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Ahora es típico y casi redundante empezar un texto o una semblanza poniendo como trasfondo la pandemia por el COVID-19 y las sensaciones que conlleva, pero de igual manera es importante para abordar la dicotomía de sentimientos. Con esto me refiero a que, aunque existe la desidia y el letargo, muchos están aprovechando para hacer una nueva conexión consigo mismos, tanto en lo creativo como en lo personal. De repente existe todo el tiempo del mundo para descubrir nueva música, reinventarse completamente o volver a tus orígenes.
Kevin Morby prefirió irse por este camino, e invariablemente le dio un inusitado beneficio al lanzamiento de su sexto material de estudio, Sundowner, en el sentido de que los temas fundamentales del disco - el aislamiento y la calma - son una grata coincidencia y un antídoto perfecto para los oídos llenos de incertidumbre y ansiedad que predominan en ese panorama. Platicamos con el cantautor acerca de su nuevo disco y de la increíble sensación de regresar a casa.
“[Sundowner] fue resultado de mudarme de vuelta al medio oeste de EE.UU. y que coincidió en pasar durante un pequeño limbo en mi vida. Estaba de gira demasiado y terminando mi disco anterior, Oh My God. Pasaba mucho tiempo de viaje, pero ocasionalmente regresaba. Y en esos intervalos tenía pequeños limbos, en donde estaba aislado en mi casa, con mis pensamientos, ideas de canciones y momentos en privado. De ahí nació gran parte del nuevo material,” inició Morby.
A través de su trayectoria, Morby ha pasado lista con bandas como Woods y The Babies, hasta encontrar su propia voz como narrador de la unión entre lo mundano y lo siniestro. El discreto y hermoso Harlem River inició este camino, para luego dar paso a los aclamados Still Life, Singing Saw, City Music y Oh My God. Sundowner parece ser la culminación de este viaje, a un destino final lleno de dicha y madurez.
Sin duda se siente como una carrera de 10,000 km. Haces este tipo de cosas por tanto tiempo que se convierte automáticamente en un idioma propio para ti que solo tú conoces y dominas. Y en el dominio de ese idioma te vuelves más seguro como músico y artista. Todo radica en seguir haciéndolo todo sin pensarlo demasiado,” comentó Morby.
Al igual que muchos otros músicos por consecuencia del encierro, Morby tuvo que adaptar su forma de producción y lanzamiento a algo más casero, pero esto ayudó más a tener el material más cerca de su control y de dedicar todo su tiempo a darle la forma adecuada al disco y a otras colaboraciones.
“Al no poder ir a los estudios, tuvimos que mezclar todo remotamente. Ya tenía todo el disco compuesto y grabado, y fue una grata coincidencia que también compusiera canciones acerca del aislamiento y de la tranquilidad que puede resultar de un cambio. Con otras colaboraciones, como en el último disco de Fleet Foxes, yo podía componer y mandar mi parte vocal desde casa sin la necesidad de tener que volar, gastar dinero o toda esa logística. SI hay desventajas y ayuda muchísimo el estar cerca de alguien para grabar, pero otras cosas han fluido mucho mejor,” reflexionó Morby.
Las canciones que componen Sundowner van desde dulces anécdotas y añoranzas desgarradoras hasta juramentos de venganza. Gracias a su elocuencia lírica y a los arreglos gentiles, Morby y su productor Brad Cook encuentran el punto perfecto para armar un tapiz de Norteamérica lleno de matices cálidos y variados.
Canciones como ’Campfire’ son evocadoras y nostálgicas. Habla de armar una fogata en tu patio trasero y reflexionar de todos aquellos que se han ido, de sus legados y lo que vivirá por siempre a través de ellos, ya sea su catálogo musical o sus obras de arte. Por otro lado, ‘Brother, Sister’ surgió a partir de una serie de asesinatos en Kansas City. Cuando le preguntaron al asesino por qué lo hizo, dijo que fue para vengar a su hermano. Y justo estaba escuchando muchos scores de películas del oeste, entonces eso me dió la inspiración para que la música tuviera ese toque casi oriental y místico en su melodía,” explicó Morby.
Además del confinamiento obligado, Morby atribuyó su mudanza de Los Ángeles a su pueblo natal de Kansas City al cambio creativo y a la atmósfera envolvente y amorosa que prevalece en Sundowner.
“Inicialmente quería irme porque estaba pasando por una ruptura amorosa. Luego, me enteré de que un amigo se estaba mudando de Kansas City y las cosas se acomodaron. La vida simplemente me llevó ahí y al final terminé quedándome. L.A. tiene muchas oportunidades, pero mi carrera ya estaba despuntando y no pasaba mucho tiempo ahí. Además, si te quedas ahí mucho tiempo empieza a sentirse claustrofóbica y te distraes mucho por el ruido. Creo que por eso estoy disfrutando Kansas City mucho más de lo que pensaba, por la quietud y el hecho de que nadie te molesta,” comentó Morby.
Finalmente, si hay algo que encapsula la dicotomía de sentimientos por el encierro y las maneras de encontrar la libertad y el cobijo es la portada de Sundowner, en donde se ve a Morby sentado en un set simulando ser su recamara, pero de manera abierta hacia los vastos campos fértiles y siniestros de Kansas City. Es ahora en estos espacios confinados donde podemos crear todo un mundo para escapar hacia nuevos lugares y explorar horizontes lejanos.
“Hay una gran foto de Gordon Parks en donde enfoca a un hombre en lo alto de una azotea, y detrás de donde está el hombre se encuentra Nueva York. Pero, me llamó la atención la actitud de este hombre, lo pleno que se ve. Me gustó la idea de un mundo pequeño en medio de otro mucho más grande, y siento que así es un poco Kansas. Construí un set similar a mi casa y quise darle un tono juguetón y llamativo. Además, la manera en la que se ven los campos y el cielo es para dar esta impresión crepuscular; de que hay belleza, pero algo malvado o tenebroso acechando en las profundidades,” concluyó Morby.