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Pocas son las bandas que hoy día sobresalen con un sonido que cautiva y al mismo tiempo conmueve. Loiis es un cuarteto nativo de la CDMX, quienes juegan con tonalidades tristes y melancólicas que recuerdan a un sonido inspirado en la nostalgia y de una de sus partes más sombrías en el underground.
La banda nace a partir de la muerte de Buried Under The Stairs, donde los miembros compartían agrupación. Alejándose de su trabajo previo, el cual era mucho más contemplativo, la banda se refugia en sonidos sutiles pero a la vez sorprende con despliegues rítmicos mucho más arrojados, sin perder ese dejo etéreo de su música. Mauricio Avendaño, miembro fundador de Loiis, platica sobre el nacimiento de la banda. “Linda, Héctor, César y yo teníamos otra banda juntos llamada Buried Under Stars. Tocamos bajo ese nombre por siete u ocho años y sacamos tres discos sin mucho éxito. Componíamos en inglés, cosa que me arrepiento, teníamos buenas rolas, quizá si no nos hubiéramos aferrado a una idea falsa de que el inglés “sonaba más natural” porque así era la música que oíamos, la banda pudo haber sido mucho más grande. Despedimos ese nombre en 2018 y empezamos a dar forma a lo que ahora es Loiis”.
La banda sumó a miembros de El Shirota para grabar lo que es su primer lanzamiento formal y de larga duración: Un Final Feliz. Lanzado el pasado 31 de julio bajo el sello Devil In The Woods. El cual muestra una banda sensible a las monotonías de la vida cotidiana y sus contrastes, a las vivencias de todo joven en el mundo contemporáneo. El álbum es un vaivén de clamores silenciosos y apabullantes, de texturas sutiles y corrosivas, de guitarras que desprenden un derroche de ruido que encuentra su fín en paisajes delicados que acompañan a todo el disco, creando así, atmósferas que evocan al pasado. Uno de los mejores lanzamientos en lo que va del año, un disco sólido y contundente que abre camino para encontrar el idioma propio de la banda.
“Casi todas las canciones, son versiones nuevas de ideas que ya tenía de alguna u otra forma después de Buried Under Stars y que no encajaban en otros proyectos. Contacté a David Lemus para que nos ayudara a producirlo y mezclarlo, él consiguió un espacio dentro de un edificio abandonado donde podíamos grabar sin pagar un estudio. Nos llevamos todo mi equipo y montamos un estudio temporal, ahí grabamos todas las baterías y algunas partes de los bajos y guitarras. El resto lo terminamos de grabar en casa de David y algunas voces en mi casa y la casa de Héctor”.
Un proceso que fue difícil para la banda dado la vicisitudes que enfrentó, cuestiones mundanas las que vivimos en el camino de crecer como seres humanos. “Después de salir de la universidad y pasar por un par de trabajos, cinco mudanzas y una relación fallida de cuatro años empecé a entender que la cotidianidad es el estado natural de las cosas. Mucho del disco es una búsqueda por expresar esa cotidianidad inescapable y el sentimiento de ansiedad que esto provoca. La melancolía es algo que es parte de mí desde que tengo memoria, todos en la banda son muy melancólicos y solitarios, naturalmente eso se traduce en la música también”.
Y aunque al cuarteto se le ha encasillado en etiquetas como slowcore o sadcore el conjunto no repara en estos adjetivos, sino que recalca que su sonido va mucho más allá de una simple marca, aunque su sonido refleja las influencias que le mencioné, como Red House Painters o Mark Kozelek, no pretende reproducir un sonido marcado por el antaño noventero.
El sonido de Loiis, es ecléctico, en ocasiones se embate entre destiempos rápidos que recuerdan al black metal noruego y en otras a una nostalgia mucho más apacible, como en el track “Lluvia” donde la banda muestra despliegue de furia y sonidos delicados, como bien lo apunta Avendaño: “Estoy de acuerdo, lo ideal sería no pensar a partir de referentes o géneros pero quizá es algo inevitable. Creo que también es bueno tener muy claro quiénes son tus influencias para contar con las armas para evitar convertirte en un completo fusil. Al final como artistas no somos más que la suma de nuestras influencias, “Los Años” habla de esto. No estoy seguro de que aún estemos en el punto de tener un sello completamente propio, pero soñamos con eso”.
Sin embargo la banda también se inspira de los sonidos modernos, y no solo se encierra en los recuerdos sonoros de un pasado distante, sino que, tiene referentes mucho más actuales mismos que se desprenden de ese sentido de comunidad del undeground. “Hay muchos artistas que siempre estamos sacando a la conversación dentro de la banda como Bedhead o Codeine. Hay otros más nuevos como Big Thief o Alex G. Mount Eerie / The Microphones es otro gran referente en los extremos opuestos que se pueden alcanzar cuando renuncias a las etiquetas y expectativas de géneros, muchas veces en un mismo disco. El D’arcy de No Somos Marineros fue un gran punto de partida en la escena nacional para tratar de hacer cosas que fueran un poco más introspectivas y con una gratificación más allá de la pura catarsis festiva y masculina del rock”, comenta el líder de la agrupación.
Actualmente la banda se mantiene en constante creatividad, a pasar de las situaciones actuales que impiden la actividad en vivo, la cual es fruto necesario para cualquier proyecto musical. A pesar de esto el cuarteto no para y convierte este encierro en una inspiración para crear nuevos caminos, relata Avendaño, “Desafortunadamente todo lo relacionado con tocar en vivo está en pausa, si no es que definitivamente extinto. Tenemos un EP que comenzaremos a grabar ahora que tengo un nuevo estudio en casa, ya hay incluso planes para otro LP. Siempre estamos haciendo música, otros en la banda afortunadamente tienen trabajos, por mi parte es lo único que sé hacer, qué quiero hacer y es lo único que hago. Seguiremos intentando y sacando cosas hasta que esa vida se vuelva insostenible”.