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Bien cansados, pero dándolo todo, el dúo LANY nos dio 15 minutos para charlar sobre su regreso a México en mayo. Su más reciente álbum A Beautiful Blur tuvo cierta controversia respecto a un sonido que evolucionó y un cambio de portada de último momento.
“Escribimos desde un lugar honesto. Todo el álbum es bastante autobiográfico. Cuando escribo, es muy terapéutico para mí. No hago journaling, porque si lo hago, siento que me quedaría sin material”. Si bien la letra de las canciones no nos presentan la situación literal por la que Paul, el vocalista, estaba pasando, el feeling definitivamente es ese. “Tocamos muchos shows alrededor del mundo, sería muy complicado tocar canciones con las que no conectemos a nivel personal”.
“Para cuando salimos del estudio y vamos de tour, aún puedo conectar con las emociones de cada canción. Y eso es aún mejor si puedo ver que sirve también de terapia para quienes cantan con nosotros en vivo. De alguna manera, eso también es la motivación de lo que hacemos”. Aunque a decir verdad, me comentan que aunque nadie los escuchara, harían música. Y quién soy yo para negarlo. Bendecidos son al tener muchos sold outs en toda su gira".
A medida de la cantidad de fans aumenta, también la responsabilidad de ser la voz de cierto grupo que está esperando que nosotros articulemos lo que ellos sienten”.
Si bien la esencia de LANY permanece en este álbum, encontramos una evolución sonora. Una especie de nueva etapa de aventura para Paul y Jake. “Antes del disco hablábamos mucho de nuevos gadgets e instrumentos que queríamos explorar. Escuchamos mucho a Lil Yachty y es que él hace muchas decisiones audaces en su música. Y nosotros también queremos hacer decisiones audaces como subir el synth más alto que la voz”, menciona Paul. Mientras que Jake solo recuerda pasársela bomba con un nuevo instrumento: el OP-1. “Ya lo habíamos usado en el pasado. Es este pequeño keyboard. Aún no lo se usar tan bien, pero me encanta que hace que uno piense diferente”.
En su visita pasada a México, pudimos escuchar un español básico, pero bien ensayado. Esta vez, ya aprendieron a decir “No podemos esperar” y algunas otras oraciones que a Paul le parecen vitales para hacernos sentir queridos.