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La interculturalidad surge como resultado de los distintos movimientos humanos a lo largo de la historia, abriéndose paso entre la confrontación de tradiciones y desembocando en los mares de identidad compartida que nos han moldeado; somos en la medida de nuestro contexto.
Aún con la limitante geográfica, apareciendo continuamente frente a nosotros, existen proyectos que logran conectar con una parte tan vital como lejana a su cotidianeidad, resignificando la herencia de un linaje pluricultural e hilándole nuevamente con los sonidos de su ahora. Tal es el caso de Estevan y Alejandro Gutiérrez, con quienes tuvimos la oportunidad de platicar sobre las virtudes de una ascendencia dividida traída a lo musical, el mensaje detrás de lo armónico y la actualidad del dueto acústico, logrando condensar la herencia ecuatoriana materna partiendo del panorama de sonidos europeos.
Tras cuatro álbumes de estudio y una carrera elevada a culto entre lo decididamente instrumental, el dueto ha sabido recorrer su propia corriente estilística. Mezclando multitud de referencias latinas con la sónica internacional, pero manteniendo las cuerdas de guitarra y lapstick en el ojo de lo auditivo.
Crecimos escuchando música de los 60, 70, boleros por parte de nuestra madre, soul, salsa y música mucho más occidental. Si tuviéramos que nombrarlo sería algo como instrumental western sound, al final es una mezcla de muchos países e influencias”, compartió Estevan.
La mención del género western por parte de los integrantes cobra aún más sentido al revisitar las imágenes evocadas en su discografía, siendo la calidez y mística desértica planos centrales a lo largo de su último material. Hijos Del Sol, publicado de manera independiente a finales de 2020, retrata la experiencia de ambos hermanos tras su recorrido desde las cordilleras de San Luis Potosí hasta Sonora, pasando por los anaranjados cielos de Arizona.
El sonido nos transporta y es mutuo, volvemos a casa, al desierto. Creo que la mayor parte de lo que hacemos nace de esta naturalidad en el proceso; las cosas que hemos vivido juntos, como hermanos, filtrándose a través de la música”, apuntaba Alejandro.
Esta historia personal compartida parece ubicarse al core del proyecto desde sus inicios, no solo como accidente de lo humano, sino como leit motiv para el despliegue musical que eventualmente tomaría forma bajo el nombre de Hermanos Rodríguez.
“Nosotros nacimos y crecimos en Suiza, pero visitábamos constantemente a la familia en Ecuador, viviendo la vida latina. Recuerdo cuando nuestro abuelo nos mostró por primera vez 'Nuestro Juramento' de Julio Jaramillo, fue algo muy especial. En Suiza no tenemos esa clase de música, un hombre cantando sobre la mujer que ama, el dolor, el sentir. Él lloraba al escucharla. Siempre hemos apuntado a eso; música que llegue al alma”.
El evidenciar de la influencia latina más allá de lo sonoro se acompaña por el desenvolvimiento de la dupla dentro de lo profesional, dirigiéndose bajo una perspectiva de rigurosidad y disciplina canónicamente europea. Este balance entre fraternidad y visión parece ser la clave del éxito alcanzado por el dúo, sin olvidar, en palabras de Estevan, lo que verdaderamente los impulsa, “La música nos conecta al expresarnos. Eso es lo más bonito, poder tocar y llevar este proyecto con mi hermano”.
Esta claridad de intención se presiente decisiva en proyectos como el de los Gutiérrez, recargando el peso del mensaje en lo instrumental y abriendo la interpretación de cada corte a la intimidad del escucha. Aún con ello, la noción de propósito sensible no se esfuma.
Nos gustaría que las personas se olvidasen del momento, del espacio, que se concentraran en sentir hacia dónde las lleva el sonido. Deambular entre pasado y presente, sentirse felices por la tristeza del instante, recordar a sus seres queridos, provocar ese movimiento emocional. Que lo disfruten”, comentaba Alejandro.
Nuestra entrevista con Hermanos Gutiérrez llegaría a su fin con la promesa de nuevo material a finales de octubre de este año, augurando un viaje de texturas sonoras del que podremos disfrutar el próximo 14 de mayo en Tequila, Jalisco, como parte de su presentación en el festival Akamba.
México es como una tercera patria para nosotros, estamos muy emocionados de tocar en un lugar donde no lo hemos hecho antes ¡Nos vemos en Akamba!”.