceptada por la banda. Los Sustos al igual que casi todos los proyectos de la corriente musical quieren tocar hasta morir. Hasta que los dedos les sangren o se quiebren, lo que suceda primero. El verdadero rock & roll nunca muere, los días suelen ser realmente cortos cuando se disfruta. “Siempre existe la continua necesidad de fiesta. No hay más, la gente siempre se quiere divertir y liberar. Es un camino para olvidarse del caos, el trabajo y el tráfico. Ese es el propósito del garage y nos gusta ser parte de eso. Nos gusta el descontrol”.