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Los cuatro jinetes han vuelto. Durante algún tiempo hace algunos años se encargaron de esparcir una mística nocturna de club inglés alrededor del mundo, y vestidos de negro solían llevar a cabo rituales de música synth pop, new wave y witch house en su cabalgata. Ladytron, la banda formada en Liverpool en 1999, tomó una pausa en 2011 de siete años luego de publicar cinco álbumes (604, Light & Magic, Witching Hour, Velocifero y Gravity the Seducer) que la colocaron como una fuerza centrífuga que orillaba a bailar con sus synths oscuros. Este año cabalgará con nuevos sonidos sobre el mundo, su galope es fuerte, sin embargo, qué tanto se escuchará en un contexto completamente diferente al de hace 15 o 10 años. Es parte de la incógnita, de un acertijo que engloba diferentes puntos: tiempo, distancia y contexto global.
La agrupación que toma el nombre de una canción de Roxy Music ha visitado en dos ocasiones México, con su sexto álbum, el homónimo Ladytron, viene una vez más, el 27 de febrero a El Plaza, un lugar adecuado para que su sonido misterioso, entre lo perverso y lo seductor, embriague a sus empedernidos fans, los que están felices por el simple hecho de que esté de vuelta. Indie Rocks! conversó con el tecladista y cofundador de la banda Reuben Wu acerca del letargo de siete años, de qué los orilló a tomar una pausa y de qué los empujó a volver. ¿Qué motiva el viaje a media noche de un alma solitaria? Quizá la aventura, quizá el aburrimiento, quizá una necesidad, la misma necesidad que sintieron los integrantes de la banda para tomar un respiro y la misma que los hizo regresar.
“Tomamos un descanso en 2011, eso nos permitió explorar nuestros proyectos personales (en el caso de Wu es la fotografía), habíamos estado muy concentrados en esos proyectos y por ello Ladytron tardó un poco en renacer. Nos ayudó a crecer de manera independiente del grupo. Habían conversaciones sobre trabajar de nuevo juntos, pero tomó tiempo, fue un proceso lento, aproximadamente dos o tres años para comenzar a hacer el nuevo álbum. Sentimos una iluminación, por decirlo de alguna manera, nos dijimos, ‘si lo vamos a hacer, solo tenemos que hacerlo’, y sabíamos que lo queríamos hacer, pero no sabíamos cuándo”, dice Reuben Wu desde Chicago, en donde vive desde 2012, adonde se mudó porque ahí radicaba su esposa.
Ladytron es en esencia una fuerza electrónica que se desliza como una sombra en medio de la noche mientras una ciudad bajo neblina tiene unas cuantas luces encendidas. No se sabe, afortunadamente, hacia adónde se dirige, es parte de lo atractivo de su sonido, esa incógnita que a veces solo es búsqueda de la libertad. “Para el nuevo álbum trabajamos de manera remota, componiendo individualmente y después comenzamos a colaborar y mandarnos las canciones para finalmente entrar al estudio”, relata Wu. Los otros miembros de la banda viven en lugares distintos: Daniel Hunt (tecladista) vive en Sao Paolo, Brasil; Helen Marnie (vocal y teclados) en Glasgow, Escocia; y Mira Aroyo (vocal y teclados) en Londres, Inglaterra.
En los tres cortes que han presentado del nuevo material, “The Island”, “Far From Home” y “The Animals”, la banda persigue de nueva cuenta el impulso electrónico, el new wave, lo persigue como unos chicos corren hacia el metro antes de que cierre las puertas. Hay una crítica a la humanidad en los temas y en los videos que los acompañan. Parecería que dicen somos unos animales incapaces de tolerar las diferencias, unos salvajes que ignoramos lo que estamos haciendo con la tecnología. “Lo que mueve la nueva música es un entendimiento más grande de donde estamos y donde hemos estado, en los primeros álbumes estábamos conociéndonos y conociendo el mundo. En cuanto a la temática no es específicamente sobre un tema, es más general, es acerca del cambio que está sucediendo en el mundo, las cosas se ponen peor. Es un comentario sobre todo, es oscuro, es una metáfora”. Sí, es oscuro, como ellos. Los jinetes vienen de vuelta y traen consigo lo que han recogido a su paso, por desgracia no parece una experiencia esperanzadora.
Ese mensaje también está en la carátula del álbum que es fuerte, no propiamente oscura, con un impacto que no producían las anteriores portadas: en medio de una carretera se ve un auto estacionado con urgencia, en el fondo hay un bosque, una parte está en llamas, dos chicos que han descendido del auto se dirigen justo hacia el fuego. “La estética de este disco es diferente, con la portada queríamos reflejar algo del contenido y algo de las historias que hay en las canciones. Pensamos que podía ser un arte poderoso, queríamos que fuera una portada “clásica” como las de Pink Floyd (Wish You Were Here), que fuera un mensaje más grande de lo que hemos hecho en el pasado”.
Sobre la campaña que lanzó la banda para pedir apoyo a los fans en la producción de la nueva música, el inglés explica que se debe a la relación con las disqueras. “Esencialmente es porque nos da el control que queremos, no habíamos hecho música como banda durante siete años, así que el “crowfunding” era la manera más adecuada para producir sin la influencia de las disqueras, lo sentíamos como algo más nuestro, era una forma también de reconectarnos con los fans. Siempre pensamos que lo íbamos a hacer de esta manera, los álbumes de Helen (Crystal World y Strange Words and Weird Wars) le dieron la experiencia de trabajar con una disquera y de saber cómo se toman las decisiones ahí”.
Reuben Wu, Helen Marnie, Mira Aroyo y Daniel Hunt, los cuatro jinetes, con la misma mirada magnética se posarán sobre una tarima por encima de la audiencia, los sintetizadores serán sus caballos, lo que de ellos emane será magia negra… ahora solo falta que la audiencia se deje seducir.