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Las manecillas avanzan como soldados, a un ritmo y paso constanste. Uniformemente. Tic-tac, tic-tac, tic-tac. De pronto el reloj se detiene como quien está a punto de caer a un abismo y alcanza a frenar justo en el filo, justo a tiempo, justo a las 4:00 am... un momento, ¿seguimos usando relojes para despertar? No lo creo. Descartemos esa idea... Es mejor si le ponemos a Jaakko Eino Kalevi una alarma en el celular para que se despierte, y que no sea una, sino varias alarmas o de lo contrario se le hará tarde, tendrá que salir corriendo poniéndose los zapatos empujando un pie contra otro mientras que con las manos inserta un botón en el ojal de la camisa, para alcanzar el tren en Helsinki. No puede llegar tarde o los usuarios se retrasarán hacia el trabajo y se molestarán con el conductor, o sea, con él, con Jaakko Eino Kalevi, el operador de trenes.
“Lo mejor y lo peor de ese trabajo eran la misma cosa: es muy sencillo. En el mejor de los casos era muy relajante, podías estar ahí y escuchar música. Pero a la vez podía llegar a ser aburrido”, narra un tímido Jaakko entre pausas constantes que cortan el aliento, parece que se ha interrumpido la llamada y habrá que enlazarla de nuevo a Berlín con riesgo de que no lo pudiéramos localizar, pero no, no es eso, es otra pausa...y otra pausa...
¿Qué tanto puede divagar la mente de un conductor de trenes mientras sigue las vías ya marcadas por el hombre, sin posibilidad de cambio, sin espacio para la ruta alterna? Sube la velocidad. Freno repentinamente. “Cuando me mudé a Helsinki de mi ciudad natal (Jyväskylä), básicamente apliqué para todos los trabajos que había, y ese fue el único que funcionó, y me gustaba bastante (...) en general disfrutaba mucho las mañanas, me refiero a muy temprano por la mañana, despertarse a las 4 am, despertarse es algo bonito... Y luego ya sabes el café(...). Cuando manejaba me llegaban muchas ideas, y simplemente las escribía. No podría decir que una canción en específico, pero partes de ella”, dice.
Kalevi es conocido recientemente por un álbum de pasajes ensoñadores-pop, cuyo sonido del bajo va marcando el camino mientras la batería pone la velocidad y la suave voz del finés es el exterior, el panorama que nos cautiva en el trayecto diario. “Double Talk” y su lírica poética de espejos (“Falling, falling in to yourselfs, We have, we have a ghost who don't see to us, We talk, double talk, We think, double thougts, We move, double moves, We are double selfs”) de la cual no habla mucho. De ninguna de sus letras, en general. Parece alguien que guarda en ellas recuerdos como quien guarda las monedas de 50 centavos, algún día las podría necesitar. Aunque esto es una suposición. Hay una historia sobre que se mete a buscar blogs acerca de sueños y de ahí toma algunas notas para componer su música.
Al poner su nombre junto con el de Ariel Pink, sin que nos lo expliquemos, él afirma que no le molestan esos aspectos de la esfera pública como las comparaciones: “es un honor que nos relacionen”; o que escriban mal su nombre: “en realidad no me importa y entiendo que es difícil y bastante largo. Es decir, si yo fuera a escribir un nombre exótico, también tendría que revisar letra por letra para ver como se escribe. Aunque conmigo siento que es como un punto medio, no es tan raro, pero tampoco es común”, cuenta. “No lo sé. Pienso que mi felicidad no siempre... –aquí hace una pausa más larga, un atropellamiento de palabras–, siento que estoy viviendo una vida más interesante. Cosas buenas”, añade.
Las puertas del tren amenazan con cerrar tras hacer una pausa en la estación correspondiente. Jaakko bebe más café y se sacude los párpados. Por ahora no piensa en que llegará el día en que dejará ese trabajo, hará giras de tres meses, con presentaciones en 51 escenarios, como la que acaba de terminar y de la cual se encuentra recuperándose en Berlin.
Kalevi no debuta con el homónimo álbum que lo trae a México para NRMAL, ya había publicado anteriores piezas desde hace unos años. Pero sí es el primero que le da vuelta al mundo y lo empuja a occidente. Anteriormente había presentado temas incluso electrónicos. “En el disco soy básicamente solo yo, aunque a veces contratábamos algún instrumento o por ejemplo los coros femeninos que vienen en la última canción. La parte hablada de esa canción es mi ex novia Sonja Immonnen, a quien conocí en Helsinki. Hicimos una canción en 2010, y yo probé con varios cantantes esa canción, pero la voz de ella fue la que más quedaba”, concluye.
Arranca el tren a una velocidad moderada, nos sentamos, miramos a través de la ventana y ante nosotros un maravilloso paisaje... nada de eso sucede, en realidad tenemos los ojos cerrados con unos audífonos conectados a nuestro celular que reproduce ese ensoñador tema llamado “Double Talk”... en la cabina, el conductor nos manda un saludo... es Jaakko Eino Kalevi.