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Este año, el violento dúo mexicano de aggrotech, Hocico, está cumpliendo 25 años de destrucción y teniendo en puerta una poderosa presentación en El Plaza Condesa, nos acercamos para sacarles un par de anécdotas. A pesar del riesgo a ser mordidos, agarramos confianza para hablar de su evolución, sus conciertos y la charanga.
Después de tantos años de agresión, no sienten que haya pasado tanto tiempo. “Nos resistimos a morir y no somos punks, pero Hocico sigue dando de qué ladrar”, escupe Racso. Porque después del dinero, lo que los mantiene hirviendo son las giras, la creación de nueva música y la energía de sus fans.
Al principio tocaban con herramientas muy austeras, pero el equipo que gobierna a Hocico ha cambiado mucho. “Ahora usamos softwares para programar”, dice Erk y Racso presume de tener seis computadoras tan solo en su estudio. “Y no es cibercafé, pero ahí guardamos la historia de Hocico y producimos música nueva”.
Erk tenia 18 años y Racso 15 cuando empezaron en la música, su familia no creía que fuera algo serio, ni siquiera al verlos a ensayar furiosamente en la sala de su casa o acondicionar sus cuartos con bocinas y equipo para crear música. “Mientras hubiera un enchufe ahí podíamos ensayar”, nos cuenta Erk.
Aún a la fecha es complicado encontrar un buen lugar para armar una tocada, pero al inicio de Hocico era mucho más difícil porque lugares famosos de la época como El Antro o el Bulldog no les daban la oportunidad. “Pues llegamos a tocar en la casa de mi mamá en Naucalpan, era difícil que le abrieran la puerta a nuestra propuesta”, recuerda Erk.
“Uno de nuestros primeros eventos fue en un jardín llamado Las Hormigas, también tocamos en el Foro John Lennon ahí por la Narvarte, en El Cactus en Insurgentes, en el News del Toreo, pero nunca pudimos tocar el Tutti Frutti o el Bar 9 que eran lugares grandotes”, hace memoria Racso.
Con el tiempo Hocico decidió que su camino estaba del otro lado del charco y ahora pueden hacer alarde de los grandes escenarios que han logrado alcanzar como el M’era Luna en Alemania, el Palacio de los Deportes, el Kubana Fest en Rusia o el Vive Latino. Son algunos que lograron recordar.
Entrados en confianza, logramos hablar de la música pop y la charanga. “No charanga no, ni el mariachi”, contestan al unísono. Porque para ellos la música popular mexicana es parte del sistema establecido o para los viejitos, por eso decidieron ir en contra de todo eso y hacer música que por sí sola combinara con la oscuridad.
Para finalizar y mandar al averno la entrevista, nos cuentan algunas cosas muy interesantes. “El concierto de El Plaza Condesa es el trampolín para traer, en uno o dos años, nuestro show completo con músicos en vivo y escenografía digna de Hocico. Algo que el público mexicano nunca ha presenciado”, así incita Racso a que bailemos a 200 bpm este 23 de junio.